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Jordanal y Río Indio

Camino a JordanalEste fin de semana fuimos a caminar por detrás de El Valle. Salimos sin un plan determinado pero con una idea de la ruta a recorrer, estábamos caminando al garete. Parte de la razón por la que teníamos este plan inusual es porque quería que me hijo Irving, de seis años, nos acompañara, y tener la flexibilidad de cambiar nuestro destino con facilidad. Al final Irving no nos acompañó, pero por suerte el itinerario era flexible. Primero Dorita, una de nuestros dobermans, se cansó, y después a Alex le salieron ampollas.

El viaje estuvo excelente a pesar de los inconvenientes. Creo que haré más planes de este tipo en el futuro. Lo bueno es que el área atrás de El Valle se presta para este tipo de itinerarios. Hay tantos caminos que salen de El Valle que uno se puede pasar caminando todo un verano y no repetir ni una sola ruta. En este viaje no bañamos en tres río distintos: el Río Las Minas, el Río Indio, y la Quebrada Jordanal.

Para la hora de almuerzo en nuestra caminata ya Dorita había llegado al punto de agotamiento en que no estaba dispuesta, o no podía, dar un paso más. La verdad es que yo había planeado traer a Fulo, un macho de 98 libras, hijo de Dorita, que sabía que no me iba a dar problemas. Pero al último minuto mi esposa me dijo que también me llevara a Dorita, que está hecha una chancha, para que se ejercitara un poco. Como estaba enredado con la partida del grupo no le di mucha cabeza a las implicaciones y acepté traerme a Dorita.

Todo el resto del día nos pasamos esperando a que Dorita pudiera caminar después de sus largos descansos. Al final del día, cuando ya veía los techos de Jordanal, la dejé en la montaña para que saliera a su propio paso. Finalmente llegó a nuestro campamento como una hora después que el grupo. Estábamos quedándonos en la escuela de Jordanal. Dorita llegó, se hecho donde pudo, y no se movió más hasta el día siguiente.

El domingo, a la hora de irnos, Dorita hizo su esfuerzo y se paró para seguirnos. Media hora más tarde ya estaba fuera de combate. Me tocó decirle al grupo que siguiera adelante hacia El Valle mientras yo acompañaba a Dorita en su largo camino a casa. Como el camino de Jordanal hacia El Valle es todo subida, tuve que cargar a Dorita en múltiples ocasiones, cuando las lomas eran muy empinadas. Finalmente llegó el momento en que Dorita ni siquiera podía mantenerse en pié. Ya para ese momento era muy difícil subirla a mis hombros (pesa 75 libras, la gorda esa). Dejé a Dorita en una casa al lado del camino y salí caminando para buscar como llevarme a Dorita para la casa.

Por suerte mi cuñado logró conseguir señal y llamar a mi esposa. Ella bajó con el carro a Río Indio Nacimiento, donde nos encontramos. También había un tractor cortando el camino que se había dañado todo con las lluvias de octubre del año pasado. Por suerte, cuando regresamos caminando desde donde llegaba el carro hasta donde estaba Dorita, el tractor estaba a punto de regresar y se ofreció a llevarnos la perra. La pobre Dorita, que llegó al punto extremo del agotamiento tratando de regresar a El Valle, todavía está convaleciente de su expedición, tres días más tarde.

Por Irving Bennett

Siempre listo.

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