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Correr

Fondo en Río Indio

Ayer me fui con Iñaki a correr un fondo en Río Indio. Cuando sonó mi teléfono a las 6:00am no tenía idea donde estaba, apenas pensaba que había cerrado mis ojos a las 2:00am cuando regresé del re-matrimonio de hermana con Rolando 2.01 (nuevo y mejorado). Me levanté apurado, me puse un pantalón para correr, tomé mis zapatillas y salí de la casa rumbo a San Miguel de Pacora a correr unos 32km como fondo para el Maratón de Panamá en diciembre.

Este fondo es uno de mis favoritos cerca de la ciudad de Panamá. Me gusta más que Pipeline y Plantation porque siempre tengo un río cerca para refrescarme y tomar agua. Además, como el camino va cerca del río siempre, la inclinación del camino es muy gentil todo el tiempo. De ida es una subida bastante constante, y el regreso entonces es una leve bajada (que ayuda a cerrar bien, en menos tiempo que la primera mitad). Por último, y muy importante, terminamos de vuelta ne La Taberna del Río para una buena re-hidratación.

Esta ruta ya la he recorrido con muchos de mis amigos corredores, incluyendo el equipo de Miwok, los del Tahoe Trail, y Fondito™. Hasta ahora todos han tenido buenos comentarios de este recorrido. Iñaki también quedó contento con este camino y ya estamos haciendo planes para regresar en el verano con los niños para un paseo familiar. Ahora mismo los autos no puede llegar hasta el final porque hubo en derrumbe en una de las subidas del camino por el exceso de lluvia reciente. A nosotros nos tocó un día excelente y el río estaba cristalino y fresco.

Yo llegué sin problemas hasta el punto de retorno, marcado por el kilómetro 16 del reloj Garmin que llevaba Iñaki. De regreso ya fui sintiendo que el calor me estaba desgastando. También me estaba quedando sin energía porque no me llevé nada de comer y en mi cinturón de correr solamente quedaban paquetes vacíos de geles que usé en El Valle Trail Race. Por suerte me llevé un frasco de 5oz de miel pura que fue lo que me dio suficiente combustible para poder llegar de regreso a San Miguel. También me ayudó una cerveza que me tomé en Río Indio mientras esperaba que Iñaki se sacara arena de las medias.

No se como Iñaki pudo correr como si nada estuviese pasando. Cuando regresamos a San Miguel Iñaki tenía baja cada arco un parche en carne viva del tamaño de una moneda de 25¢. A él le pasa lo mismo que a mi con las Salomon durante los fondos largos: el arco de las zapatillas es muy pronunciado y comienza a causar fricción cuando el arco se deprime por cansancio. Por suerte las Salomon Sense tienen poco arco y esto no me pasa con esas zapatillas, pero si me pasa con las Salomon XA Pro, y a Iñaki le paso con sus Mission. Yo me hubiese dado la vuelta en cuanto hubiese sentido los primeros indicios de esas ampollas, pero Iñaki continuó toda la distancia sin una queja. ¡Bárbaro!

Mi conclusión de este fondo es que a duras penas voy a poder correr el maratón en 4 horas. Creo que me he vuelto muy lento con todos estos fondo largos y pausados. Puedo correr rápido por tramos cortos, pero necesitaría practicar intervalos intensos y hacer corridas de tempo para poder entrenar mi corazón a soportar la intensidad de correr a 5min/km a un ritmo sostenido, especialmente en el calor de Panamá. Me quedan unos 20 días para hacer este cambio en mi corazón y bajar mis palpitaciones en descanso a cerca de 40 latidos por minuto. No creo que pueda lograr este cambio en tan poco tiempo, pero tengo ganas de hacer el esfuerzo.

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Kayaking

Remando Pacora con los pelados

 

Irving en el Río Pacora
Irving en el Río Pacora

 

Este domingo Joaquín Gil del Real, su hijo Martin, mi hijo Irving y yo fuimos a remar el Río Pacora. ¡Fue toda una experiencia! Al final los niños la pasaron muy bien y salieron sonriendo del río. Y nosotros los padres terminamos extenuados, pero contentos. Si hubiésemos sido más adultos habría sido mucho más sencillo mantener la cordura cuando los pelados se volteaban (cosa que sucedía en pares).

Decidimos iniciar nuestro descenso en San Miguel, sabiendo (yo) que habían un par de rápidos que podrían darnos trabajo. Había un par de caídas que también tendríamos que caminar con los pequeños. Fuera de esto, me imaginé que Irving y Martín podrían pasar el tramo que remaríamos sin ningún problema. Irving iba a usar una pollera por primera vez y me preocupaba como reaccionaría cuando se volteara y le tocara salirse del kayak. Justo antes de llegar a la primera piscina grande se volteó Irving en el rápido que le precedía.

Yo estaba justo frente a Irving en mi kayak y pude ver cuando trato de sacar la cabeza del agua. Mi corazón saltó por que era exactamente lo que no debía haber hecho. Pero para suerte mía recuperó la cordura y logró encontrar la correa de la pollera y salirse de su kayak. Yo estaba justo al lado suyo cuando sacó la cabeza del agua, con los mocos que se la salían por la nariz, y los ojos ligeramente saltones. Acabábamos de pasar el primer susto. Martín también se volteó en este rápido, pero el se pudo salir fácilmente por que no tenía pollera que lo sujetara al kayak.

Luego de un pequeño reprise con Irving sobre los movimientos automáticas que debía desarrollar para estar seguro al voltearse, nos fuimos a examinar el chorro alrededor del cual pasaríamos caminando. El río tenía un excelente nivel de agua y El Tapón se veía tentador, provocaba darle una envión. Pero decidimos que todos lo caminaríamos para asegurarnos de no perder de vista a los hijos.

Reanudamos nuestro descenso abajo de El Tapón, donde nos esperaba otro rápido con corriente y rocas. Entrando en este rápido se volteó Martín y se logro salir fácilmente de su kayak y llegar a la orilla. Poco después se volteó Irving y nuevamente me preocupé, esta vez estaba en una sección donde el río no era muy profundo y podría golpearse con las rocas del fondo. Una vez más Irving logró salirse de su kayak sin mayor problema. Aún así, no me gustaba verlo flotando en la corriente. Los pequeños no tienen tanta fuerza como los adultos para maniobrar contra la fuerza del agua.

Nos tomo un rato recoger todo el equipo y sus tripulantes para poder proseguir río abajo. Martín había quedado a la orilla del río, arriba del rápido que acabábamos de pasar y estaba molesto por que no lo habíamos esperado. Eso se le pasó prontamente cuando se volvió a montar en su kayak. Nos volvimos a a salir de los kayaks arriba de El Tornillo y lo pasamos caminando. Una vez que llegamos a la piscina del tornillo tomamos nuestro primer descanso. Los pelados se dedicaron a jugar en el agua y Joaquín y yo nos fuimos a gozar de las olas y los huecos que se forman en esa parte del Río Pacora.

Después de un par de horas jugando en El Tornillo seguimos río abajo. Nos tocaron otro par de eventos, pero ya todos estábamos reaccionando mejor ante las emergencias causadas por jóvenes kayakeros en el agua. En una de esas el remo de Irving no aparecía y me tocó irlo a buscar río arriba. El remo había quedado atorado entre unas plantas a la orilla de un rápido. Cuando llegamos a la salida todos estábamos contentos de terminar ese día en el agua. Había sido un éxito rotundo remar con los pelados en el Pacora. Ellos estaban listos para un juego de Nintendo Wii, nosotros estábamos listos para una cerveza.