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No Business 100 – Reporte

Finalmente completé mi 100 millas #13 y pasé lo que estaba comenzando a parecer una barrera. No Business 100 ha sido una carrera que he gozado mucho y el recorrido puede ser el más atractivo de todos los que he hecho. El sendero era muy corrible y tanto las subidas como las bajadas eran bastante leves, con sus contadas excepciones. Las estaciones de apoyo estuvieron fenomenales, repletas de buena comida y bebida, incluyendo el Sword que usaron como bebida energética.

Jose «Lagarto» Orillac y yo recogiendo nuestros números

El vuelo a Nashville llegaba a las 7:00pm. Mis compañeros de viaje salieron a cenar después de registrarse en su hotel, pero yo me fui directo a la cama con un martini y unas papitas de sal marina de Kettle Brand. Hoy día me cuesta dormir bien si ceno muy tarde. Al día siguiente nos tocaba manejar a Pickett State Park donde Lagarto había alquilado una cabaña y teníamos que recoger nuestros números de carrera. Había una pequeña charla después de una cena de pasta donde nos darían los últimos pormenores antes de iniciar a correr el viernes a las 8am.

Preparando las bolsas para las estaciones

Mi plan original era estar cerca de 32 horas en esta carrera. Cuando vi por última vez las estaciones y sus horas de corte vi que eran bien justos al principio si corría a ese paso (para terminar en 32 horas). Luego ajuste a 30 horas mis estimados y todavía seguían muy justos. Así es que recalculé para 28 horas para hacer los primeros cortes sin estrés. Resultó que habían modificado el recorrido a la primera estación porque un castor había hecho una represa que dejó inundado el sendero de la primera sección por un tramo largo.

Listos para la partida

Así es que cuando la carrera inició salí como alma que lleva el diablo adentro. Ibamos corriendo por una calle de tosca y el clima estaba fresco. Las condiciones se prestaban para correr rápido sin estropear mucho el cuerpo. Había dejado atrás a Lagarto, seguro que pronto me alcanzaría. Ni siquiera hablamos de correr juntos en ningún momento. Llegué a la primera estación un minuto antes que Lagarto, yo de número 50 y él de 57. Rellené mi botella de Sword, me comí unos quiche, un derretido de queso y algo más que me llevé para el camino.

Poco a poco fui bajando la marcha, mis ingles me estaban dando causa para algo de alarma muy temprano en la carrera. Por momento pensaba que iba a quedar lastimado si terminaba la carrera. Estaba determinado a llegar gateando si era necesario. La incertidumbre es una parte natural de estos eventos. Uno se pregunta ¿cómo será posible mantener este esfuerzo por tanto tiempo? Al final, el cuerpo se acostumbra y todo comienza a fluir como debe ser. Antes de pensarlo ya estaba en la próxima estación. Seguí comiendo bastante. Ni siquiera me había acabado la mitad de mi primera botella.

Cuando llegué a Charit, kilómetro 33, ya casi llevaba más de dos horas contra el corte. Estaba comenzando a sentirme relajado y seguro con las decisiones que había tomado para esta carrera. La comida me estaba bajando bien, los electrolitos de la bebida resultaban muy tolerables, y la compañía estaba agradable. Todavía no se había formado un grupo de corredores que podían mantenerse juntos y los trenes se armaban y desvanecían continuamente.

En la estación de Duncan Hollow, foto de Adela Vidal de Orillac, 5pm

Al llegar a Bandy Creek era cerca del medio día. Según mi plan de carrera de 28 horas, iba a llegar a esta estación a las 3pm, 50 minutos contra el corte. Había armado casi cuatro horas de colchón contra el corte. Me comí un hot dog, coca cola, ginger ale, y jugo de pepino. Luego fui por mi bolsa de apoyo a sacar una linterna porque no había pensado que llegaba de día a la próxima bolsa de apoyo. Estaba seguro que podía dejar la linterna, pero me la llevé para que luego no me hiciera falta por algún percance. Llegamos tan rápido a Bandy que Adela no nos encontró porque nos adelantamos mucho a nuestro plan de carrera. Lagarto llegó de #70 y yo de #80, había cubierto 41 kms en 5:25:23.8, nada mal. De hecho, a ese paso hacía menos de 24 horas (un esfuerzo que no podía sostener).

Nos había tocado un clima sabroso. Yo inicié mi corrida con una camiseta de lana deportiva abajo de una camisa de botones de lana. Estaba mojado, húmedo más bien, pero muy fresco cuando salí de Bandy al medio día. Ya estaba corriendo con los botones de la camisa abiertos para poder ventilar mejor. Había mucha gente que salió bien abrigada de la partida. Yo estaba del lado menos cubierto del grupo. Ya en el camino se veía gente parada guardando capas de ropa por el calor. Estaba contento por pasar el primer cuarto de mi recorrido sin ningún percance.

Decidí correr cómodo el segundo cuarto para no quemarme sin necesidad. Había estado corriendo a un ritmo por encima de lo que había planeado. Hora de bajar la marcha. El perfil de la carrera parece una montaña rusa cuando lo ves en papel. El grado promedio del recorrido es 14, eso es 140 metros cada kilómetro, un poco más que la subida al mirador del Parque Metropolitano. Esa pendiente la tengo entrenada de sobra. De hecho, estaba haciendo mejor tiempo en las subidas leves que en muchas de las bajadas, cosa que me pareció curiosa.

El sendero de esta carrera es muy limpio y estaba cubierto de las hojas que habían dejado caer lo árboles. El otoño estaba en su apogeo para nosotros. Precisamente por lo nítido del terreno, ya varias raíces me habían sorprendido y una de ellas me hizo rodar cuan largo era. Me había recuperado de la mayoría de los tropezones. Este me tumbo. Estábamos corriendo por un filo con una vista preciosa hacia un río y su cañón cubierto todo de árboles coloreados en naranja, amarillo y rojo. La tropezada de dejó algo lento y aproveché para comerme unos geles que siempre cargo y al final nunca me los como. También me tomé un par de Tylenol 500mg. De hecho las había estado tomando cada cuatro horas desde el principio y ya me tocaba, más o menos.

Laurel Hill, kilómetro 75, ya estaba en Kentucky. Primera vez que tocaba Tennessee y Kentucky. En Fat Dog 120 millas habíamos atravesado tres provincias en Canadá. Esta es la primera vez que corría dos estados en una carrera en Estados Unidos. Antes de llegar a la estación pasamos bajo un arco de piedra espectacular.

Twin Arches en Kentucky

A Ledbetter, kilómetro 89, llegué en 14:43:48.2 en la posición 110. Lagarto llegó en 12:59:11.4 en posición 58. A esta altura de la carrera el Croc había mantenido su posición en el grupo de corredores y yo había cedido 60 puestos. Ninguno de los dos tenía idea de esto en el momento, y yo no sabía dónde él estaba en el recorrido. En Duncan Hollow, dónde me había encontrado con Adela, me dijo que me llevaba como dos horas de ventaja. Estaba cerca de lograr entrar debajo de las treinta horas pasada la mitad de la carrera.

En Duncan Hollow había recogido todo mi equipo de frío para pasar la noche. Llegué a Blue Herron, kilómetro 100, tan temprano. Llegué en 17:07:35.3, justo a la hora que había puesto para el tiempo de 28 horas en la carrera. Ya había cedido dos de las cuatro horas que había armado de colchón. A diferencia de mis últimas dos carreras, ya había pasado la mitad de la carrera sin un solo contratiempo. La linterna que me jodió en mi última carrera estaba en una de las bolsas de repuesto, casualmente en esta estación, con baterías regulares por si me fallaba la que cargaba, que era la anterior (una Black Diamond Icon 500 con batería de litio). La comida había estado en punto toda la distancia y no tenía nauseas, ni un poquito.

En Blue Herron tocaba un circuito de 10 kilómetros y de regreso a la estación. Estos 10K fueron de los más rudos hasta ahora. Nada del otro mundo, pero comparado con los 100K que precedían era otra cosa: un camino pedregoso y complicado. Igual no fue gran problema acabarlo y cuando terminé había tardado dos horas y media. Lento, de noche, no está tan mal. También se había puesto frío y me coloqué una capa adicional. Llevaba un manga larga técnico, mi camisa de lana y me camiseta de lana. Si me ponía el gorro me daba calor, y nunca saqué los guantes. Tenía mi regulación térmica controlada.

Salí de Blue Herron, 110K, cerca de las 3:45am, en posición 95. Estaba avanzando algo y pasando gente. En un par de horas estaría saliendo el sol. Ya me sentía que estaba en la recta final, solamente 50K y terminaba. Todo me estaba saliendo bien. Los dedos del pié derecho estaban algo limados, los tres del medio, por haber pateado una raíz que casi me tumba. Creo que ya había rodado tres veces a esta altura de la carrera. Casi que iba par en la cancha…

Cuando salió el sol me quite la tercera capa de encima y la volví a amarrar en mi cintura. En las últimas dos estaciones había tomado café con Fireball y café con Woodford Reserve y comido papitas Lays cuando salía. En la del Fireball me tomé un caldo de pollo. Creo que en la del Woodford comí poco. En todas las estaciones donde tenía bolsas de apoyo había dejado un Ensure de chocolate y todos me los había tomado. Hasta ahora me estaba funcionando bien esa estrategia porque seguía esperando las náuseas y el malestar estomacal y nada que llegaba. Tal vez es que me estaban ayudando las pastillas de famotidina que me había tomado con las Tylenol.

En Peter’s Mountain estaba ya en la posición 88, 140.6K en 25:57:19.8, estaba ya cerca del paso de 30 horas. ¡Solo me faltaban 21K! Ya nada era relevante, lo que quedaba era pan comido. Podía caminar toda la distancia restante y terminaría dentro del tiempo permitido. Curiosamente, dejé de estar presente y comencé a pensar que tengo otra carrera de 100 millas el 5 de noviembre. Hay carreras llenas de duda y sufrimiento, esta no resultó una de esas.

Habían dos hombres de mi edad que estaban adelante mío, no por mucho. Los dos se veían mayores que yo. Consideré apretar el paso para recogerlos. La idea se fue tan súbitamente como llegó. ¿Cual era el apuro? ¿Qué iba a ganar? La mañana estaba preciosa, estábamos corriendo paralelo a un río bajo el dosel de los árboles en un bosque abierto. Hora de gozar el recorrido, oler las flores, e ir a cagar. ¡Ja! No podía faltar el depósito matutino.

Después de resolver el problema anterior se me comenzó a hacer eterno el recorrido. Creo que estaba entrando en la zona de penumbra mental. Estaba justo en el punto donde podía comenzar a alucinar, tenía sueño estando muy despierto y consciente. Comí pastillas Jolly Rancher para darle algo de azucar al cerebro para que saliera de su coma. Ahora el recorrido eran subidas y bajadas cortas dentro del bosque abierto. Como no me estaba moviendo rápido, los kilómetros pasaban lentamente. Lo bueno es que estaban pasando.

Eventualmente llegué a Great Meadows. ¡La estación estaba al otro lado del río! Había corrido con las zapatillas secas hasta ahora. Y nos estaban obligando a mojarlas casi que por maldad. En realidad no, pero eso es lo que parecía. Llegué a la estación, rellené mis botellas, cogí otra bolsa de papitas y seguí mi camino. Ahora me faltaban 14K y dos lomitas. ¡Vamos por esa hebilla!

La trepada a Blevin’s Cemetery me pareció no acabar nunca. Era una pendiente muy ligera, y estaba corriendo. Me recordaba al camino El Roble en el PMT, un falso plano que no se acababa, 7 kilómetros subiendo paulatinamente por el costado de una montaña. A la hora y media llegué a la estación: «¿Qué quieres?» me preguntaron amablemente. Tums y Coca Cola (finalmente el estómago se hacía presente con una leve queja).

Mientras me tomaba mi coca charlaba contento con la gente de la estación. Vi que en la mesa había una botella de Jack Daniel’s que me pareció perfecta para acompañar la coca. Pedí y me dieron felices de la vida. Les dije que iba a llegar a la meta con una sonrisa de oreja a oreja y sin una queja encima. En eso llegaba otro grupo de corredores y decidí seguir mi camino para hacer espacio en la pequeña, última estación.

Pensé que iba a detestar el final de la carrera, todo cuesta arriba. Resultó un recorrido muy agradable bordeando unos peñones enormes iguales a otra docena de estas formaciones geológicas que habíamos encontrado a lo largo de la carrera. Llegando a la meta podía escuchar los gritos mucho antes de poder ver el arco y la recta final. Ya estaba en un camino de tosca que iba describiendo un arco inmenso hacia la meta. ¡Qué alegría cuando apareció la meta y escuchaba los gritos de Adela!

Llegando a la meta
Certificado de Carrera
Lagarto Orillac

Ojalá pueda regresar el próximo año para hacer la carrera en sentido contrario y ganarme la hebilla de 200 millas (double buckle). Cada año la carrera va en sentido inverso, años pares contra reloj y años pares como el reloj. Dudo que el Lagarto quiera repetir la carrera, ya lleva 15 hebillas y ni una repetida. Mi argumento es que es otra carrera en sentido contrario, y que lo bueno merece repetirse. Es muy divertido viajar con Croc y Adela.

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Rumbo a No Business 100

Ya estoy en las últimas tres semanas antes de ir a correr No Business 100 millas. Si termino esta carrera sería mi 100 millas #13. Me ha costado un mundo lograr ese número porque ya me he salido de dos 100 millas y no pude ir a Massanutten 100 millas este año porque Lorena tuvo una convulsión seria poco antes de esa carrera y quedó en cuidados intensivos. Casi que estoy por ponerme supersticioso y pensar que ese número no quiere nada conmigo.

Twin Arches

El recorrido de la carrera es de 163 kilómetros, parte en Tennessee, pasa por Kentucky y regresa al punto de inicio. El desnivel es de 4,354m y 90% del camino es sendero. Pinta muy bien la descripción y las fotos están fabulosas. Un año la carrera se corre en una dirección y al siguiente año alterna. Este año nos toca el recorrido en el sentido contra el reloj. La carrera parte el 14 de octubre a las 8 am, una hora muy decente, y tenemos 33 horas para terminarla. Las 33 horas me preocupan algo, pero creo que puedo correr la distancia en ese tiempo si no es muy técnico el terreno.

La Hebilla

Voy a correr con Lagarto y Adela (que viene de apoyo para su esposo). Desde Javelina 2016 no voy a correr una carrera afuera con ese personaje de los ultra corredores de Panamá. Como siempre, será muy divertida la compañía de Croc y Adela. Yo estoy inscrito en otra carrera para a principio de noviembre, Deadman’s Peaks en New Mexico, porque estaba en 125 en la lista de espera para esta carrera y no pensé que lograría entrar a NB 100. Ahora tengo dos carreras seguidas, boletos comprados, y dos oportunidades para conseguir mi hebilla #13.

Como típica carrera de Estados Unidos, los requisitos son mínimos:

  • 1.5 litros de agua
  • Manta térmica
  • Un linterna para la noche

Con 15 estaciones bien pertrechadas es poca cosa la que hay que llevar encima para terminar la carrera. La linterna que me falló en Andes Race resultó que estaba defectuosa. Hice pruebas y no era la batería, como pensaba, pero lo misma lámpara. Ya Black Diamond me está enviando una nueva a New Mexico y la tendré para Deadman’s Peaks. Para esta carrera usaré mi Black Diamond Icon 500 con la batería de litio nueva y listo, problema resuelto.

Lee Conner, con quien corrí en Cloudsplitter 100, también va a correr NB100, al igual que Susan Donnelly. Lee me dijo que No Business era muy corrible y más fácil que Cloudsplitter, donde terminé en 31:34. Si llego a esta carrera con condiciones a las que tenía a la misma fecha hace un año, debo hacer el mismo tiempo como máximo. Mi esperanza es cruzar la meta en menos de 30 horas para que Lagarto no deje tirado en la meta y tenga que pedir bote a Nashville.

La verdad es que llegué en buena forma a Cloudsplitter porque Rocío me incluyo en muchas corridas de entrenamiento con Andrea, Raquel, Ana Raquel, José Arenas y Pupi. Ya no tengo quien me saque a pasear tan a menudo, ni quien me lleve a correr por San Miguel y Altos de Pacora. Por supuesto que puedo ir solo, pero la verdad es que soy un corredor gregario y algo perezoso para manejar a correr tan lejos. Si quedo sujeto a mi libre albedrío tiendo a correr lo que se me provoque y pocas veces eso es tanto como debiera correr para estar en plena forma. No es que esté en mala forma, sencillamente no estoy corriendo tanto como hace un año para esta época.

No Business 100 back to back al revés y al derecho
No Business 200

Si completas No Business 100 en ambas direcciones te dan una segunda hebilla, diferente a la primera, que reconoce ese logro. El próximo año, si todo sale bien, puedo conseguir mi hebilla de 500 millas en Massanutten, y mi hebilla de 200 millas en No Business. Antes de adelantarme, primero tengo que terminar la de este año.

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Andes Race 100K

El viernes a las 5pm partí a correr Andes Race 100K esperando terminarla sin mayores problemas. La razón principal por la que confiaba que la iba a poder terminar fue la presentación del director de carrera que hizo énfasis en que la carrera estaba diseñada para poder caminarla toda. Inicialmente no estaba tan confiado de poder terminar exitosamente la carrera por los puntos de corte que me parecían apretados para una carrera con un desnivel de 6,500 metros.

Altimetría

Después de la presentación quedé tranquilo por que no había corte en la meta si lograba pasar todos los cortes intermedios. Sabía que las trepadas me iban a tomar mucho tiempo, pero tal vez iba a poder recuperarlo en las bajadas. El ritmo promedio para poder terminar tenía que estar justo en 4 kilómetros por hora. Mi ritmo en movimiento fue de 13:23 min/km, pero el promedio quedó en 19:43 min/km. Con todo y que pasé bastante rápido por todas las estaciones, dos cosas me hicieron perder tiempo: mi linterna, y la marcación de la carrera.

Listo para correr

Mi linterna Black Diamond Icon 700 ha desarrollado un hábito muy desconcertante y está relacionado con la batería de litio que me permite tenerla iluminando a 700 lumens por 20 horas. La pila de litio impide que la linterna la drené si está trancada para que no se encienda accidentalmente. Aquí está el problema: la batería se está trancando solita después de un rato y me comienza a bajar la intensidad de la luz. Tuve que perder mucho tiempo quitándome la linterna para destrancar la batería y poder volver a tener buena iluminación.

La marcación de la carrera estaba excelente en general. El problema es que cuando fallaba, me tardaba mucho tiempo en resolver por donde seguir. Por el frío, mi reloj con la ruta estaba debajo de varias capas de ropa y me tomaba un tiempo sacarlo para resolver por donde continuar mi carrera. Antes de la última estación que pasé, las marcas se perdieron por completo. Saqué mi reloj y la ruta me llevaba por lugares por donde no había paso. Hasta uno de los arrieros que venía siguiendo al que venía de último en la carrera bajo de la montaña directamente hacia mí para ayudarme y él también pasó páramo encontrando como llegar a la próxima estación que ya estaba a la vista.

No fui el único que pasó problema con la marcación. Matt, que tiene un maratón de 2:49 en su palmarés, también se perdió y al final abandonó la carrera en Lares. Otro corredor que me encontré en la meta también me dijo que le tocó correr 15 kilómetros de más porque se perdió. Pero bueno, al final de cuentas no llegué a Lares porque me monté en el bus que venía detrás de mí con los corredores que habían abandonado en la estación anterior. Perdí la voluntad para seguir corriendo porque estaba de último, y no llegué a tiempo para correr con Roger, Isa y Ana que partían de Lares (kilómetro 40) a las 3am.

Yo pasé por la estación anterior a Lares, Cuncani, a las 3:10am. Esta estación estaba supuesta a estar en el kilómetro 36, pero estaba en el 28. Me quedaban 110 minutos para correr 12 kilómetro y pasar Lares por delante del corte de las 5am. Entre las marcas ausentes que me habían quitado tiempo, y la luz que me estaba fallando perdí la voluntad de seguir adelante. Estaba de último, iba a pasar Lares en la raya, y luego venía mi tercera trepada descomunal. La voluntad no me dio para seguir corriendo y me monté en el bus cuando me alcanzó.

Al final, no tengo quejas. Mi equipo (con la excepción de mi linterna de cabeza) resultó adecuado. Llevaba dos vejigas de 500ml en la mochila Salomon llenas de Gatorade (nunca las toqué), una botella de 500ml con agua dentro de la mochila, y una botella de 700ml con Gatorade en la mano. La botella de agua la vacié cuando pensé que nunca la iba a necesitar a través de la noche. Y así fue, solamente bebí de mi botella de mano.

La ropa que llevaba resultó adecuada. Estaba justo en el borde de tener frío, especialmente si paraba, pero logré mantenerme cómodo toda la noche. Llevaba una cantidad de comida entre geles, waffles, y chocolate para poder hacer toda la carrera sin tener que recoger nada de las estaciones. Esta fue una buena idea porque no había nada que comer en todas las estaciones que me tocaron antes de retirarme. Aún así, solamente me comí un gel cuando llegué a la cima del primer paso que estaba a 4,700 metros de altura. En ese momento llevaba 5 horas trepando y 14 kilómetros recorridos. Hasta ese momento, todo iba bien. Mi linterna ya estaba fallando, pero trepando no era mayor problema porque no iba rápido y no necesitaba más iluminación que la que conseguía.

Al comenzar la bajada, fui perdiendo tiempo porque mi luz no era adecuada para mantener un buen ritmo. El terreno bajando también era muy técnico y a duras penas lograba moverme a 6 kilómetros por hora. Me sentía bien porque, en promedio, hasta ese momento mi plan de carrera estaba saliendo tal cual lo había previsto.

Tenía puesto una malla North Face que me cubría completamente las piernas, unas medias Injinji de lana que me llegaban a media pantorrilla, mis pantalones cortos de caminar con un calzón de compresión que estaba muy cómodo (especialmente con la capa de crema de pañalitis que me había puesto). Arriba tenía una camiseta de lana manga corta, una camisa de lana manga corta, unas mangas de lana para los brazos, la camiseta manga larga de El Valle Trail Race, y una chaqueta impermeable Mountain Hardware. En la cabeza tenía un gorro de alpaca que había comprado en Cusco y un Buff alrededor del cuello. Junto con los guantes, esta ropa me mantuvo cómodo toda la noche.

Las zapatillas Hoka SpeedGoat 5 han resultado el mejor modelo de zapatillas que he tenido. Mis pisadas eran de confiar y cuando resbalaba, rápidamente la suela volvía a adquirir tracción. Varias veces tropecé con piedras pero nunca me lastimé los dedos del pie. Las polainas que cubrían las zapatillas no permitieron que se metieran piedras dentro de las zapatillas. Todo funcionó a la perfección con mi calzado.

Rogelio en Pillku Urqu

La aclimatación que hicimos en Cusco, incluyendo una trepada a Pillku Urqu hasta 4,458 metros de elevación, me ayudó mucho. No puedo decir que estaba trepando con fuerza, pero me movía bastante bien y logré pasarme a un par de jóvenes en la subida. Nunca pasé de 150 pulsaciones en la subida y el promedio que hice era adecuado para terminar la carrera. Eso sí, la trepada parecía que nunca iba a acabar: esos 1,780 metros que trepamos en el primer envión han sido lo más que he subido en una sola cuesta. Hubo un momento en que pensé que había logrado el paso porque comencé a bajar y de una vez apareció una segunda cuesta. En ese momento volví a ver marcas que parecían perderse en el firmamento junto a las estrellas.

Cuando finalmente logre llegar a la curumba del primer paso me encontré a una pareja inca que estaba sentada en plena oscuridad, a las 10pm, en 16 grados centígrados, vestidos con su ropa tradicional. El hombre me ofreció un mate caliente. Un gesto muy generoso de su parte que no pude aceptar porque no quería perder ni un instante. Casi no paré a gozar de la aventura que estaba viviendo porque sabía que no tenía tiempo que perder si quería alcanzar Lares a tiempo para juntarme con los corredores que partirían a las 3am.

Un poco más adelante me encontré la estación que estaba en el kilómetro 14, Pachacutec (como el nombre del cerro que acababa de coronar). Ahí rellené mi botella con agua caliente. También me ofrecieron un caldo caliente, pero no quería perder tiempo. Le agradecí la atención a los que estaban manejando ese Tambo y partí a bajar hasta el próximo punto de apoyo. Hasta ese momento todo parecía indicar que iba a poder completar la carrera sin problemas.

En la bajada ya comencé a querer la iluminación completa de mi linterna, pero no estaba logrando que me diera los 700 lumens que tenía de capacidad. Cada vez que se iba bajando la intensidad la apagaba y al volver a prender tal vez me daba unos 250 lumens. Nada mal, pero no eran lo suficiente para poder correr confiado en esa bajada que resultaba muy técnica para poder ganar el tiempo que esperaba hacer bajando. Tengo que ver cómo resuelvo el problema de mi iluminación antes de mi próxima carrera.

Cuando ya estaba llegando a Quishuarani, la próxima estación en el kilómetro 22 me pasó Josué, un joven limeño que había pasado en la trepada a la cima del Cuncani. La próxima trepada me resultó más dura que la primera. Mi linterna ya me estaba fallando con más frecuencia y las marcas estaban escasas y me costaba tiempo encontrar la próxima con frecuencia. Las marcas eran una cinta naranja con un reflector muy brillante. A menudo resultaba que la cinta había rotado de tal forma que el reflector no era visible. Esto hacía difícil encontrar la marca. La trepada también tenía una pendiente promedio más pronunciada que la primera trepada.

Me tomó casi dos horas trepar la segunda cuesta. Solamente logré promediar dos kilómetros por hora en esa subida. También pasé bastante rápido por esa estación donde solo recogí Sporade para rellenar mi botella. Ya estaba llegando a la conclusión de que tal vez no llegaría a tiempo donde Roger, Isa y Ana. La bajada desde Hulliquisjasa hasta la próxima estación también resultó más técnica que la primera bajada y en esta fue que se me perdieron las marcas.

Al final corrí 32K en 10:44, todo de noche. Nunca pude apreciar la belleza de las montañas como habían prometido en el congresillo de la carrera. Entre el covid que me dio tres semanas antes y la pérdida de forma que resultó por la para no llegué a la partida como hubiese deseado. No tengo quejas, hice lo que pude, de batalla y no salí vencedor en este encuentro. Solo me queda recordar al Hombre en el Ruedo de Theodore Roosevelt:

Man In The Arena

Finalmente, la partida de esta carrera fue el viernes 26 de agosto, justo tres meses después de perder a Lorena. La tuve muy presente a través de toda la noche. Aunque iba solo casi toda la carrera, siempre me sentí muy cerca de ella y la pensé mucho. Me hace mucha falta y todavía no encuentro como recuperarme de su pérdida. Estoy seguro que ella desearía que eche adelante y así lo haré. Ya tengo mi próxima carrera para mantener mi momento: No Business 100 en octubre.

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Ultra Coah 163kms 2022

Ya pronto salgo hacia la expo y registro para Ultra Coah 2022, una carrera de 163 kilómetros con 9,480 metros de desnivel y 35 horas de tiempo límite. Voy a hacer todo lo posible por terminarla, pero está al borde de lo que puedo lograr con mi forma actual. Estoy llegando en bastante buen estado, ileso, sin dolores, y con el entrenamiento mínimo necesario.

Equipo Obligatorio

Material obligatorio listo:
* Mochila
* Luz frontal
* Luz trasera
* Silbato
* Teléfono móvil
* Manta térmica
* Vaso y cuchara
* Impermeable
* 2 geles & 2 barras
* Analgésicos

Voy a tener que correr con mochila porque es obligatorio. No es mi preferencia, prefiero mi correa con una botella y otra en la mano. Es lo que es y así vamos. Hasta que llegué a México no pude ver bien el recorrido porque estaba en Trace de Trail y no me abría. Tenía la impresión que había un bucle en el recorrido pero no podía verlo bien. Ahora que estoy claro puede entender y ver que la bolsa de abasto la voy a visitar tres veces. Eso ha cambiado para mejor mi plan, en particular puedo cargar menos y contar con lo que coloque en la bolsa de abastos.

Altimetría Ultra Coah 2022

Viendo la altimetría es evidente que visitamos La Ermita tres veces. La primera subida se ve brutal, casi el doble que «Beast of Burden» en Altos de Pacora. Si la bajada que le sigue es corrible, espero recuperar tiempo para mantener mi promedio dentro del plan. Siendo ingenuo calculo que si la mitad de la carrera es subida y promedio 4kms por hora, me toma 20 horas la primera mitad y la segunda, que es bajada, me toma 14 horas a 6kms por hora. Eso me da 34 horas para terminar la carrera si logro mantener esos promedios incluyendo las paradas en las estaciones.

Hay muchas estaciones y es necesario ser juicioso con ellas. 18 estacions a dos minutos por parada son 36 minutos. Ya con eso estoy contra las cuerdas si lo sumo a las 34 horas que me va a tomar correr la distancia. Anoche pude ver que el sol se está poniendo a las 8:35pm. Por suerte la noche no va a ser tan larga. En Cloudsplitter pasamos 12 horas en oscuridad y ahora me toca como 10 horas solamente. Llevo una buena linterna de cabeza para mantener el camino bien iluminado y no tener que bajar mucho la marcha en la noche.

Icon 700
Batería de litio

La Icon 700 me da 700 lumens y con la batería de litio puede tenerla encendida a tope por 20 horas. Verdaderamente una buena lámpara en la cabeza hace mucho más llevadero el tiempo que se pasa corriendo de noche y evita tropiezos innecesarios que frecuentemente suceden cuando no se puede ver bien el terreno. Con Luis Carlos corro en las madrugadas con esta lámpara y ya estoy muy satisfecho con el desempeño que consigo usándola.

Ahora mismo Monterrey está muy caliente, hasta 34 grados centígrados en la tarde. Espero que en la montaña la temperatura no suba tanto porque eso añadiría un problema más a la corrida. Traje ropa caliente para la noche pero creo que no será necesario. Esta noche duermo en la montaña y podré tener una mejor idea de cuán fría va a estar la noche. Sospecho que con unas mangas extra voy a estar bien toda la noche. Me ahorro guantes, gorra y una camiseta manga larga dentro de la mochila.

Por último, tengo que cruzar la meta el 26 de junio, justo un mes desde que perdí a Lorena. Estoy seguro que me va a acompañar toda la distancia y va a sumarme fuerzas para que crucemos juntos ese umbral.

Juntos hasta el final
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Garmin Enduro

La verdad es que este reloj ha resultado una maravilla. Seguro que la mayoría de lo que he visto es cosa vieja para todos los que han estado usando el Garmin Fenix desde hace años (el Fenix 7 acaba de salir) pero yo he usado un Suunto Ambit desde el 2012 (he pasado por el Ambit, Ambit 2 y Ambit 3). Me cambié principalmente porque Suunto abandonó su sitio MovesCount donde tenía mi actividad de todos esos años. El nuevo sitio al que me mudaron no me gustó y por eso cambié el reloj. Además, la motivación que me decidió es que apareció el Garmin Endurance con una batería de 70 horas.

El año pasado corrí CloudSplitter en 32 horas y el reloj grabó toda la corrida sin que yo tuviese que preocuparme por nada. Además, el reloj llevaba cargada la ruta de la carrera y me mantuvo sobre su recorrido toda la distancia sin ningún contratiempo. Hasta ahora había corrido mis últimas 9 ultras con el Suunto y solamente lo usaba como reloj porque sabía que la batería no duraría para todo el recorrido. Cargaba la pista por si la necesitaba en algún momento, pero pocas veces la usaba.

Con el Enduro, el reloj me mantiene informado de cuanto llevo corrido, cuanto ascenso he hecho, y cuanto me falta. Hasta me da un estimado de hora de llegada a la meta. Además, tengo a la mano mis pulsaciones, mi paso en tiempo real, y otras estadísticas que a mí me resultan muy entretenidas durante una corrida tan larga como 160 kilómetros. Todos esos son detalles al lado de lo que más me ha impactado del reloj: los beneficios de entrenar todo el tiempo con conocimiento de pulsaciones, descanso, y otras estadísticas incorporadas al reloj.

Cuando comencé con el reloj tenía mi VO2Max en 46 y hoy lo tengo en 52. Me tomó varios meses mejorar esos 6 puntos, casi un mes por cada punto mejorado. Yo atribuyo esa mejora a mi entrenamiento, obviamente. Pero el Enduro ha tenido mucho que ver porque hay un dicho que dice: «lo que no se mide no se mejora». Al poder tener tanta información disponible en la aplicación de manejo del reloj pude comenzar a hacer ajustes en la forma en que entrenaba y podía medir los beneficios que percibía al ejecutar los ajustes.

VO2Max

El Enduro ofrece un entrenamiento recomendado cada vez que voy a salir a correr. La mayoría de esos entrenamientos no me sirven, pero algunos han resultado muy productivos. Poco a poco he ido incorporando más de los entrenamientos que me recomienda el reloj. Al principio me lastimé tratando de hacer intervalos muy rápido y fue necesario bajar la marcha. De hecho, me he lastimado un par de veces por andar tratando de subir mis pulsaciones al máximo (cada vez es más duro lograrlo corriendo).

Cosas que me gustan

  • La pantalla se ilumina automáticamente cuando la quiero ver.
  • Tiene muchas pantallas con información en cada modo de deporte.
  • La navegación mientras corro es excelente.
  • La correa de Velcro es muy ajustable y cómoda.
  • Los botones funcionan bien y están ubicados lógicamente.
  • La aplicación del reloj en el celular es bastante buena.
  • La comunicación con el teléfono es excelente.
  • Las gráficas de Estado de Entreno, y carga de 7 días.
  • La velocidad de carga.

Cosas que no me gustan

  • El botón de intervalo ocasionalmente me confunde porque era el botón de retrocesos en mi Ambit anterior.
  • La aplicación de Garmin Connect no me resume mis totales de distancia semanal.
  • El precio.

Sobre lo último, solo el hecho de que he sido motivado a mejorar las cosas que puedo medir justifican el precio. Las recomendaciones de entrenamiento que vienen incorporadas también hacen peso sobre el valor del reloj. Y viene con tres meses de Strava Pro por la compra.

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Cloudsplitter 100 – Equipo

Este es un recuento del equipo que usé para la carrera, una nota para que no se me olvide lo que funcionó. En resumen, lo poco que usé funcionó excelente porque ya todo estaba probado anteriormente. Solo voy a listar lo que usé, notar su beneficio, y lo que tenía en las bolsas por si acaso que no necesité.

Esta carrera tenía tres estaciones con bolsas. Highknob en el punto más alto la visitaríamos 4 veces, Bark lo visitaríamos 3 veces en un recorrido, y Devil’s Fork Loop Parking Lot lo visitaríamos 2 veces en en otro recorrido. El primer día era ir y venir entre Highknob y Bark, el segundo día era bajar a Devil’s Fork Loop y dar un par de vueltas allá abajo, regresar a Highknob y tomar rumbo a la meta.

Aid
Station
Cum
Dist
Sect
Dist
ArrivalCut
off
Start0.00Km0.00Km8:00
High Knob Tower #112.48Km12.48Km10:39
Edith Gap24.96Km12.48Km13:18
Bark Camp Lake #131.73Km6.78Km14:44
Little Stony38.82Km7.08Km16:14Saturday 5:36 p.m.
Bark Camp Lake #245.90Km7.08Km17:44
Edith Gap52.70Km6.79Km19:10
High Knob Tower #265.16Km12.46Km21:48
Edith Gap77.62Km12.46Km0:26
Bark Camp Lake #384.41Km6.79Km1:52Sunday 4:53 a.m.
Edith Gap91.21Km6.79Km3:18Sunday 6:35 a.m.
High Knob Tower #3103.67Km12.46Km5:56
Devil’s Fork Loop Gate #1111.23Km7.57Km7:32
Devil’s Fork Parking Lot #1123.68Km12.45Km10:10
Devil’s Fork Parking Lot #2135.92Km12.24Km12:46Sunday 5:38 p.m.
Devil’s Fork Loop Gate #2141.63Km5.72Km13:58Sunday 7:04 p.m.
High Knob Tower #4149.20Km7.57Km15:34Sunday 8:56 p.m.
Finish Line161.68Km12.48Km18:13
Tabla de estaciones y distancias

En la bolsa de Bark dejé guantes, la linterna que usaría en la noche (Black Diamond Icon 200 con batería recargable de litio), medias extra, guantes, un gorrito caliente, un buff caliente, y comida (gels, Ensure, y Jolly Ranchers). En Highknob dejé la bolsa más grande con otra linterna de cabeza (Petzl Myo), zapatillas extra, medias extra, otros guantes, mi chaqueta impermeable, una camiseta manga larga de lana con cremallera en el cuello, otro gorro caliente, y más comida. En Devils Fork dejé comida y medias. La bolsa esa era más bien para dejar las cosas que usaría durante la noche.

Pensaba correr con la ropa que usualmente uso, un pantalón corto Nike con lycra de compresión integrado y bolsillos, mis zapatillas Hoka Speedgoat 4 (compré un par nuevo, las que tenía ya tenían el año de uso), y una camiseta de El Reto del Indio. Como el día amaneció lluvioso y frío, hice un cambio de último momento a la ropa que había usado en Ultra Tour Monte Rosa: un pantalón corto Kuhl Renegade, un calzoncillo de correr de compresión (este era un vil Jockey), una camiseta de lana delgada, y una camisa de lana. La lana calienta aún cuando esté mojada. Había llevado medias cortas de correr, pero también tenía unas media Injinji de lana de 3/4 de largo y las usé para este día.

con mi nueva hebilla
Con mi medalla y hebilla y la ropa que usé toda la carrera

Comencé la carrera con mi botella de mano llena de agua, y otra botella de 500ml de agua en el cinto (que tiene dos de esas). En el cinto llevaba geles, una linterna de mano pequeña (Fenix RC05 recargable, nunca la necesité), pastilla Jolly Ranchers, Salt Tabs (nunca las toqué), Tylenol e Ibuprofeno (me las tomé todas). A último minuto, y porque todavía podía, saqué la chaqueta impermeable de la bolsa que iba para Highnob (nunca la usé, y la dejé arriba en Highknob nuevamente).

Las Speedgoat 4 nuevas estaban un poco apretadas con las medias de lana. Nunca fue un problema, pero hubiesen estado más cómodas con varias usadas anteriores. Además, yo corro sin medias 99% del tiempo. Solo en carreras de larga distancia me pongo las medias (el maratón de 42kms es corto ;-) ). Por lo demás, las SG4 se portaron a la altura: me las puse, las amarré, y más nunca las toqué.

Las Speedgoat 4 nuevas que usé

Cuando llegué a Highknob boté el agua de la segunda botella y más nunca la rellené. Con mi botella de mano fue suficiente para toda la carrera. Me quedé sin agua un par de veces, pero por poco tiempo y nunca fue problema. Estoy seguro que me ayudó correr sin la el medio kilo de agua adicional, especialmente en las subidas.

Cuando llegó la noche me quité la gorra que llevaba y me puse un gorro caliente, una camiseta de lana, mis guantes, y me amarré mi chaqueta impermeable al cinto. Al rato me dio calor y me quité los guantes y la gorra. Las mangas de la camiseta me las recogí para refrescarme y abrí la cremallera del cuello. Creo que hubiese podido pasar toda la noche tal como estaba vestido durante el día. Pero siempre es necesario estar preparado por si algo pasa cuando hace frío.

Lo que mejor funcionó fue mi linterna de cabeza. Toda la noche pasó prendida en máxima potencia y a la mañana siguiente todavía quedaba la mitad de la pila de litio recargable disponible. Hace una gran diferencia correr con la luz en alta intensidad porque esto permite correr más rápido por la buena percepción de profundidad y la claridad visual que se obtiene. Esta es la mejor parte de mi equipo para la noche. Lee Conner, que corrió conmigo toda la noche, o al revés mejor, cambió sus pilas dos veces durante la noche.

Por el lado de la alimentación, me tomé 4 de los 6 Ensure que tenía en mis bolsas. Me bajó fácilmente, y se quedó adentro (aún más importante). Tal vez me comí unos 6-8 geles durante la carrera. El resto de mi alimentación fue comida sólida: tocino, burritos de huevo, quesadillas, sopa, emparedados de queso derretido, de jamón con queso, y galletas de chispas de chocolate. Nunca pasé problemas estomacales, y mi nivel de energía durante la noche fue excelente. ¡Ojalá todas las carreras fueran así de fáciles! No me refiero a que el recorrido fue fácil, me refiero a que no hubo dificultades adicionales, auto-infligidas. No vomité, no sufrí de nauseas, comí todo lo que se me antojó (y fue bastante lo que se me antojó).

Tal vez lo importante es que inicié mi alimentación desde el principio y nunca dejé de comer. Otras veces me saltaba la comida hasta varias horas de carrera, aunque siempre comía algo. Esta vez comí bastante desde el principio. Recogía una gran cantidad de comida en la estación y salía caminando y comiendo. También tomé la bebida isotónica que ofrecían (Heed), Ginger Ale, Coca Cola y café (bastante café en la noche).

Por último, ahora hay una Black Diamond Icon 700 que es más brillante que la que tengo. En un futuro cercan haré la inversión y consigo una de esas linternas nuevas. Una de mis dos Icon está en las últimas. Tal vez hasta murió ya porque no encendió cuando se la presté a Isa para su próxima carrera y se llevó la que usé en Cloudsplitter. La batería recargable hace que está linterna sea superior a todas las otras que he usado por la duración que le da a la lámpara. Además, con pilas recargables ya no hay que comprar y cargar más baterías (y luego tener que botarlas).

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Cloudsplitter 100 millas – Crónica

Cloudsplitter 100 posiblemente ha sido mi mejor desempeño en 100 millas. Tenía altas expectativas porque me había preparado como nunca antes. Todos mis signos vitales estaban marcando buenos valores. Quería probar cuanto podía dar en mi primera carrera de 161 kilómetros a los 60 años y mi última carrera larga había sido hace dos años.

El día de la carrera empezo frío y lluvioso. Ya el pronóstico lo había advertido y estaba preparado. Elegí una camiseta liviana de lana, una camisa de lana y un pantalón corto de caminata con un calzóncillo deportivo separado. Esta combinación ya la había probado en el Ultra Tour Monte Rosa. La lana tiene la característica de mantenerte caliente aún cuando se moja y no absorbe mucho líquido. El pantalón también era de un material que repele el agua. Por último, elegí mis medias largas de lana Injinji y unas zapatillas Hoka Speedgoat 4 de paquete. ¡Todas las casillas marcadas con el vestuario!

Esperando la partida me preocupé por la cantidad de lluvia que caía y el viento que soplaba. Mi chaqueta impermeable la había puesto en la bolsa que iba para Highknob, el punto más elevado de la carrera. Por suerte las bolsas no se las habían llevado así que decidí recogerla y amarrarla alrededor de mi cintura como medida preventiva contra el frío y el agua. Ahora sí estaba preparado contra todo con la posibilidad de llegar a tres capas térmicas.

Partida

Cuando sonó el disparo de partidad, literalmente, partí con un paso cómodo. Fui apretando un poco el paso para estar seguro de entrar al sendero que nos llevaría a Highknob entre corredores más rápidos para no quedar atrapado entre trepadores lentos. Es duro recuperar el tiempo perdido si sucede eso. Curiosamente, aunque iba cómodo, mis palpitaciones estaban más elevadas de lo que esperaba.

El sendero que trepábamos estaba espectacular con las hojas de otoño cubriendo el piso y los árboles vestidos con sus mejores colores. La inclinación del sendero era gentil y estaba podiendo promediar 6kms/hora, un ritmo decente para la trepada (10 minutos por kilómetro). ¡Mis pulsaciones estaban casi al máximo! ¿Qué me estaba pasando? Me sentía cómodo, no estaba respirando fuerte, no entendía la razón de esto pero decidí que era una carrera y el esfuerzo no me iba a matar. Curiosamente, estaba pasando gente. Termine los 12.6kms de trepada en menos de dos horas.

Dejé mi chaqueta en Highknob, donde debió estar siempre. Me tomé un Ensure de mi bolsa, rellené mi botella de Heed (la bebida isotónica que estaban repartiendo) y continué mi corrida. Hice una transición bastante rápida. Cuando salí hacia Edith Gap Aid Station, a 12.6kms, seguía a 6kms/hora de promedio y ahora tocaba bajada. Aceleré como a 8kms/hora.

Mis pulsaciones no bajaban. Debieron haber bajado bastante cuando paré en la estación. Bueno, era lo que era y listo. Iba a dejar todo en el camino. Seguía pasando gente. Bajar rápido no requiere de mucho esfuerzo, solo algo de habilidad y temeridad. El camino estaba suave, cubierto de hojas, y en buen estado.  El bosque realmente estaba precioso. Cuando he corrido en Massanutten el follaje ha estado todo verde por ser primavera. Ahora estaba variegado, lleno de colores y tonos.

Después de bajar un rato el sendero se torna menos inclinado y quedamos paralelos a la quebrada Mountain Fork. Esta quebrada nos acompañaría hasta Edith siguiendo el sendero de Chief Benge. Había ocasiones en las que el sendero cruzaba la quebrada y la gente bajaba el ritmo. Al rato quedé en un grupo largo que iba liderizado por una jóven que trepaba rápido. La reconocí porque tenía una piernas gruesas y fuertes que no parecían de corredora (pero evidentemente corría bien).  Esta muchacha bajaba el ritmo bastante cuando encontraba terreno técnico y yo estaba de último en esa fila. ¡Esto no era bueno!

Hice un esfuerzo y me fui pasando a todos en la fila hasta que los dejé atrás.  Otros hicieron lo mismo y yo quedé delante de una nueva fila. Ahora yo controlaba mi ritmo y los que querían pasar podían hacerlo cuando quisieran. En menos de dos horas llegamos a Edit Gap. El olor a tocino me cautivó. Llené mi botella de Heed, tomé un burrito de huevo, varias tiras de tocino y dos galletas de chispas de chocolate y seguí mi camino. En esta estación tenía un cuerno que se podía escuchar a un kilómetro de distancia y lo suenan cada vez que llega algún corredor a este punto.

El recorrido a Bark sigue la quebrada Little Stony y la va cruzando varias veces. Me sorprendía lo fácil que me estaba resultando esta carrera, esperaba que iba a ser más difícil. Creo que las piedras de Massanutten ya habían coloreado mis expectativas sobre el sendero. Lo encontré en buen estado y bastante plano. Seguía pasando corredores poco a poco con mi ritmo de 6 kilómetros por hora. Yo lograba atravesar las dificultades ocasionales en menos tiempo que los demás. También había entrenado mucho vertical, 10,000m+ mensuales en los últimos meses y por eso podía correr las leves pendientes del recorrido.

Perfil de elevación de Cloudsplitter 100m

Pasé a través de la estación de apoyo de Bark bastante rápido. Esta era la tercera estación en mi recorrido, y la segunda con bolsa de apoyo. Aquí paré a tomarme un Ensure para asegurarme de tener calorías adentro para mantener mi ritmo de carrera. De aquí iba a la estación de Little Stony, una pequeña estación que estaba al final de esta sección de carrera y que tocaríamos una sola vez. De aquí a Stony era una leve bajada y luego de regreso a Bark.

El recorrido a Little Stony me gustó mucho. Era un sendero bastante angosto a través de árboles y arbustos frondosos. De este lado de la montaña, íbamos hacia el punto más bajo de esta etapa. Llegué a Little Stony más de dos horas antes de lo que esperaba en mi estimación de terminar en 34 horas la carrera. La verdad es que todo me estaba saliendo mucho mejor de lo que esperaba. Tomé un par de galletas de chispas de chocolate, un gel, un medio emparedado y arranqué de regreso a Bark. En algún momento me crucé con Luis Carlos, justo en cruce de agua. LC venía muy bien y se veía tranquilo con su carrera.

La pendiente de regreso a Bark era leve. Lo que podía correr con facilidad ahora tomaba un poco de esfuerzo, pero seguía corriendo mientras ascendía de regreso a Highknob, la parte más alta de todo el recorrido. regresé a Bark a las 3:13pm, mucho antes que las 5:44pm que había estimado. Había dejado mi lampara de cabeza aquí porque la noche me iba a caer encima antes de llegar a mi próxima bolsa de apoyo en Highknob. Tenía la opción de irme sin lámpara, usar mi linterna de mano y recoger otra linterna de cabeza arriba. De allá tenía que regresar hasta acá una vez más. Salí con la linterna en la cabeza de todos modos, a pesar que era pleno día.

Ahora ya estaba trepando un poco más, pero seguía corriendo y ahora estaba manteniendo mi posición en el grupo de corredores que ya estaba más explayado. Pasé por la estación de Edith Gap a las 4:28pm, casi tres horas antes que las 7:10pm que había estimado. Aquí había tocino, emparedados de queso derretido, y más galletas. También tenían electrolitos de Hammer. Me tomé un par por si acaso, y unas Tylenol para no dejar de aprovechar que podía tragar pastillas sin problema. Me fui caminando con mi comida de una vez.

Regresé a Highknob con luz de día. Había cargado mi linterna por gusto y estaba tres horas por delante de mi estimado. Hacía un frío endemoniado arriba de la montaña y ya la noche iba a caer pronto. Me puse más ropa, guantes y una gorra para el frío en lugar de la que tenía, que era de El Valle Fun Run. Me tomé otro Ensure, recogí más comida y salí de regreso a Bark: a bajar esta loma por última vez. Ya me quedaban menos de 100 kilómetros por correr y todo había salido de maravilla hasta ahora.

Al poco rato de estar corriendo me dio calor y paré a quitarme los guantes y el gorro. Me había puesto un capa de lana gruesa con cremallera debajo de la camisa que tenía. Ahora tenía tres capas: una camiseta delgada de lana, un manga larga de lana, y una camisa de lana de manga corta. En lo que hacía esto me pasó una mujer a buen ritmo y decidí corretearla. Al rato la alcancé, y luego me la pasé. Ella apretó su paso también y se me pegó detrás. Le ofrecí dejarla pasar y me dijo que debía recordar que yo me la había pasado a ella y ella estaba contenta de estar ahí. ¡Perfecto, acordamos que la miseria adora compañía!

Como ya era de noche, a ambos nos convenía correr juntos para mantenernos entretenidos. Lee Conner, así se llama, acababa de correr No Business 100 millas hacía dos semanas, era dentista, hablaba español machacado, y era excelente corredora con mucha experiencia (6 veces más ultras terminadas que yo). Corrimos juntos hasta Edith Gap y llegamos a las 9:13pm, tres horas antes que mi estimado para 34 horas. Tomamos café, un derretido de queso, llenamos botellas y seguimos nuestro camino. Estábamos haciendo buena compañía, la conversa era entretenida y el tiempo estaba pasando rápido.

En Bark, donde ya nos tocaba dar la vuelta para iniciar nuestro ascenso #3 de regreso a Highknob, Lee decidió cambiar calcetines y limpiarse los pies. Yo aproveché para tomarme otro Ensure, una sopa de pollo, y más café. También cambié los guantes que traía en el pantalón por otros más delgados que tampoco usaría en toda la carrera. Mas bien estaba teniendo algo de calor cuando corría. Parado me daba frío, pero las tres capas me calentaban y me hacían sudar. Me subía las mangas de la chaqueta de lana y con eso refrescaba suficiente cuando corría.

En la subida a Highknob, pasando por Edith Gap, pasamos mucha gente. A veces iba yo delante, otras veces Lee liderizaba nuestro dúo, y entre los dos marcamos un ritmo cómodo y eficiente que estaba llevándonos a pasar a los corredores que caminaban loma arriba. Nosotros también caminábamos ocasionalmente, pero corrimos bastante. Cuando llegamos por tercera vez a Highknob, a las 2:45am, seguía con las tres horas de ventaja sobre mi estimado de 34 horas para esta carrera. Hacía frío en esta estación y la dejamos atrás rápido. Ahora bajábamos hacia Devil’s Loop Gate. Hacía un viento gélido de este lado de la montaña.

Cuando llegamos a la estación, de la nada apareció el líder de carrera. ¡Era una mujer! Mika Thewes terminaría ganado esta carrera como con 20 minutos de ventaja sobre el primer hombre. Ya estaba a menos de 21 kilómetros de terminar. En nuestra corrida a Devil’s Fork Loop no encontramos a nadie correteando a la líder con posibilidades de alcanzarla. El circuito que venía ahora lo teníamos que hacer dos veces y era la parte más técnica de todo el recorrido de carrera. En esta sección nos fueron alcanzando varios corredores. Eventualmente nos dejaron atrás la mayoría.

Lee se estaba apagando por el sueño y bajamos mucho nuestro ritmo. Curiosamente, yo estaba muy despierto en esta madrugada. Tal vez era por estar cuidando a Lee que hasta soñaba despierta. Ocasionalmente se quedaba parada cuando había pequeñas ramas en su camino, como confundida con el obstáculo. Así fuimos avanzando a través de este tramo que tenía muchos cruces de río, era algo rocoso, y con pendientes más inclinadas que todo lo que habíamos corrido hasta ahora. En un momento dado, después de un cruce de río, hasta dimos marcha atrás sin querer y fue Lee la que se dio cuenta del error que habíamos cometido.

Eventualmente lograríamos llegar a Devil’s Fork Loop parking lot cuando rayaba el sol cerca de las 8am. Había perdido algo de la ventaja contra mi estimado y ahora estaba como dos horas por delante de mi estimado. Cero estrés, había salido el sol y ya estábamos en buena forma nuevamente. Lee se cambió de zapatillas, yo me tomé otro Ensure, más comida sólida, y rellené mis botellas. Vimos a Shalini partir a su segunda vuelta de este recorrido. Ella estaba en tercer lugar de las mujeres en este momento, Lee iba de cuarta.

En la subida nos alcanzamos a Shalini, pero yo no tenía energía para pasármela (y tampoco estaba tratando). Cuando terminamos de trepar y arrancamos con la bajada de regreso a la estación que habíamos dejado atrás, nos pasamos a Shalini y su acompañante de carrera (pacer). En esta segunda vuelta, ya de día, íbamos muy bien y llevando buen ritmo. Lo que había sido duro de noche ahora resultaba fácil. Esta segunda vuelta la haríamos en 2:48. Hicimos una hora menos en la segunda vuelta comparada con la primera que fue de noche. Cuando regresamos a la estación estaba nuevamente tres horas por delante de mi estimado. ¡Todo marchaba de maravilla!

Lee volvió a cambiarse sus zapatillas. Yo seguí comiendo lo que encontrará. Partimos rumbo a la meta justo cuando Shalini terminaba su segunda vuelta del Devil’s Fork Loop. Lee ahora iba de tercera entre las mujeres. Seguro que Shalini haría un esfuerzo por alcanzarla de vuelta. Lee estaba trepando muy bien, pero a mí ya me estaba costando subir. El esfuerzo que había hecho me estaba limando. La espalda comenzó a molestarme por la leve inclinación del torso que es necesaria para trepar eficientemente. Los músculos de mi espalda se estaban fatigando. «Houston, we have a problem!»

Cuando regresamos a Devil’s Fork Loop Gate eran las 11am del segundo día, tres horas exactas por delante de mi estimado. Ya podía caminar de regreso al final y haría buen tiempo, cerca de 31 horas. Lo que me quedaba de trepada era poco, de donde estaba de regreso a Highknob eran como 8 kilómetros y luego 12.5 más bajando a la meta. Eventualmente le dije a Lee que me dejara atrás porque yo ya estaba impedido para moverme a un ritmo decente. Ella pretendía acompañarme a la meta pero cuando le recordé que Shalini venía atrás accedió a dejarme. Yo igual iba a llegar, lento pero seguro, sin prisa pero sin pausa.

Cuando me quedé atrás ya estaba muy cansado y caminar me hacía jadear. Recogí un bastón de orillas del camino y con eso podía ayudar a mi espalda a no doblarse tanto. En las pocas bajadas que encontraba deja el bastón atrás y luego tomaba otro en la próxima subida. Llegué a Highknob a las 12:35pm. Ya, al paso que llevaba, iba al mismo ritmo que había calculado para toda la carrera. Solo faltaban 12.5 kilómetros y terminaba.

La bajada me pareció interminable. Aún bajando me parecía que iba subiendo. Pero seguía moviéndome, eso era todo lo que necesitaba hacer para terminar. Se me acabó el agua como a la hora de haber dejado Highknob, tenía sed. Sabía que llegaría antes que la sed se tornara un problema mayor. Ya esta carrera era mía. Realmente había dado todo lo que tenía. Para la próxima carrera me hice una nota mental para entrenar mi espalda más de lo que lo hice para esta (nada).

Crucé la meta en 31:34, mi cálculo optimista era hacerlo en 34:13. Llegué dos horas y 39 minutos antes. Mi entrenamiento había funcionado muy bien. Había corrido con Luis Carlos dos Parques Metropolitanos de madrugada todas las semanas por los últimos cuatro meses. También había corrido con Iñaki y Mónica otros dos Parque Metropolitanos semanales. Y los fines de semana hacia uno o dos fondos largos en Cerro Azul y Pacora con los grupos que estaban corriendo regularmente esas rutas, o hacía fondos en El Valle con mi hermano y su familia.

Parciales
6:27, 7:50, 8:26 y 8:52 fueron los parciales de cada cuarto de carrera