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Cloudsplitter 100 millas – Crónica

Cloudsplitter 100 posiblemente ha sido mi mejor desempeño en 100 millas. Tenía altas expectativas porque me había preparado como nunca antes. Todos mis signos vitales estaban marcando buenos valores. Quería probar cuanto podía dar en mi primera carrera de 161 kilómetros a los 60 años y mi última carrera larga había sido hace dos años.

El día de la carrera empezo frío y lluvioso. Ya el pronóstico lo había advertido y estaba preparado. Elegí una camiseta liviana de lana, una camisa de lana y un pantalón corto de caminata con un calzóncillo deportivo separado. Esta combinación ya la había probado en el Ultra Tour Monte Rosa. La lana tiene la característica de mantenerte caliente aún cuando se moja y no absorbe mucho líquido. El pantalón también era de un material que repele el agua. Por último, elegí mis medias largas de lana Injinji y unas zapatillas Hoka Speedgoat 4 de paquete. ¡Todas las casillas marcadas con el vestuario!

Esperando la partida me preocupé por la cantidad de lluvia que caía y el viento que soplaba. Mi chaqueta impermeable la había puesto en la bolsa que iba para Highknob, el punto más elevado de la carrera. Por suerte las bolsas no se las habían llevado así que decidí recogerla y amarrarla alrededor de mi cintura como medida preventiva contra el frío y el agua. Ahora sí estaba preparado contra todo con la posibilidad de llegar a tres capas térmicas.

Partida

Cuando sonó el disparo de partidad, literalmente, partí con un paso cómodo. Fui apretando un poco el paso para estar seguro de entrar al sendero que nos llevaría a Highknob entre corredores más rápidos para no quedar atrapado entre trepadores lentos. Es duro recuperar el tiempo perdido si sucede eso. Curiosamente, aunque iba cómodo, mis palpitaciones estaban más elevadas de lo que esperaba.

El sendero que trepábamos estaba espectacular con las hojas de otoño cubriendo el piso y los árboles vestidos con sus mejores colores. La inclinación del sendero era gentil y estaba podiendo promediar 6kms/hora, un ritmo decente para la trepada (10 minutos por kilómetro). ¡Mis pulsaciones estaban casi al máximo! ¿Qué me estaba pasando? Me sentía cómodo, no estaba respirando fuerte, no entendía la razón de esto pero decidí que era una carrera y el esfuerzo no me iba a matar. Curiosamente, estaba pasando gente. Termine los 12.6kms de trepada en menos de dos horas.

Dejé mi chaqueta en Highknob, donde debió estar siempre. Me tomé un Ensure de mi bolsa, rellené mi botella de Heed (la bebida isotónica que estaban repartiendo) y continué mi corrida. Hice una transición bastante rápida. Cuando salí hacia Edith Gap Aid Station, a 12.6kms, seguía a 6kms/hora de promedio y ahora tocaba bajada. Aceleré como a 8kms/hora.

Mis pulsaciones no bajaban. Debieron haber bajado bastante cuando paré en la estación. Bueno, era lo que era y listo. Iba a dejar todo en el camino. Seguía pasando gente. Bajar rápido no requiere de mucho esfuerzo, solo algo de habilidad y temeridad. El camino estaba suave, cubierto de hojas, y en buen estado.  El bosque realmente estaba precioso. Cuando he corrido en Massanutten el follaje ha estado todo verde por ser primavera. Ahora estaba variegado, lleno de colores y tonos.

Después de bajar un rato el sendero se torna menos inclinado y quedamos paralelos a la quebrada Mountain Fork. Esta quebrada nos acompañaría hasta Edith siguiendo el sendero de Chief Benge. Había ocasiones en las que el sendero cruzaba la quebrada y la gente bajaba el ritmo. Al rato quedé en un grupo largo que iba liderizado por una jóven que trepaba rápido. La reconocí porque tenía una piernas gruesas y fuertes que no parecían de corredora (pero evidentemente corría bien).  Esta muchacha bajaba el ritmo bastante cuando encontraba terreno técnico y yo estaba de último en esa fila. ¡Esto no era bueno!

Hice un esfuerzo y me fui pasando a todos en la fila hasta que los dejé atrás.  Otros hicieron lo mismo y yo quedé delante de una nueva fila. Ahora yo controlaba mi ritmo y los que querían pasar podían hacerlo cuando quisieran. En menos de dos horas llegamos a Edit Gap. El olor a tocino me cautivó. Llené mi botella de Heed, tomé un burrito de huevo, varias tiras de tocino y dos galletas de chispas de chocolate y seguí mi camino. En esta estación tenía un cuerno que se podía escuchar a un kilómetro de distancia y lo suenan cada vez que llega algún corredor a este punto.

El recorrido a Bark sigue la quebrada Little Stony y la va cruzando varias veces. Me sorprendía lo fácil que me estaba resultando esta carrera, esperaba que iba a ser más difícil. Creo que las piedras de Massanutten ya habían coloreado mis expectativas sobre el sendero. Lo encontré en buen estado y bastante plano. Seguía pasando corredores poco a poco con mi ritmo de 6 kilómetros por hora. Yo lograba atravesar las dificultades ocasionales en menos tiempo que los demás. También había entrenado mucho vertical, 10,000m+ mensuales en los últimos meses y por eso podía correr las leves pendientes del recorrido.

Perfil de elevación de Cloudsplitter 100m

Pasé a través de la estación de apoyo de Bark bastante rápido. Esta era la tercera estación en mi recorrido, y la segunda con bolsa de apoyo. Aquí paré a tomarme un Ensure para asegurarme de tener calorías adentro para mantener mi ritmo de carrera. De aquí iba a la estación de Little Stony, una pequeña estación que estaba al final de esta sección de carrera y que tocaríamos una sola vez. De aquí a Stony era una leve bajada y luego de regreso a Bark.

El recorrido a Little Stony me gustó mucho. Era un sendero bastante angosto a través de árboles y arbustos frondosos. De este lado de la montaña, íbamos hacia el punto más bajo de esta etapa. Llegué a Little Stony más de dos horas antes de lo que esperaba en mi estimación de terminar en 34 horas la carrera. La verdad es que todo me estaba saliendo mucho mejor de lo que esperaba. Tomé un par de galletas de chispas de chocolate, un gel, un medio emparedado y arranqué de regreso a Bark. En algún momento me crucé con Luis Carlos, justo en cruce de agua. LC venía muy bien y se veía tranquilo con su carrera.

La pendiente de regreso a Bark era leve. Lo que podía correr con facilidad ahora tomaba un poco de esfuerzo, pero seguía corriendo mientras ascendía de regreso a Highknob, la parte más alta de todo el recorrido. regresé a Bark a las 3:13pm, mucho antes que las 5:44pm que había estimado. Había dejado mi lampara de cabeza aquí porque la noche me iba a caer encima antes de llegar a mi próxima bolsa de apoyo en Highknob. Tenía la opción de irme sin lámpara, usar mi linterna de mano y recoger otra linterna de cabeza arriba. De allá tenía que regresar hasta acá una vez más. Salí con la linterna en la cabeza de todos modos, a pesar que era pleno día.

Ahora ya estaba trepando un poco más, pero seguía corriendo y ahora estaba manteniendo mi posición en el grupo de corredores que ya estaba más explayado. Pasé por la estación de Edith Gap a las 4:28pm, casi tres horas antes que las 7:10pm que había estimado. Aquí había tocino, emparedados de queso derretido, y más galletas. También tenían electrolitos de Hammer. Me tomé un par por si acaso, y unas Tylenol para no dejar de aprovechar que podía tragar pastillas sin problema. Me fui caminando con mi comida de una vez.

Regresé a Highknob con luz de día. Había cargado mi linterna por gusto y estaba tres horas por delante de mi estimado. Hacía un frío endemoniado arriba de la montaña y ya la noche iba a caer pronto. Me puse más ropa, guantes y una gorra para el frío en lugar de la que tenía, que era de El Valle Fun Run. Me tomé otro Ensure, recogí más comida y salí de regreso a Bark: a bajar esta loma por última vez. Ya me quedaban menos de 100 kilómetros por correr y todo había salido de maravilla hasta ahora.

Al poco rato de estar corriendo me dio calor y paré a quitarme los guantes y el gorro. Me había puesto un capa de lana gruesa con cremallera debajo de la camisa que tenía. Ahora tenía tres capas: una camiseta delgada de lana, un manga larga de lana, y una camisa de lana de manga corta. En lo que hacía esto me pasó una mujer a buen ritmo y decidí corretearla. Al rato la alcancé, y luego me la pasé. Ella apretó su paso también y se me pegó detrás. Le ofrecí dejarla pasar y me dijo que debía recordar que yo me la había pasado a ella y ella estaba contenta de estar ahí. ¡Perfecto, acordamos que la miseria adora compañía!

Como ya era de noche, a ambos nos convenía correr juntos para mantenernos entretenidos. Lee Conner, así se llama, acababa de correr No Business 100 millas hacía dos semanas, era dentista, hablaba español machacado, y era excelente corredora con mucha experiencia (6 veces más ultras terminadas que yo). Corrimos juntos hasta Edith Gap y llegamos a las 9:13pm, tres horas antes que mi estimado para 34 horas. Tomamos café, un derretido de queso, llenamos botellas y seguimos nuestro camino. Estábamos haciendo buena compañía, la conversa era entretenida y el tiempo estaba pasando rápido.

En Bark, donde ya nos tocaba dar la vuelta para iniciar nuestro ascenso #3 de regreso a Highknob, Lee decidió cambiar calcetines y limpiarse los pies. Yo aproveché para tomarme otro Ensure, una sopa de pollo, y más café. También cambié los guantes que traía en el pantalón por otros más delgados que tampoco usaría en toda la carrera. Mas bien estaba teniendo algo de calor cuando corría. Parado me daba frío, pero las tres capas me calentaban y me hacían sudar. Me subía las mangas de la chaqueta de lana y con eso refrescaba suficiente cuando corría.

En la subida a Highknob, pasando por Edith Gap, pasamos mucha gente. A veces iba yo delante, otras veces Lee liderizaba nuestro dúo, y entre los dos marcamos un ritmo cómodo y eficiente que estaba llevándonos a pasar a los corredores que caminaban loma arriba. Nosotros también caminábamos ocasionalmente, pero corrimos bastante. Cuando llegamos por tercera vez a Highknob, a las 2:45am, seguía con las tres horas de ventaja sobre mi estimado de 34 horas para esta carrera. Hacía frío en esta estación y la dejamos atrás rápido. Ahora bajábamos hacia Devil’s Loop Gate. Hacía un viento gélido de este lado de la montaña.

Cuando llegamos a la estación, de la nada apareció el líder de carrera. ¡Era una mujer! Mika Thewes terminaría ganado esta carrera como con 20 minutos de ventaja sobre el primer hombre. Ya estaba a menos de 21 kilómetros de terminar. En nuestra corrida a Devil’s Fork Loop no encontramos a nadie correteando a la líder con posibilidades de alcanzarla. El circuito que venía ahora lo teníamos que hacer dos veces y era la parte más técnica de todo el recorrido de carrera. En esta sección nos fueron alcanzando varios corredores. Eventualmente nos dejaron atrás la mayoría.

Lee se estaba apagando por el sueño y bajamos mucho nuestro ritmo. Curiosamente, yo estaba muy despierto en esta madrugada. Tal vez era por estar cuidando a Lee que hasta soñaba despierta. Ocasionalmente se quedaba parada cuando había pequeñas ramas en su camino, como confundida con el obstáculo. Así fuimos avanzando a través de este tramo que tenía muchos cruces de río, era algo rocoso, y con pendientes más inclinadas que todo lo que habíamos corrido hasta ahora. En un momento dado, después de un cruce de río, hasta dimos marcha atrás sin querer y fue Lee la que se dio cuenta del error que habíamos cometido.

Eventualmente lograríamos llegar a Devil’s Fork Loop parking lot cuando rayaba el sol cerca de las 8am. Había perdido algo de la ventaja contra mi estimado y ahora estaba como dos horas por delante de mi estimado. Cero estrés, había salido el sol y ya estábamos en buena forma nuevamente. Lee se cambió de zapatillas, yo me tomé otro Ensure, más comida sólida, y rellené mis botellas. Vimos a Shalini partir a su segunda vuelta de este recorrido. Ella estaba en tercer lugar de las mujeres en este momento, Lee iba de cuarta.

En la subida nos alcanzamos a Shalini, pero yo no tenía energía para pasármela (y tampoco estaba tratando). Cuando terminamos de trepar y arrancamos con la bajada de regreso a la estación que habíamos dejado atrás, nos pasamos a Shalini y su acompañante de carrera (pacer). En esta segunda vuelta, ya de día, íbamos muy bien y llevando buen ritmo. Lo que había sido duro de noche ahora resultaba fácil. Esta segunda vuelta la haríamos en 2:48. Hicimos una hora menos en la segunda vuelta comparada con la primera que fue de noche. Cuando regresamos a la estación estaba nuevamente tres horas por delante de mi estimado. ¡Todo marchaba de maravilla!

Lee volvió a cambiarse sus zapatillas. Yo seguí comiendo lo que encontrará. Partimos rumbo a la meta justo cuando Shalini terminaba su segunda vuelta del Devil’s Fork Loop. Lee ahora iba de tercera entre las mujeres. Seguro que Shalini haría un esfuerzo por alcanzarla de vuelta. Lee estaba trepando muy bien, pero a mí ya me estaba costando subir. El esfuerzo que había hecho me estaba limando. La espalda comenzó a molestarme por la leve inclinación del torso que es necesaria para trepar eficientemente. Los músculos de mi espalda se estaban fatigando. «Houston, we have a problem!»

Cuando regresamos a Devil’s Fork Loop Gate eran las 11am del segundo día, tres horas exactas por delante de mi estimado. Ya podía caminar de regreso al final y haría buen tiempo, cerca de 31 horas. Lo que me quedaba de trepada era poco, de donde estaba de regreso a Highknob eran como 8 kilómetros y luego 12.5 más bajando a la meta. Eventualmente le dije a Lee que me dejara atrás porque yo ya estaba impedido para moverme a un ritmo decente. Ella pretendía acompañarme a la meta pero cuando le recordé que Shalini venía atrás accedió a dejarme. Yo igual iba a llegar, lento pero seguro, sin prisa pero sin pausa.

Cuando me quedé atrás ya estaba muy cansado y caminar me hacía jadear. Recogí un bastón de orillas del camino y con eso podía ayudar a mi espalda a no doblarse tanto. En las pocas bajadas que encontraba deja el bastón atrás y luego tomaba otro en la próxima subida. Llegué a Highknob a las 12:35pm. Ya, al paso que llevaba, iba al mismo ritmo que había calculado para toda la carrera. Solo faltaban 12.5 kilómetros y terminaba.

La bajada me pareció interminable. Aún bajando me parecía que iba subiendo. Pero seguía moviéndome, eso era todo lo que necesitaba hacer para terminar. Se me acabó el agua como a la hora de haber dejado Highknob, tenía sed. Sabía que llegaría antes que la sed se tornara un problema mayor. Ya esta carrera era mía. Realmente había dado todo lo que tenía. Para la próxima carrera me hice una nota mental para entrenar mi espalda más de lo que lo hice para esta (nada).

Crucé la meta en 31:34, mi cálculo optimista era hacerlo en 34:13. Llegué dos horas y 39 minutos antes. Mi entrenamiento había funcionado muy bien. Había corrido con Luis Carlos dos Parques Metropolitanos de madrugada todas las semanas por los últimos cuatro meses. También había corrido con Iñaki y Mónica otros dos Parque Metropolitanos semanales. Y los fines de semana hacia uno o dos fondos largos en Cerro Azul y Pacora con los grupos que estaban corriendo regularmente esas rutas, o hacía fondos en El Valle con mi hermano y su familia.

Parciales
6:27, 7:50, 8:26 y 8:52 fueron los parciales de cada cuarto de carrera
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Cloudsplitter 100 millas

En una semana exacta estaré recogiendo mi paquete de carrera para Cloudsplitter 100m en Norton, Virginia. Si termino la carrera obtendré mi hebilla #12 y empato a Jose Orillac que llegó ya a esa cantidad. Voy a estar corriendo con Luis Carlos Stoute que también va por la misma distancia. Ya este año Jose y Luis Carlos completaron su carrera de 100 millas, y Luis va por su segunda. Yo no he podido correr esa distancia desde el 2019 por el tema del momento, COVID, por el cual me han cancelado las carreras que tenía alineadas.

Esta carrera será mi primera carrera de 160 kilómetros en mi sexta década. Esto me preocupa un poco, pero nada fuera de lo normal. Voy a llegar muy bien entrenado para este evento. Tal vez esté mejor entrenado que para cualquier otra de las carreras anteriores.

Entrenamiento 2021

He venido progresivamente incrementando mis horas de entrenamiento hasta llegar a 50 horas en septiembre de este año. Además de las horas, logré acumular mas de 10,000 metros de desnivel en los últimas meses de entrenamiento. La mayoría de mi entrenamiento lo he hecho a una velocidad muy conservadora pero ya este mes aumenté mi ritmo promedio y he podido correr rápido con mucha comodidad. Ahora que estoy bajando la carga de mi entrenamiento he hecho unos esfuerzos para probar como estoy relativo a esfuerzos anteriores y he logrado superar algunas marcas.

3er Lugar en Back Door Man

Mejoré haciendo 67 segundos menos subiendo la loma del Parque Metropolitano. Cuando estaba en pleno entrenamiento generalmente estaba muy cansado para poder hacer un buen esfuerzo, y tampoco valía la pena hacerlo. Ahora que he bajado la carga, y que ya estoy acostumbrado al entrenamiento regular, puedo hacer el esfuerzo sin preocupación de lastimarme. Hace varias semanas atrás hice unos intervalos a velocidad y me lastimé. Me tomó buen rato recuperarme y he dejado todo trabajo de velocidad fuera de mi entrenamiento. Cuando regrese de Cloudsplitter voy a retomar el tema de velocidad para tratar de mejorar mi tiempo en Massanutten.

En Cloudsplitter tenemos 40 horas para terminar. No quiero hacer tanto tiempo en esa carrera porque voy a terminar muy cansado. Seguro que igual de cansado estaré si hago menos, pero mentalmente esas últimas horas son muy difíciles. He hecho 34 horas y sencillo en cuatro Massanutten 100m que he terminado. Está carrera tiene unos mil y tantos metros más que MMT 100, y 5 kilómetros menos. Creo que será muy similar la dificultad en esta carrera y quisiera estar cerca de ese tiempo cuando termine. Ya veremos que pasa en la corrida.

Me enfoqué mucho en trabajar mi corazón porque a principio de año sentía que estaba actuando raro cuando me esforzaba. Hice mucho entrenamiento a bajas pulsaciones y evité hacer esfuerzos que me llevar las pulsaciones al 100% porque me dejaban muy agotado el resto del día y el corazón quedaba con latidos irregulares. El resultado de ese entrenamiento es que ahora tengo mi promedio de pulsaciones en reposo en 45 pulsaciones por minuto y puedo moverme bastante rápido sin que se eleven mucho mis pulsaciones.

101 PPM promedio

Una corrida suave en el Parque Metropolitano no causa mayor estrés a mi corazón en estos momentos. Al final elevé un poco las pulsaciones subiendo la última loma de la corrida. Casi el mismo recorrido pero 7:03 por kilómetro, en lugar de 7:56 por kilómetro, me elevó las pulsaciones a 128 en promedio. Esas pulsaciones siguen estando relativamente bajas. El resultado del entrenamiento es que puedo moverme a buen ritmo sin mucho estrés al corazón. Yo espero que no me agote mucho el esfuerzo de correr Cloudsplitter en un tiempo razonable.

128PPM promedio

Otro logro importante es que con todo el entrenamiento que hicimos me quite 5 kilos de encima y esto seguro también tendrá un impacto considerable en el resultado final de esta carrera. Bajé de 78 kilos a 73 kilos en promedio. El consenso es que cada medio kilo permite un ahorro del 1% en el tiempo de carrera. Eso resultaría en 108 minutos menos en 36 horas estimando conservadoramente un porciento por kilo. Es aún más beneficioso reducir el peso en las zapatillas, pero ya tengo las más livianas con las que puedo soportar correr 160 kilómetros sin mayores molestias.

Resumiendo, voy con 11 carreras de 160km de experiencia, bien entrenado y con menos peso. En contra tengo 60 años encima. Espero que lo primero contrarreste lo segundo. Mi plan es ir sin prisa pero sin pausa hasta cruzar la meta. Ya veremos como nos va a Luis Carlos y a mí en esta corrida.

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Caminatas

San Cristóbal y Río Piedra

Este fin de semana caminamos desde Altos de Pacora hasta San Cristóbal y Río Piedra. Fue una caminata relativamente corta que alargamos a tres días para hacerla aún más fácil. Ya estamos entrados en años y fácil es mejor que difícil. El camino hasta Río Piedra es casi todo bajada, pero desde Altos de Pacora hasta San Cristóbal la bajada es muy empinada con pendientes de hasta 30% de inclinación (hasta 40% según mi gps, pero no creo que esto sea correcto).

Inicio de la cuesta de concreto

Empezamos a caminar el viernes en la tarde para que poder pasar dos noches acampando. Hasta Río Piedra son 9 kilómetros, 6 hasta San Cristóbal. Hacían tiempo no caminábamos y estábamos muy emocionados de poder volver al campo. Mi hijo Irving nos acompañó y fue una de las motivaciones principales para hacer el paseo.

El resto del grupo, nueve otros caminantes, eran compañeros del Hash (corredores) que también gozan mucho de caminar y acampar. Ya tenemos muchos años organizando nuestras pequeñas aventuras. La pasamos muy divertido en el camino hasta San Cristóbal. Los que llegamos primero esperamos junto a una quebrada.

Robert y Sonia
Llegan al San Cristóbal

Cuando llegamos al Río San Cristóbal propiamente, buscamos donde acampar cerca del río. La comunidad queda un poco antes y es accesible con un buen 4×4 pero siempre existe la posibilidad en el invierno que una lluvia fuerte haga imposible la subida de regreso. La primera noche estaba programada de estilo libre: cada quien se comía lo que trajo. Lo principal era estar juntos cerca del río y compartir el ambiente tan hermoso que nos rodeaba. Cada quien se ocupó de colgar su hamaca, o armar su tolda inmediatamente.

Oyendo música y conversando

El sábado temprano pusimos agua a hervir para hacer café, té y avena. Mientras el agua se calentaba cada quien fue recogiendo lo suyo y preparándose para continuar nuestro paseo. Hoy llegaríamos al mismo Río Piedra. No teníamos mucho apuro porque la camina sería bastante corta. Unos amigos también se nos unirían más tarde. En teoría llegarían mientras desayunábamos, en la práctica fue durante el almuerzo. Me encanta cuando podemos pasar más de una noche durmiendo en el monte. No siempre es posible encontrar el tiempo para separarse de la ciudad por tanto tiempo. Como llevamos tanto tiempo encerrados por esta pandemia, varios encontraron como hacer el espacio para poder venir a este paseo.

Irving y Sara recogiendo sus hamacas

Por suerte nos tocó un clima excelente el viernes y sábado. Cualquier lluvia fuerte pudo haber cambiado mucho el viaje. Si el San Cristóbal se crece, no hay forma de llegar a Río Piedra hasta que baje su nivel. La caminata es mucho mejor por el sendero a Río Piedra porque está toda arbolada. Hasta nos tocó gozar de la compañía de un mono araña juvenil mientras hacíamos una para para agruparnos. También vimos una avispa parasitoide depositando sus larvas en un escarabajo azul. Hilde comentó en un momento que no había visto muchas aves, y la verdad es que yo tampoco vi nada especial volando.

Hilde y Janeth

Llegamos justo para el almuerzo al Río Piedra. El agua estaba cristalina, helada y deliciosa. Ibamos a tener toda la tarde para disfrutar del lugar, de una bonita playa y una poza honda de color esmeralda. Casi todos terminamos en el agua de una vez. Rápidamente fue apareciendo jabón y champú, íbamos a estar limpios y olorosos para la comida.

Llegando al Río Piedra

Después de almorzar nos fuimos a buscar el Río Chagres. Al final no llegamos, pero encontramos unos lugares muy hermosos. No llegamos porque nos pusimos a revisar un rancho del otro lado del camino. El Río Piedra ya lo he remado desde donde llegamos hasta el Chagres. Es un río espectacular. Aventuras Panamá comienza su Reto del Chagres desde el Río Piedras, pero cada vez tiene que comenzar la remada más abajo porque se ha estado secando el río (su nivel ha bajado en los últimos 20 años).

Río Piedra con poca agua

Cuando regresamos habían llegado Popo, Jorge y Jerry que salieron en la mañana del sábado de Altos de Pacora. Ahora éramos 14 en el grupo. Aportaron viandas y bebestibles al grupo que ya habíamos agotado en la primera velada. También trajeron más estufas para ayudar a cocinar la cena. Hacer una cena para 14 personas con una sola estufa es complicado. Popo, Jorge e Irving se encargaron de hacer la salsa para la pasta con salmón, crema y parmesano y yo me encargué de la pasta.

Preparando la cena

En la tarde llovió y varias hamacas que llevaban mucho tiempo guardadas se mojaron por haber perdido su impermeabilidad. Muchos llevaban varios años sin acampar por esta pandemia, y porque no habíamos hecho una caminata tan fácil en mucho tiempo. Al final todos dormimos bien. Cuando pasó la lluvia cada quien arregló su hamaca, y con la barriga llena y el corazón contento encontraron su sueño sin problema.

Hilde, Sara, Janeth, Sonia, Arge, Pati y Carlota
Hamacas cerca del río

Al día siguiente repetimos nuestra rutina típica de desayuno, recogimos nuestros pertrechos y salimos de regreso hacia los autos. Nos tocaba una buena trepada para regresar a Altos de Pacora. Partimos el regreso en dos tramos, el primero de unos tres kilómetros hasta San Cristóbal. Ahí paramos a almorzar en el río mientras nos bañábamos en el agua helada y cristalina.

Después del almuerzo venía la verdadera trepada: casi 6km y 550 metros de ascenso. Por suerte nos cayó el agua encima en la subida y fue refrescante el camino. Cuando llegamos a los autos teníamos unas pintas esperando y había un grupo de El Valle Run Run que también había corrido por Altos de Pacora hasta Río Piedra. Cambios unas Balboas tibias por las frías que ellos tenían y pusieron a enfriar las nuestras en su hielo. Nos tocó cambiarnos bajo la lluvia. Por suerte había cargado una lona grande que ayudó a la tertulia mientras nos arreglamos para el regreso.

Pati y Robert listos para regresar

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KLR

KLR 650 2011

Este año cumplí 60 años y mi KLR 650 2011 cumplió 10 años, o los va a cumplir. Igualmente, este año su medidor debe llegar a los 60,000 kilómetros. Así es que vamos de la mano en varios sentidos. Esta es mi segunda KLR, la anterior era una generación 1 del 2006.

Saliendo de Boquete de regreso a la ciudad de Panamá

Esta KLR la tengo desde el 2016. Ya voy para cinco años con ella y me ha salido tan buena como la anterior. La verdad es que, como casi todos los dueños de este tipo de moto, me he vuelto un fiel adherente a este vehículo que ha permanecido casi igual desde que salió al mercado en 1987. Ayer anunciaron que salió una tercera generación de la KLR (después que la habían descontinuado en el 2018). En este enlace se puede ver una juxtaposición de los dos modelos.

KLR 650 2022

Mi KLR vino de Canadá rodando y mi plan es rodarla de vuelta alguno de estos años, hasta Alaska. Y luego rodar de regreso y seguir por ahí mismo hasta Patagonia. Para ese propósito he estado aprendiendo diligentemente como mantenerla rodando haciendo todos sus mantenimientos yo mismo. La verdad es que me gusta la mecánica. Esto no es evidente en las entradas que he escrito en esta bitácora que llevo desde hace muchos años, pero es así.

Cadena nueva

Lo primero que hice cuando recibí esta moto fue cambiarle todo el sistema de tracción porque venía destruido. Le cambié su cadena, piñón y estrella trasera en cuanto la recibí. La verdad es que su dueño anterior (Gustavo era el segundo dueño de esta KLR) había abusado de la cadena. Después me tocó cambiar la guarda del basculante porque la cadena se la había comido.

Guarda del basculante

Luego se me comenzó a calentar la moto en la ciudad y me di cuenta que el radiador venía con un leve escape. Cuando me vendieron la moto era evidente que alguno de los dueños anteriores se había dado una buena caída. El radiador quedó tocado en ese evento y a mi me tocó darle solución. Primero llevé a que me repararan el radiador. No quedé muy seguro del trabajo de reparación así es que pedí un radiador de repuesto y lo cambié.

Radiador

Procedí a cambiar el doohickey por uno de Eagle Mike con resorte de torsión. Este es un cambio muy común en esta moto porque el diseño de fábrica no es muy bueno y si si la pieza original falla la cadena del tiempo se desajusta y puede causar daños en el motor. Para esto hay que abrir una de las tapas del motor y reemplazar el tensor de la cadena interna del motor. Por ahí mismo aproveche y cambié la bujía por una de iridium de larga duración.

Doohickey

También revisé el ajuste de las válvulas del motor. Esto hay que hacerlo un par de veces en la vida del motor para verificar la holgura de las mismas. Unas válvulas apretadas son un problema para el motor. Mis válvulas estaban dentro de las especificaciones así es que pasará un buen rato antes que sea necesario volver a revisarlas.

Medición de válvulas

Siguiente en la lista de ajustes fue engrasar la dirección de la moto. Para este trabajo hay que desnudar todo el carenado y desmontar los tubos de suspensión delanteros. En el proceso encontré que el cable del embrague tenía un leve desgaste así que lo cubrí con cinta eléctrica y lo forré con un espiral de plástico para alargar la vida del mismo. En ese momento también cambié el aceite de la suspensión delantera ya que tenía desmontados los tubos y les tocaba el mantenimiento.

Más adelante cambié el resorte de la suspensión trasera por uno más rígido. Aún así sentía que la suspensión trasera estaba floja y decidí hacer una reconstrucción del amortiguador trasero. Efectivamente, la diferencia fue notoria después de este trabajo y quedé con un amortiguador renovado y más firme. Uno de los grandes atractivos de esta moto es que es muy básica y todo se le puede arreglar sin mayores complicaciones.

Amortiguador trasero reconstruido

Después de hacer el trabajo de la suspensión trasera quedé pensando en la suspensión delantera. Había leído de una adaptación al amortiguador que cambiaba por completo su modo de trabajo instalando una válvula que regulaba el flujo del aceite hidráulico. Decidí hacer este trabajo y volví a desmontar los tubos de la suspensión delantera. Hubo que perforar los tubos atenuadores para permitir que el aceite fluyera sin impedimento y dejar que la nueva válvula controlara la suspensión. ¡El trabajo fue un éxito!

Eje del triple

El eje del triple de la KLR fue el objetivo del próximo mantenimiento. Este se traba por oxidación si no se le hace el mantenimiento a tiempo. Me costó mucho trabajo sacar ese eje pero al final logré hacerlo y lo dejé bien engrasado. Ahora espero que la próxima vez que le toque grasa a esta pieza no me de tanta lata.

Tuve que cambiar todo el cableado eléctrico de mi KLR porque lo destruí sin querer. Había decidido que le haría una modificación para fijar el cuadro trasero con un perno. El cuadro trasero de las KLR generación 1 y 2 está sujetado por tornillos. En la generación 3 que acaba de salir decidieron soldar todo el cuadro de la moto. Pero en la mía estos tornillos que sujetan el cuadro pueden fallar en viajes extendidos así que procedí a taladrar el marco central para cambiar de dos tornillos a un solo perno central.

Maso eléctrico

En esa perforación me descuidé y taladre el maso eléctrico de mi moto y la maté, le perforé la médula a la pobre. Por suerte en ebay conseguí un maso eléctrico de segunda por un décimo de lo que me hubiese costado uno nuevo. Al reemplazar el maso eléctrico pude arrancar varios injertos eléctricos que Gustavo, o Quelsey, le habían hecho. Bueno, después de este trabajo puedo confiar que mi sistema eléctrico esta en excelente estado.

Perno del cuadro trasero

Los émbolos maestros del freno delantero y trasero necesitan mantenimiento regular. Hay que reemplazarle los cauchos cada tantos años. Estos trabajos también se los he hecho yo. Además desarmé los tacos de freno y sus pistones para limpiar y engrasarlos. Los frenos de las KLR no son los mejores del mundo. Un poco de mantenimiento los mantiene funcionando para que frenen aunque sea un poco retrasado. Cada vez que el freno delantero, o trasero, comienza a ponerse duro hay que reemplazar el líquido de freno.

Por supuesto que el cambio de aceite regular es otro de esos mantenimientos que hay que aprender. En cualquier viaje largo va a tocar cambio de aceite. Llegar a Alaska toma 11,000 kilómetros. Esa distancia requiere cambio de aceite y filtro de aceite.

Todos los mantenimiento que le hecho a mi KLR han sido con herramientas que tengo en un par de bolsas que llevo en mis viajes en la moto. Ocasionalmente uso otras herramientas, pero casi todo el trabajo lo hago con las herramientas que cargo en la moto para estar seguro de poder hacer el mantenimiento cuando este en ruta durante un viaje. Este trabajo incluye cambiar llantas con las cucharas que llevo en el juego de herramientas. Después de hacer este trabajo un par de veces he decidido pagar por el cambio de llantas (o rogar para que me lo hagan al comprar los cauchos). Pero igual hay que saber hacerlo porque nunca sabes cuando va a tocar hacerlo en la carretera.

Ya puedo identificarme plenamente con Robert Pirsig y el personaje de su libro «Zen and the Art of Motorcycle Maintenance«. Puedo considerarme un adepto al arte del mantenimiento de motocicleta. Soy un apasionado al respecto, realmente. No soy un experto, pero hago lo que puedo y hasta ahora no he causado daños en el trabajo que he hecho. Excepto cuando taladré el maso eléctrico…

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Caminatas

Cerro Bruja 2020

Hace poco regresamos de Cerro Bruja. Hicimos una caminata de tres días por allá arriba que estaba supuesta a ser fácil, pero, como siempre, terminó agotando a todos. Ya hemos subido varias veces y tenemos claro cual es la mejor subida. En esta ocasión estaba alto el nivel de la Quebrada Escandalosa y terminamos fuera de ruta cuando nos fuimos por un camino que nos ayudo a caminar fuera del agua. Cuando volvimos al cauce de la quebrada ya estábamos fuera de ruta y nos tocó improvisar.

Tampoco ayudó que a nuestro navegante se le dañó su gps y yo estaba usando un reloj nuevo (el modelo solamente) que tenía la ruta guardada pero no me ayudó mucho porque no tenía acceso a la vista amplificada de la ruta y me hacía complicado navegar. Terminamos haciendo una ruta a la antigua con mapa y brújula, ayudados por el gps solo para obtener una posición. En nuestra primera trepada a buscar un filo cometimos un error que nos llevó de regreso al río (nos dimos cuenta antes y nos devolvimos).

La Escandalosa

Logramos tomar un buen filo que nos llevo por una ruta nueva hasta encontrarnos con nuestra ruta de intensión como a los 700 metros de altura. Terminamos acampando como a 600 metros de altura el primer día, sin agua (las quebradas estaban lejos del filo). Esa noche cenamos chili con carne porque era lo que menos agua requería. La otra cena era pasta y no teníamos tanta agua. Además, el arroz absorbe el agua y al final termina adentro del cuerpo. Los caminantes eran mi hermano Rogelio, su hijo Rogelio, y nuestro amigo Popo. Todos ya teníamos experiencia con este tipo de caminatas y estábamos listos para lo que viniera.

La verdad es que Cerro Bruja es una caminata especial por el lugar. El Parque Nacional Portobelo es un pequeño parque pero es remoto, está bastante intacto, y lleno de vida silvestre. No logramos ver mucho el primer día, pero escuchamos una gran variedad de aves. Me extrañó no ver huellas de puercos y jaguares en el filo por el que habíamos subido. Generalmente hay bastantes huellas por el otro filo que hemos usado y, tal vez, por esto es que lo usan mucho los cazadores del area.

Los Rogelios, Popo y Rompy

La noche estuvo fresca y el lugar donde acampamos, aunque no tenía una gran vista, tenía buena ventilación. Por suerte no llovió. Estábamos preparados para pasar la noche mojados (no literalmente, pero rodeados de luvia). Roger (mi hermano) había llevado una lona Kelty Tarp 9 que nos daba una cobertura ideal bajo el dosel del bosque. La pasamos muy ameno tomando algo de vino, ron y whisky mientras esperábamos que avanzara la noche. Por experiencia sabíamos que si nos dormíamos temprano íbamos a pasar un buen rato despiertos en la hamaca en la madrugada. Igual nos acostamos relativamente temprano porque ya veníamos trajinados de la trepada del día.

Nuestro segundo día inició sin café porque no teníamos agua para desperdiciar en eso y podían pasar varias horas hasta llegar a una fuente de agua. Pronto llegamos al filo que regularmente hemos usado para subir a Cerro Bruja. Dormimos como docientos metros antes de toparnos con el camino regular. Al poco tiempo pasamos por nuestro mirador 717 donde anteriormente habíamos dormido. Hubiese sido ideal pasar la noche allí nuevamente. Al medio día ya estábamos en el cerro 923, famoso en nuestro pequeño círculo porque es como el triángulo de las Bermudas. Esta vez nos saltamos esa subida y seguimos directo a nuestro objetivo: los 975 metros de Cerro Bruja, y su «chorrito».

Mirador 717

Tomamos la decisión de hacer un ataque frontal al cerro guiados por brújula y desviados por el terreno. Por suerte, en cuanto iniciamos nuestro ataque nos encontramos con cintas de agrimensura que ya habíamos dejado en uno de nuestros recorridos anteriores. Esto siempre es bueno porque sabemos que, al menos, ya hemos pasado por ahí anteriormente. Igual quedamos enmarañados en los enredos de Cerro Bruja. Allá arriba los vientos, y los rayos, tumban árboles a diestra y siniestra y donde cae un árbol crece una maraña como las de los cuentos de La Bella Durmiente. Así es que, como el caballero de la leyenda, nos turnábamos tirando machete para llegar a donde la princesa.

En una de esas en las que estaba Roger cortando, el hombre quedó lívido cuando después de un corte quedo frente a frente con una equis gigantesca (eso dijo él, más nadie la vio). De ahí en adelante El Tigre fue más cauteloso cuando le tocaba abrir camino. Como nota curiosa, Popo, nuestro navegante, había dicho que llegábamos a las dos de la tarde a nuestro destino. No sonaba descabellado cuando lo dijo: era medio día y solamente nos faltaban unos 1,500 metros para llegar. Cuando llegamos a las 2pm tal vez habíamos avanzado unos 500 metros en dos horas. A ese paso nos iba a tomar cuatro horas más llegar a nuestro destino para la segunda noche.

El filo de subida

Metro a metro fuimos acercándonos a nuestro campamento planeado. En mi reloj tenía el punto donde quería dormir y una flecha que me indicaba en que dirección estaba y a que distancia quedaba. Cada paso que daba procuraba que fuese en la dirección correcta. Aún así fue necesario hacer muchos ajustes a nuestro recorrido. Como a las 4pm alcanzamos la cima de Cerro Bruja. Todavía nos faltaban unas 500 metros para nuestro chorro, el lugar donde queríamos dormir y teníamos que bajar unos 200 metros para llegar al agua.

A medida que comenzamos a bajar, creo que por el cansancio, mis compañeros comenzaron a tener pensamientos oscuros que les hacía creer que no íbamos a poder salir de nuestro campamento y regresar al auto en un día. Ya estaban hablando de rutas alternas, se preguntaban cómo podíamos regresar por esta pendiente que bajábamos tan empinada y resbalosa. Para añadir injuria a la penuria, comenzó a llover. Y, para colmo, llegamos al territorio de las «oreja de burro«. Estas plantas son muy venenosas y causan unas alergias horribles. Yo era inmune pero ya tanta exposición a ellas me ha hecho sensitivo y my hermano si es más alérgico a ellas que yo. Bueno, ya no había vuelta atrás.

Típico «camino» de Cerro Bruja

En cuanto llegamos al agua se nos quitaron las ganas de seguir avanzando y, estando a 95 metros del chorro donde nace el Río Diablo, decidimos parar. El lugar no era un campamento ideal pero tenía agua, buena vista, y estaba frío. ¿Cómo no iba a estar frío si estábamos a casi 900 metros de altura? Ahí armamos nuestras hamacas, luego pusimos nuestra lona, y comenzamos a preparar nuestra pasta con salmón, una cena estándar en nuestras caminatas. De ahí pasamos a la buena conversa mientras esperábamos que parara de llover. Popo estaba tan cansando que no tomó mucho, pero los Rogelio estaban más cansados aún porque se acostaron casi que justo después del chocolate caliente con ron.

Antes de dormirnos todos acordaron que ya no era necesario volver por estos lares. Esto fue después de ver el mapa y concluir que la manera más rápida de salir de donde estábamos era por la misma ruta que habíamos usado para llegar ahí. Yo no dije nada al respecto porque ya estoy claro que Shakespeare tenía razón cuando dijo que la perdición del hombre es que olvida. Así es que prefiero no decir cosas tan definitivas como «no vuelvo a cruzar este charco» porque ya me he dado cuenta que en poco tiempo cambian las perspectivas. Antes de las 10pm ya estábamos todos en nuestras hamacas.

Hora del desayuno

El tercer día amaneció agradable y, ya bien descansados, pudimos apreciar mejor lo hermoso del lugar donde estábamos. También ayudaba que no estuviese lloviendo. El bosque de alta montaña es muy peculiar, con helechos gigantes, muchas epifitas que viven de la humedad en el aire, y el suelo todo cubierto syngonyums en este caso. Como estábamos en la parte baja de una silla entre dos lomas muchos árboles aparecían gigantescos porque comenzaban a crecer en las laderas que nos flanqueaban. Después de un buen desayuno, y lo que quedaba de la pasta (en mi caso) quedamos listos para iniciar el retorno a casa. Nos había tomado dos días llegar a donde estábamos y pensábamos regresar en un día. Nada complicado, todo parte del plan.

Mundo de epifitas

Para sorpresa de muchos, en 30 minutos ya estábamos de regreso a la curumba de Cerro Bruja. Habíamos hecho la trepada sin mayor problema y aún nos sentíamos frescos. Al poco tiempo perdimos nuestra propia pica y regresaron las complicaciones. Para no gastar tiempo buscando una aguja en un pajar puse una ruta que nos llevaba directo a la próxima migaja que había marcado en nuestro recorrido al campamento. Al poco tiempo llegamos a nuestro punto y logramos retomar nuestra pica. Este proceso lo repetimos varias veces hasta que pronto estábamos de regreso en nuestro cerro 923 y ya teníamos el filo oficial que nos regresaría a casa «sin perdedero». Y, básicamente, así mismo fue nuestro regreso.

Regresando…

Lo único es que no regresamos a nuestro auto si no hasta las 7pm, ya pasados el toque de queda. Decidimos pasar otra noche para poder transitar dentro del tiempo legar y nos quedamos a dormir en la escuela de Santa Librada. Por suerte los preocupados del grupo habían guardado comida para esta eventualidad, y los poco hambrientos tampoco nos habíamos comido toda la comida que trajimos. Como escribo esto casi dos semanas después de haber regresado, puedo asegurar que ya estamos planeando nuestro próximo viaje a Cerro Bruja para completar los 95 metros que nos faltaron para llegar al gran chorro del nacimiento del Río Diablo.

La Escandalosa al regreso
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Correr General

Listado de mis 100 millas

# Nombre Tiempo FechaLugar
1Javelina Jundred28:46:53Oct 23, 2010Arizona
2Western States 100m29:40:38Jun 25, 2011California
3Massanutten Mountain 100m34:17:19May 17, 2014Virginia
4Fat Dog 120m45:25:34Aug 15, 2014BC, Canadá
5Tahoe Rim Trail 100m32:52:03Jul 18, 2015California
6 Massanutten Mountain 100m 34:37:27May 14, 2016Virginia
7 Javelina Jundred 25:58:29Oct 29, 2016Arizona
8 Massanutten Mountain 100m 34:43:21May 6, 2017Virgina
9 The Bighorn Mountain 100m 32:15:50Jun 15, 2018Wyoming
X Massanutten Mountain 100m 33:56:04May 18, 2019Virginia
Mis 10 Hebillas

Mi querida esposa Lorena me hizo este diseño para que colocara las hebillas que me iba ganando. Ya casi no le queda espacio para colocar más hebillas. Necesito otra tira de cuero para la próxima hebilla que me gane. Tengo planeado ir a Ultra Tour Monte Rosa 170km en septiembre pero las carreras Europeas no dan hebillas.

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Correr

Massanutten Mountain Trail 2019

Este domingo 19 de mayo terminé mi cuarto Massanutten Mountain Trail 100 millas en 32:56:04 en la posición 75 de 190 que empezaron. Esta ha sido mi posición más alta en esta carrera, y mi mejor tiempo, lograda bajo un calor hostil que dejó a la mitad de los participantes sin poder terminar la carrera (solamente terminaron 96 de 190). Curiosamente, con todo y el calor, me fue muy bien a través de toda la carrera sin encontrar mayores inconvenientes.

EstaciónPosiciónTiempo
Edinburg Gap802:41:22
Elizabeth Furnace758:12:07
Habron Gap6714:36:43
Gap Creek8122:02:31
Picnic Area8229:54:43
Finish Line7533:56:04

Casi desde el inicio de la carrera me posicione cerca del puesto en que quedaría al final de la carrera. En la subida hacia Moreland Gap pude correr prácticamente todo el tiempo. Llevaba un paso tranquilo que no me exigía mucho y me permitió avanzar a través del grupo de corredores con el que había quedado. Frecuentemente habían corredores que me pasaban corriendo pero al poco rato caminaban un tanto y me los pasaba nuevamente.

Después de Moreland Gap inicia el trillo a Edinburg Gap, la primera sección de corrida por uno de varios lomos de Massanutten Mountain. Al poco tiempo de entrar en esta sección quedé solo. Estaba esperando que me alcanzara un tren de mujeres que en ocasiones anteriores me ha pasado y más nunca las vuelvo a ver. En esta sección nunca me alcanzaron. De hecho, esta vez solamente me ganaron 9 mujeres. Creo que el calor afectó a muchas que normalmente me han ganado en años anteriores.

Llegué a Edinburg Gap en la posición 80. Hice una parada rápida para comer sandía, huevo con sal, rellenar mis botellas de agua, y salir lo antes posible hacia Woodstock Tower. El perfil hacia WT arranca con una trepada seguida por una buena bajada y luego se mantiene en columpios que van por el costado de la montaña. La estación de WT es la milla 20 (32kms), el primer quinto de la carrera lo terminé en 4:30.

A Powell Fort llegué de 75, exactamente la misma posición en la que terminaría la carrera. Aquí me encontré a Josh Howe con quien anteriormente había corrido MMT y en el 2016 terminamos juntos la carrera. No se veía muy bien, se sentía mal y eventualmente abandonaría la carrera. Desde temprano esta carrera venía haciendo estragos con los corredores. Había arrancado la carrera con una botella de mano y dos en el cinturón que llevaba. Ahora estaba corriendo con una de las botellas del cinturón vacía porque con dos llegaba de estación a estación sin problema.

Mapa de Massanutten Mountain Trail 100 con perfil de elevación

Elizabeth Furnace es el primer tercio de la carrera. Llegué como 20 minutos antes que el año pasado, a las 12:17pm, con un calor bárbaro. Aquí me tomé mi primera cerveza de la carrera. Comí pepinillos encurtido, papas con sal, sandía y me tomé lo más que pude de jugo de pepino mientras me terminaba mi pinta. En estación me encontré con Paul Crickard con quien terminé mi primer Massanutten. Me dijo que desde entonces no había vuelto correr MMT 100 y que ya estaba retirado después de su quinta carrera. Aquí me alcanzó Louie, con quien había conversado la noche anterior en el campamento. Se retiró en esta estación, víctima del calor también.

Estación de Elizabeth Furnace – Milla 33.3

De EF a Shawl Gap (8kms) viene una trepada corta seguida de una bajada. Ya me sentía que estaba bajando el paso. Seguí corriendo por la subida a Shawl, pero ya no podía correr la subida con tanto ánimo. Me impresionó lo seco que estaba el camino. Siempre hay varios arroyos que cruzar en esta sección y era imposible mantener los pies secos. Esta vez pude saltar todas las aguas que había en el recorrido. Por ahora mi carrera marchaba muy bien y estaba bastante intacto y sin dolores.

Seguí mi camino a Veach Gap después de unas sodas en la estación, sandía y más papas con sal. De Shawl a Veach se corre por una calle y el tramo mide 5kms. Todavía estaba pasando corredores en la ruta. Estaba corriendo esta carrera con una sola bolsa de apoyo en Habron Gap. Iba minimalista, no tanto como los corredores de punta que solamente llevan una botella, pero ellos generalmente cuenta con personal que los apoya en las estaciones. Yo solamente llevaba mi correa con dos botellas. Cargaba encima unas pastillas de sal, Jolly Ranchers, y una tira de Bloks.

De Veach a Indian Grave viene una sección que me gusta mucho. Trepas al lomo de Massanutten y se corre por lo alto por horas. El tramo mide 15 kilómetros. Me llevé todas mis botellas llenas. Dos con Tailwind y una con agua. La botella que tenía el agua, una botella suave, comenzó a botar agua por un hueco muy pequeño que no tengo idea cómo llegó ahí. Cuando comencé la trepada me tomé toda el agua de un tiro para cargarla dentro del cuerpo y que no se me derramara. En uno de los andenes largos de la subida me encontré un grupo grande de corredores que venían subiendo lento. A todos los dejé atrás.

Después de una hora corriendo por el lomo de la montaña comencé a sentir mucho sueño y a bajar la marcha. Por suerte había tomado unos geles que ofrecían en la última estación. Era hora de alimentarse para quitarme la modorra que me estaba dando. Seguí hasta encontrar un lugar con buena vista y me senté a consumir un Honey Stinger. Me pasaron tres corredores mientras gozaba de la vista. Dos de ellos eran veteranos que deben haber estado en mi categoría. Tercera venía una mujer que varias veces anteriormente me había pasado.

Rápidamente los carbohidratos del Honey Stinger entraron en mi sangre y resumí mi progreso. Cuando comenzó la bajada a Indian Grave apreté el paso y al poco rato volví a pasarme a los tres que me habían pasado. Estaba corriendo bien las bajadas. Quería hacer el mejor tiempo hasta Habron Gap porque ahí me iba a encontrar con Lorena (mi esposa), Tom y Ricky. Sabía que me iba a tomar mi tiempo en esa estación porque habían venido desde Front Royal a esperarme y apoyarme. En Indian Grave hice una breve parada y seguí de largo para tratar de llegar lo antes posible a Habron.

Llegué a Habron Gap a las 6:36pm, 8 minutos más lento que la última vez que corrí MMT. Lo curioso es que llegué en la posición 67 y la vez anterior llegué en la posición 120. El calor hizo estragos con los corredores. Aquí Lorena me tenía una Heineken helada esperándome y me supo a gloria. También me dio un par de Tylenol que tenía en mi bolsa de apoyo. Me comí un pedazo de pizza de queso, me apliqué más Nut Butter (que no estaba resultando tan bien como el Desitin), y pasé un rato agradable descansando y siendo atendido. A estas alturas ya tenía duda de lograr el tiempo que quería hacer en esta carrera, pero tenía bastante certeza que la iba a terminar.

Salí de Habron Gap hacia Camp Roosevelt casi media hora después que llegué. Me había tomado mi tiempo descansando. Me llevé mi chaqueta impermeable y una camiseta de manga larga por si acaso. Dejé guantes, gorra de lana y un buff caliente. Venía una trepada inmensa, la más grande de la carrera y otra travesía lagar por el lomo de la montaña. Me encontré a Gary Maier (66 años) saliendo de la estación. Ya se había retirado de la carrera por problemas estomacales y el calor.

Venía la trepada más larga de la carrera. Paso a paso fui ascendiendo en la penumbra hasta llegar a la parte más alta. Luego corrí un rato por el lomo para entonces iniciar la bajada a CR. Cuando se comienza a poner plano viene un sendero que no pareciera terminar y, de repente, de la nada, encuentras la estación. Bajando a Camp Roosevelt ya venía tropezando con las piedras y fui bajando la marcha para no volver a caer. Llegué a la estación a las 11:45 con hora y media contra el corte. Me tomé un café y una sopa y seguí mi camino. Aquí estaba Gary Knipling dando apoyo y se quedó un rato conversando conmigo y animándome. Me dijo que ya podía terminar caminando con el tiempo que me quedaba. ¡Esa no era mi intención! Salí rumbo a Gap Creek brevemente.

La trepada que venía era paralela a una quebrada y en años anteriores era muy mojada. En esta ocasión el camino estaba casi seco y, con cuidado, estaba procurando no mojarme los pies. Estaba claro que iba más lento así pero quería tratar de mantenerme mis medias secas porque hasta ahora venía con los pies intactos. Ya me hacían falta más acetaminofén pero mis pastillas se habían quedado en Habron. Tenía la espalda inferior algo adolorida de la caída. Se me habían apretado los músculos y me molestaba. Bueno, no quedaba otras cosa más que persistir.

Llegué a Gap Creek a como a las 2am, justo a tiempo para ver al corredor #3 pasar por la estación rumbo a la meta. Yo todavía tenían un largo recorrido por delante antes de regresar a esta estación. Aquí me tomé un caldo de pollo que estaba buenísimo. En todas las estaciones me habían tratado fantástico. Esa es una cualidad de esta carrera: los voluntarios y las estaciones son estupendas. Poco a poco estaba rayando el coco. Ahora venía la trepada de Jawbone que en años anteriores había que hacer dos veces. Este año habían quitado la segunda trepada y cambiado el recorrido para ir directo a la meta cuando pasara por aquí la segunda vez.

Después de casi una hora trepando el sueño comenzó a envolverme en su tiniebla. Me había despertado a las 2am y ya llevaba 25+ horas despierto. Iba progresando lentamente pero nadie me venía alcanzando. Podía ver unas cuantas luces más abajo en los andenes que subíamos, pero todos íbamos al mismo ritmo. Esta trepada se pone empinada al final pero luego se vuelve una interminable leve pendiente que demora horas. De Gap Creek a Visitor Center hay 15 kilómetros.

Ya en el lomo me alcanzó una pareja: un corredor con su pacer. Rápidamente me estaban dejando atrás. Decidí que tenía que mantenerme con ellos porque, de lo contrario, el sueño podía ponerme en peligro. El esfuerzo por acortar la ventaja que me llevaban logró sacarme del sopor que cargaba encima. La mujer, que iba atrás, me pidió que la adelantara porque mi luz estaba muy brillante y le causaba sombra. Ofrecí bajar la intensidad de mi lámpara pero ahí se quedó hasta que pasara.

Cuando me alcancé al corredor, este me dejó pasar también. Al rato ya no los veía. El acelerón había reactivado mi sistema haciendo buen tiempo. Desgraciadamente, en una sección difícil, tropecé y me caí. Quedé con la mano derecha pelada y la rodilla derecha bien raspada. Cuando me levanté del piso vi que la pareja me estaba alcanzando nuevamente. No perdí tiempo en reanudar mi marcha. Al rato me encontré un corredor durmiendo en el camino. Luego me pasé a otro corredor que creo que había hecho una parada para la número dos, o ya venía con el culo sollado y se había aplicado lubricante (era una de las dos).

Llegué a Visitor Center como a las 6am. Ya venía saliendo el sol y tenía esta carrera dominada. Con el sol saliente viene una renacer de las energías y, sabiendo que ya estaba descontando para el final, volví a tratar de subir la marcha. Traté de comer unos huevos revueltos pero no hubo forma de llevarme la comida a la boca. Pude tomarme un miso y unas tajadas de sandía. Salí contento hacia Bird Knob, una diminuta estación en el espinazo de Massanutten.

Arriba de Bird Knob con Shenandoah al fondo

Cuando llegué a la piedra de Bird Knob hice una parada para tomar una foto del valle del Río Shenandoah que se puede apreciar bien desde ahí. Al fondo podía ver Skyline Drive, una calle que va por todo el filo de Shenandoah National Forest y que también es atravesada por el Appalachian Trail. Seguí mi camino a la estación que todavía estaba como a tres kilómetros más adelante. En esta estación logré tomarme unas tabletas de acetaminofén que me habían dado en VC. Esto pronto me daría movilidad cuando el efecto me quite el dolor en la espalda.

Hacer esta carrera por cuarta vez me permitió correr con mucha confianza en que terminaría la carrera. Al partir de Bird Knob ya me quedaban menos de 30 kilómetros por recorrer. Ya no me estaba preocupando del tiempo que tenía para terminar la carrera porque sabía que tenía que pasar algo muy atroz para que no pudiese llegar a la meta. Caminando podía terminar lo que me faltaba. ¡Yo quería mejorar mi tiempo!

Ya solamente tenía que manejarme con cuidado: no hacerme daño, subir tranquilo, correr controladamente las bajadas, y cuidar mi alimentación. Todo lo que venía estaba claro en mi mente y los analgésicos ya estaban entrando en acción. Bajando hacia Picnic Area me pasó un muchacho y me preguntó sobre los tiempos de corte. Le dije que no se preocupara, ya tenía la carrera terminada. Me dio las gracias y me dejó atrás. Ya varias veces antes me había pasado, pero esta vez estaba seguro que ya no lo vería hasta la meta. La bajada a Picnic Area me ha hecho alucinar anteriormente pero ya venía experimentando leves alucinaciones desde hace rato. Me había levantado tempranísimo el sábado.

Cuando llegué a Picnic Area me recibió el capitán de la estación y me preguntó que cómo estaba. Le dije que estaba muy bien y quería partir de una vez para la meta a acabar esta carrera. Me dijo que tenía que comer algo antes que me dejara partir. Yo le dije que sólidos ya no los pasaba pero que si tenía una cerveza quedaría contento. Efectivamente, me trajo una Founder’s IPA y un vaso con ginger ale para corretear la cerveza. ¡Gocé cada sorbo! En cuanto terminé le informé al capitán que me iba y este revisó que hubiese completado la tarea. ¡Partí rumbo a terminar esta carrera! Ya no iba a parar más.

De Picnic Area a Gap Creek 2 (la segunda visita a la misma estación) hay 15.52kms y una trepada larga de más de 500 metros que parece interminable. Esta trepada me ha llenado de angustia anteriormente pero esta vez estaba contento de estar trepando porque sabía que en cuanto coronara la subida iniciaba mi descenso a la meta final. Me sorprendió que, aún después de tres recorridos anteriores, todavía esta subida es más larga de lo que me esperaba. Al final de la trepada hay que recorrer las piedras de una quebrada que en años anteriores estaba llena de agua. Esta vez estaba mucho más seca. Siempre pienso, cuando llego a esa parte, que haber puesto esta trepada al final de la carrera es una crueldad intencional.

Cuando coroné y comencé la bajada final estaba contento: había hecho una buena carrera hasta ahora. Bajando trataba de moverme rápido pero el camino hasta la calle es rocoso y dificulta correr rápido después de tantas horas en movimiento. Eventualmente llegué a Crisman Hollow Road, la recta final a la meta. Fui acelerando el paso poco a poco hasta llegar cerca de 6:30 minutos por kilómetro (nada del otro mundo pero es un paso decente para cerrar 160 kilómetros). Me pasé la entrada a Gap Creek y tuve que regresar unos metros. Después de pasar a rellenar mi botella regresé a la calle, ahora sí estaba en el último tramo.

En la recta larga podía ver que todos los corredores que tenía por delante estaban caminando. Iba a recortar muchas posiciones si seguía corriendo. Y así mismo fue… mantuve mi paso por los 6 kilómetros que me llevaron a la meta y me pasé a 8 corredores (parecían más por sus pacers) en el camino. Habían cambiando la llegada a la meta y tuve un ligero desvío que me quito otro par de minutos en el sendero que parecía un laberinto. Finalmente apareció la meta y apreté el paso para cerrar con fuerza antes que el reloj marcara las 34 horas. ¡Terminé mi cuarto Massanuten contento con choque de puños con Kevin Sayers, el director de la carrera que esperaba en la meta para felicitar a cada corredor!

¡Terminé!

En la meta estaba Lorena esperándome junto con Tom y Ricky, unos amigos que nos habían hospedado en Front Royal. Después de unos momentos para recuperarme pasamos a sentarnos bajo un árbol en la sombra y tomarnos la cerveza de celebración. ¡Estaba gloriosa la Heineken que me ofreció Lorena! ¡Gracias Cosa Bella por tu apoyo!

Notas para recordar:

  • Squirrel’s Nut Butter no es tan bueno como Desitin.
  • Los lentes de sol fotocromáticos son importantes. Tenía los ojos rojos de tantos bichos que me entraron en los ojos, y el polen también.
  • No dejar los analgésicos.
  • Las Hoka SpeedGoat 3 volvieron a probarse fantásticas. Terminé sin un dolor en los piés.
  • Las medias DryMax me protegieron maravillosamente y evitaron todas las ampollas.
  • Llevar pastillas de café para la noche. Creo que me hubiese ayudado y no traje esta vez.

Finalmente completé mi cien millas #10. Nunca es fácil terminar una carrera de esta distancia. Kerry Way 200 y Western States #2 son mis únicos DNFs (did not finish) hasta ahora. Espero poder mantener eso así. Creo que todavía puedo llegar corriendo a los sesenta años y el próximo año regreso por mi quinto Massanutten.