Perdido, Nunca

Un tema que siempre sale en las caminatas es el de perderse. Mucha gente que ha caminado conmigo se recuerda de haberse perdido junto a mi. Lo raro es que yo no recuerdo haber estado perdido jamás. El detalle está en lo que cada uno puede considerar como perdido. Para mi perdido es cuando tienes que llamar a los rescatistas para que te vengan a sacar (o alguien los mande a llamar por que no apareces), después que te encuentren. Yo he estado en lugares que estaban fuera de mi ruta intencionada y he tenido que corregir el rumbo para llegar a donde quería, pero nunca perdido al punto que me hayan tenido que rescatar.

Hace unos años un grupo se perdió en el Camino de Cruces y pasaron la noche en el bosque. Como tenían un celular, y señal, llamaron a alguien para que los fueran a rescatar. Ellos sí estaban perdidos, perdidos en un pequeño bosque rodeado de civilización. Yo no entiendo como alguien podría perderse en un espacio tan pequeño, y con un sendero tan bien marcado. Tiene que ver con que no iban preparados, no tenían experiencia en orientación, y no tenían un mapa mental del terreno que los rodeaba. Yo no me hubiese metido en ese sendero sin un mapa y una brújula.

Por muchos años me metí a caminar a campo traviesa por el bosque tropical húmedo («la selva») navegando a punta de brújula. El GPS no existía, y, luego, aún con GPS, tampoco servía. Ahora hay unos GPS como el Garmin 60csx que prácticamente no pierde la señal nunca. Los GPS viejos no tenían antenas suficientemente sensitivas para captar la señal de los satélites a través del docel del bosque. Aún, algunos modelos modernos todavía no tienen antenas que sirvan bajo la cubierta espesa de los arbóles. Bueno, el punto es que me atrae caminar buscando mi propio sendero usando como referencia un mapa y teniendo un objetivo en mente. La brújula es él instrumento predilecto para este menester. La brújula siempre debe tenerse como respaldo para un gps ya que a la brújula no se le acaban las baterías.

He salido tarde en muchas travesías cuando el terreno se ha tornado más difícil de lo que estimé. O cuando me ha resultado imposible seguir la ruta que me propuse. Pero siempre, siempre, logré salir por mis propios medios del lío en el que solito me había metido. Supongo que por tener una tremenda confianza en poder resolver los problemas que se me presenten, nunca pensé que estaba perdido. Solamente sabía que no estaba donde pensaba que quería estar. Pero a veces resultaba que encontraba lugares que estaban mejores de lo que esperaba encontrar.

Entre las personas que me han acompañado en estas travesías han habido varios a quienes le ha causado mucho estrés el saber que estábamos fuera de la ruta intencionada. Al no tener un mapa en sus manos, y desconocer como usarlo si lo tuviesen, se sentían perdidos al punto que hubiesen llamado a Spock si contaran con un teleportador. Para mi esa era parte de la diversión – tener un problema que resolver, orientarme y seguir un azimut. En varios viajes he seguido un azimut por varios días a través de terreno hostil, subiendo y bajando lomas, atravesando quebradas y barrancos. Pero al final siempre encontré la satisfacción de llegar a donde quería, no estaba perdido.

Por Irving Bennett

Siempre listo.

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