Categorías
Caminatas

Cerro Bruja 2024

Hemos vuelto a visitar Cerro Bruja para iniciar el año con una buena caminata. Ha resultado ser muy reveladora. Ha dejado claro que ya estamos avanzados de edad y ya no es tan fácil enfrentar retos duros. Aún así, llegamos hasta la curumba de esta montaña tan particular. La Bruja sigue dando qué hacer cuando uno quiere conquistarla y esta vez no fue una excepción. Iniciamos cinco veteranos de esta montaña y dos neófitos: Sjef, Popo, Tony y Jorge ya habían subido, y Henrik y Sonia iban por primera vez.

Unión de Boquerón y La Escandalosa

La organización de este viaje resultó muy sencilla pues todos ya tenían experiencia en la dinámica de nuestro grupo. Sjef se encargó de los alimentos y Popo los complementó con un pesto para la segunda noche. Decidimos hacer el viaje de tres días para tener tiempo de explorar arriba en busca de un mítico chorro en el que nace el Río Diablo. El chorro no es tan mítico, casi pareciera serlo por lo complicado de llegarle. Todo el tiempo se caen árboles en la ruta y hacen difícil navegar por la cima de Cerro Bruja.

Subiendo Quebrada La Escandalosa

Este año resultó estar seco arriba. Encontramos muy poca agua arriba del cerro. Subiendo el primer día la gente se fue cansando. Casi ya caída la noche llegamos al lugar donde acampamos. No era el lugar que tenía en mente, pero no hubiésemos llegado al objetivo con luz. Resultó que tampoco había agua donde pensaba acampar. Salió perfecto el desvío para encontrar agua. Llegamos a un lugar que ya estaba limpio y preparado, con rastros de un campamento anterior.

Revisando el mapa

El segundo día salimos en busca de la cima y nuestro chorro. Popo y Sonia se quedaron en el campamento. Uno porque le dolían las rodillas (se había operado una el año pasado) y Sonia porque sus zapatos «nuevos» se habían despegado. A nuestra edad dos años pasan tan rápido que nuevo se vuelve relativo. También que las cosas ya no duran como antes.

Campamento

Todo parecía estar marchando de maravilla hasta que un árbol caído nos hizo desviar. Al rato volvimos a encontrar las marcas y seguimos nuestro camino. Todavía quedaban muchas marcas que nosotros habíamos colocado anteriormente. Esta vez olvidamos traer cinta de agrimensura. Teníamos un rollo que Henrik trajo y colocamos más cintas mientras avanzamos hacia nuestro objetivo. Pronto la gente se fue quedando sin agua porque pensamos que encontraríamos bastante agua arriba. Se notaba claramente el efecto de la sequía de este año.

También nos encontramos con más árboles caídos que fueron demorando nuestro progreso. Siempre encontrábamos la pica vieja y luego se nos perdía cuando nos desviaba algún obstáculo. Eventualmente llegamos a la cima y seguimos rumbo a nuestro chorro. Cuando comenzamos el descenso al chorro ya estábamos cortos de tiempo y decidimos regresar. Cortos de tiempo y sin agua ya fue suficiente para desistir de seguir alejándonos del campamento. El regreso fue bastante rápido. El rastro que habíamos dejado se nos perdía ocasionalmente, pero siempre volvíamos a encontrarlo.

En un momento dado pensé en que podíamos llegar directo al campamento bajando por un brazo del Río Diablo. Revisamos el mapa, tomamos una dirección cardinal en la brújula y partimos. Muy rápido encontramos que no iba a funcionar nuestro plan porque el terreno estaba más quebrado de lo que se apreciaba en el mapa. Regresamos por la misma ruta que habíamos seguido. ¡Fue un buen día de exploración!

El último día amanecí lento. Me acosté tarde jodiendo con Anón. No tengo idea por qué la música se prendió a las 3:19am y Sjef se despertó pensando que ya era hora de hacer café. Así que mi sueño fue interrumpido y corto. Aún así, dormí muy sabroso en el piso y, por suerte, no llovió durante la noche. Sjef se levantó temprano a hacer el café. Normalmente me despierta para que prenda la estufa pero ya aprendió cómo encenderla y él mismo hizo todo. Solo me quedó revisar que hirviera el agua y echar lo que quedaba de café en la olla. No desayuné nada porque nada me quedaba y no sobró pesto con pasta de la noche anterior.

Fui el último en dejar el campamento. Todos salieron un poco antes que terminara de empacar confiados que pronto los alcanzaría. El retorno fue bastante tranquilo y sin mayores desvíos. Hubo un par de momentos en que perdimos la huella del camino pero pronto la recuperamos y seguimos avanzando hasta llegar al auto. Jorge, Henrik y yo fuimos los primeros en llegar. Seguidamente llegaron Sjef y Popo. De últimos venían Tony y Sonia con sus zapatos cosidos para que les aguantara la suela. Teníamos unas Balboas en el auto que estaban calientes después de tres días y así mismo nos bebimos todas.

Lo nuevo que encontramos en este viaje fue el campamento donde encontramos agua cerca de la cima. También vimos un par de picas nuevas que me gustaría explorar en algún momento. Por ahora no parece que regresemos pronto (nunca se sabe). Vimos muchos animales en el camino. Jorge Mendoza tiene ojos de águila y encontró todo lo que había que ver. Un buho de antifaz fue lo más especial para mí. Vimos monos, perezoso, tucanes, loras, perdices y muchos picaflores. Una «X» también, pequeña, a orilla del camino. Quedé con Henrik que pronto haremos un campamento en una finca que tiene cerca del nacimiento del Río Gatún. Pronto regresamos al monte…

Categorías
General

Iniciando 2024 Botando 50 Cosas Guardadas

Estoy tratando de decidir que haré de mi 2024. Estoy a la deriva ahora mismo. 2023 fue un buen año, pero fue un año de transición. Estaba ubicándome en este mundo como una persona sola, un viudo, no parte de un matrimonio. Sigo teniendo una familia de dos hijos, pero ellos ya están en sus propios caminos y ahora me toca trazar mi nuevo rumbo.

Hice mucho en 2023, fui parte del 1% más activo de los atletas de Strava. Hice mi catarsis a punta de actividad física. Ahora tengo que encontrar un nuevo balance, darle mayor prioridad a mi trabajo, y encontrar un punto medio llevadero que me dure hasta el 2025. Todavía no he hecho ningún plan específico, pero comencé despojándome de 50 cosas que llevo rato guardando. Fácilmente pude haber botado 100 cosas, quedé en 50 por un artículo que leí en The Guardian.

Al final ni se nota la diferencia en la casa, todo cupo en una caja grande que voy a usar para llevarlas al centro de reciclaje. Hay varias cosas que sirven, como el amplificador y el mezclador de entradas, pero ¿quien escucha música usando aparatos como tocadiscos y caseteras hoy día? Incluso tengo una colección de cientos de discos de vinilo, y otros cientos de CD, tengo tocadisco, y no escucho nuestra música de esa forma ya.

La estufa de gas, y la lámpara de gas, usan cartuchos de Camping Gaz. Ya esa marca no llega a Panamá, pero todavía hay cartuchos que le sirven a ambos aparatos. Pero tengo media docena de estufas de gasolina, una lámpara de keroseno Coleman, y lámparas LED que son más eficientes que estos aparatos de gas butano, o propano.

La propela era de un motor Johnson 135hp que nos llevó a sacar muchos pescados en su época. El arpón Mares Sten 130 mató a la mayoría de esos pescados, junto con otro Mares Sten 100 y un 80. Ahora usamos arpones de ligas. Tengo un Riffe Island 130 y un Omer 100 que son más silenciosos que esos arpones de aire Mares. ¡Eran un cañón bajo el agua! El Mares tiene más de 30 años.

El Floppy Cock me lo dió Hasukashi en el InterAmericas Hash del 2013. La idea es que tenía que entregarlo a otro hasher en otro evento para que el Floppy Cock viajara. En el cuello tiene las tarjetas de identificación de sus previas visitas. Se me quedó cuando fuimos al InterAmericas en Portland en el 2015 y ahí se ha quedado esperando que vaya a otro Hash Internacional. Estábamos inscritos en Trinidad y Tobago 2020 y quedó cancelado por pandemia.

La bota de vino me la trajo Ignacio Esplá de España y le dimos buen uso por un rato. Tiene tripa adentro y no guardé bien la bota. La tripa (un estómago) se secó y se dañó. He estado por reemplazar la tripa por una de plástico desde hace años. La verdad es que ya tomo poco vino, y nunca en bota. La bota era buena para caminatas y llevar vino al parque. Ahora llevo ron en las caminatas y el vino en tetrapak para la noche.

Mi KLR 2006, que ya vendí, fue golpeada por un camión y se le dobló el timón al caer. Reemplacé el timón y lo guardé (por si acaso). Tengo dos timones más, por si acaso. De esos dos, otro también está doblado (de mi KLR 2011) y debería botarlo. Lo voy a guardar para las próximas 50 cosas que botare.

Tengo varias plumas fuente, varios diarios en los que ya no escribo con mis plumas fuente. Ahora escribo aquí, y no diariamente. Pero la tinta es perecedera y ese frasco debe tener 20 años de estar esperando rellenar unas plumas que no uso, y no tienen ni tinta para que no se les seque adentro. No voy a botar mi plumas, nunca se sabe cuando puedan ser necesarias.

Estoy botando una tarjeta madre que es una computadora completa. En algún momento armé una computadora con esa tarjeta, con su disco, teclado, y pantalla. Solo estoy usando una de mis dos portátiles, esta con la que escribo ahora, y tengo otros equipos esperando que los use. Entre esos tengo un Raspberry Pi 2 más pequeño que esa tarjeta madre.

Mis alforjas Ortlieb se despegaron en un viaje y casi dejan todo su contenido en el camino. Eran cosidas por calor, y el calor de Panamá debe haber derretido esa costura. Cosí la primera que se rompió y luego se despegó la otra. Ahí está esperando que haga la reparación. La verdad es que he perdido confianza en ellas, ya no sirven. Aún así las estaba guardando.

Uno de los zapatos que estoy botando los usé cuando me casé la primera vez en 1986. ¡Todavía los tengo y me quedan! Hace años que no los uso. Tengo un tuxedo que puedo usar con esos zapatos, pero me he puesto otros que me gustan mejor las pocas veces que me pongo formal. Dudo que vuelva a ponerme el tux, pero le queda a Irving y lo usó para su graduación.

Dos ipods, un teléfono viejo, un procesador y su abanico, un equipo para tomar inventario físico, mi archivo de equipos electrónicos. Puedo aportar más al conteo de cosas que botar, pero los voy a guardar para tener material para la próxima botada. Este es solo el principio del proceso de limpiar casa. Estoy botando solo lo mío, y hay bastante de mujer que puede irse también. Entre mi hermana y mi hija botaron bastante de sus cosas. Yo todavía no estoy del todo preparado para eso. Por eso estoy practicando con lo mío.

He visto que mientras más boto, más fácil se me hace botar otras cosas. Como todo en esta vida, la práctica hace la perfección, el hábito hace al monje. No haré otra entrada en esta bitácora la próxima vez que bote cosas, no creo. Aunque puede ser un tema interesante para mi el repaso de las memorias asociadas con las cosas que he guardado. No es algo que vale la pena compartir por este medio, diría yo. Al final, es mi taller de aventuras y puedo hacer lo que me da la gana con este.

Categorías
Correr

Shangri-La 170 versión 0.0

Shangri-La 170 kilómetros versión 0.0, cero costo, cero apoyo, es un recorrido de 170+ kilómetros en autosuficiencia por varios recorridos por El Valle de Antón. Desde hace años vengo pensando que El Valle necesita su propia carrera de 161 kilómetros (100 millas). Una carrera que parta, y termine, dentro del mismo El Valle para que la logística y el transporte sean sencillos. Estoy planeado esto para el 15 de diciembre de este año, 2023.

RecorridosDistanciaElevación Ganada
El Valle 50 (amarillo)54.16 km3,700m
North Loop y Cerro negro (azul)66.70 km4,122m
La India Dormida (verde)18.31 km1,011m
Big Foot (rojo)33.54 km2,197m
172.71 km11,029m
Tabla de Recorridos

No pensé que quedaría un recorrido tan difícil, pero no hay duda que eso es lo que tenemos. Es lo que hay, así es El Valle de Antón, cerro para donde voltees la mirada. No hay nada que hacer. Todos los recorridos salen de Shangri-La y regresan al mismo lugar. Así tenemos, por lo menos, cuatro visitas a un lugar donde podemos tener una buena bolsa de apoyo personal y donde nos pueden esperar los que quieran acompañarnos.

También en Shangri-La hay baños, una charca donde relajarse un rato entre cada una de las vueltas, y un lugar en el que podemos prepararnos un plato caliente, tomarnos un café durante la noche, y dónde relajarnos un ratos al final de esta aventura.

Cada quien sabrá que va a necesitar para poder recorrer toda la ruta. La ruta más larga puede tomar más de 12 horas para terminarla. Ese es el tramo más duro de todos el recorrido. Al menos ese tramo tiene varias tiendas donde uno se puede abastecer, y hay bastantes ríos para rellenar botellas si es necesario.

El orden de las vueltas es tal como está la tabla y estoy pensando que debemos iniciar el recorrido el viernes en la noche. Así tenemos hasta 48 horas para terminar. Ojalá podamos hacerlo en menos tiempo. Este paseo nos puede servir como un buen fondo para El Reto del Indio y El Valle Ultra. Obvio que 170 es tres veces un El Valle Ultra, pero los que vayan para ese evento pueden hacer solo Big Foot y ya tienen un buen fondo.

Voy a actualizar esta entrada con más información prontamente. En particular, voy a cargar y compartir los cuatro recorridos de arriba. Los que se quieren unir, ya saben, vayan apartando su tiempo, y comiencen a entrenar.

Esta entrada es una copia de una página que quedará en el menú: Shangri-La 170 Versión 0.0 y la voy a actualizar con más detalles pronto.

Actualización Noviembre 28

TrayectoEnlace
El Valle 50khttps://connect.garmin.com/modern/course/240024051
North Loop y Cerro negrohttps://connect.garmin.com/modern/course/240024190
La India Dormidahttps://connect.garmin.com/modern/course/240024310
Big Foothttps://connect.garmin.com/modern/course/240024339
Enlaces a los trayectos individuales

Tratando de que la mayor cantidad de gente corra junta por el tiempo que se pueda, los que salgamos a correr los 52 kilómetros el viernes en la noche, debemos llegar alrededor de 10 horas más tarde, tal vez 11. La partida del North Loop debe ser 7am el sábado. Esa ruta nos debe tomar cerca de 14 horas. Llegaríamos a las 9pm. Así es que seguiríamos con los 18k de La India Dormida a las 9:30pm. A las 2am del domingo debemos estar regresando a Shangri-La. Partiríamos a las 3am por los 34k del Big Foot loop. A las 10am debemos estar terminando los que podamos hacer el recorrido en ese tiempo. Es muy probable que yo no esté en ese grupo.

Me encantaría poder completar todo el recorrido en 38 horas y terminar a las 10am. Estoy claro que es un tiempo ambicioso para mí, pero para eso hacemos esto, para encontrar nuestros límites y ver que ¡sí se puede!

El itinerario de arriba es lo que se me ocurre que podemos tratar de hacer los que vamos por los 172. Los que quieran hacer menos y acompañarnos por trayectos ya saben los nosotros vamos a estar haciendo. Pueden salir con nosotros, o salir antes y hacer su propio recorrido con su grupo. Tal vez los alcanzamos, lo más probable es que no. Pero tenemos todo el domingo para regresar a Shangri-La, descansar, y esperar a los que sigan en el ruedo tratando de completar la distancia que se propongan.

Categorías
Correr

El Buen Vino

Un amigo, hace muchos, me dijo que era como el buen vino: «pasarían años antes que sirviera para tomarse». Por supuesto que se estaba burlando de mi. Pero, al final, estaba en lo correcto. Este año he corrido seis ultras: 5 de cien millas, una de 80 kilómetros. Terminé 5 de 6, y quedé de primero en mi categoría en cuatro.

Categorías
Correr

Tahoe Rim Trail 100 – 2023

Tahoe Rim Trail 100m ha sido una gran experiencia, una carrera vieja con una ruta nueva. Hacía tanto tiempo que no corría por California que había olvidado lo fabuloso que son los senderos acá, lo hermoso de los paisajes y la atención excepcional en las estaciones de apoyo. Encima, este año fui al meet & greet y conocí al director de la carrera, George Ruiz, y a bastante del personal de apoyo en las estaciones de apoyo. Cuando llegaba a las estaciones me recibían por nombre y me atendían como a un viejo amigo. ¡Fuera de serie!

Viajé ultra-ligero a la partida y usando los medios de transporte más económicos posible. Fue buses, trenes y automóviles toda la distancia. Por suerte Steve Lang me fue a recoger a Reno para llevarme a Carson City, mi destino final y lugar de partida de la carrera (desde Western Nevada College). Bajé los $500 del alquiler del auto a menos de $125 por todo el transporte. Fue una experiencia interesante.
Shannon me recogió en el Motel 6 dónde me hospedé para llevarme a la partida a las 4am. La había conocido en el meet & greet y ofreció darme el bote cuando George anunció que yo necesitaba el aventón. Hacía tiempo no llegaba tan temprano, con tanta antelación, a una partida (una hora antes). Esta fue la tercera carrera con rastreador de GPS este año. Parece que todas están cambiando a esta modalidad.

La partida, a las 5am, fue con penumbra matinal. Yo empecé enredado porque mi reloj se quejó cuando puse la ruta. En el enredo no toque inicio sino como cinco minutos después de partir. Encima, poco después se trancó cuando fui a la pantalla de trepada y se apagó para reiniciar. ¡Diablos! Bueno, cuando regreso apague la navegación y no volvió a molestar, por suerte.

Me acomodé en la cola de los corredores porque no tenía interés de atacar la primera trepada con la cual inicia esta nueva ruta: 14 kilómetros trepando 1,200 metros de salida (casi un cuarto del desnivel total). El día arrancó espectacular, con un amanecer rojo profundo. La vista de la meseta dónde se ubica Carson City estaba preciosa. Al principio estaba pasando corredores, pero, cuando se inclinó la pendiente, empecé a perder posiciones. Igual, no me iba a esforzar en esta trepada. Podía escuchar el jadeo de quienes me pasaban, muy temprano en la carrera para estar respirando duro.

Lo único que compre para la alimentación en esta carrera fue una media docena de Ensure. Todo lo demás que tenía eran sobras de las carreras anteriores. Lo más importante que llevé de Panamá fueron los sobres de LMNT para aumentar la sal en la bebida de electrolitos que nos dieron en la carrera (no era Tailwind, pero no recuerdo que fue).

La primera estación en el recorrido fue Kick Ash, una parada que solo tenía agua. Pasé sin parar porque llevaba suficiente líquido. Luego venía Snow Valley Peak, por donde también pasé rápidamente rellenando mis botellas y tomando un par de pedazos de emparedado de mantequilla de maní con jalea. Aquí tomé unas cuantas fotos de las vistas espectaculares que había. Lástima que las perdí cuando se dañó mi celular al final de la carrera. De aquí bajábamos a Spooner Lake (donde empezaba la carrera antes) a la estación de Stonehenge. Hice buen tiempo en esta bajada, sin apuro, bajando eficientemente. La verdad es que estaba encantado con lo nítido del recorrido. Se me había olvidado lo excelente que son los trillos en California, bien cuidados, sin piedras, ni raíces (como en Virginia).

Para mí fue muy emotiva la llegada a Spooner Lake. Recordé cuando llegué la primera vez, en el 2015, y Lorena nos gritó del otro lado del lago y la escuchamos. Todo el recorrido alrededor del lago venía recordando escucharla animarnos a terminar. Esta vez apenas estaba comenzando esta carrera, pero la llevaría conmigo por el resto de la carrera. En Stonehenge, la estación, comí tocino y un huevo revuelto con vegetales que estaba buenísimo y estaba en una bandeja dentro de copitas de papel. Me pareció excelente idea para El Reto del Indio. Tomé coca, rellené mis botellas.

Salí rumbo a la estación de Hobart a través de un costado de Marlette Lake. En la subida me pareció increíble cómo encontré este tramo tan duro en la segunda vuelta de TRT 2015 y ahora parecía enteramente fácil. En esta trepada me alcancé a Tony Moore (quedó de segundo este año, justo detrás mío) y quedamos conversando por un buen rato. Tony es corredor muy experimentado, con más de 129 ultras terminadas. Cuando llegué a Hobart me recibieron como a un gran amigo gracias a las amistades que hicimos en el meet & greet @ The Fox en Carson City. Me tomé una cerveza que me cayó super bien, comí papa con sal, pepinillos, más tocino, me tomé mi primer Ensure que tenía en la bolsa de corredor. Había dejado cuatro aquí y dos más en la estación de Diamond Peak. Rellené mis botellas y partí para Tunnel Creek.

Camino a Tunnel Creek volví a pasarme a Tony. Casi toda la carrera estuve rodeado de gente que parecía de mi edad, o mayores. Compartí poco con mujeres en esta carrera. Curiosamente, solo terminaron 18 mujeres, 12 delante mío, y 6 atrás. Cómo arranqué lento, las mujeres que me ganaron me dejaron atrás y nunca las volvía a alcanzar, y dejé atrás a las que me gané en la trepada. Casi toda la carrera fui pasando gente, pero nunca jóvenes. Ahora, revisando los datos, veo por qué fue eso: solo tres personas, hombres todos, menores de 30 años, terminaron esta carrera (todos detrás mío).

Otro con quien conversé varias veces porque me pasaba y luego yo lo volvía a alcanzar, fue Julián Martínez, de 61 años. Cuando llegué a Tunnel Creek volví a pedir cerveza. Acá no tenían un bar completo cómo en Hobart, pero igual me dieron una cerveza de la reserva personal de uno de los voluntarios. Tunnel Creek antes era una estación grande, y todavía era más grande que Hobart, pero ahora solo la visitaría cuatro veces.

Rumbo a Bull Wheel recordaba a un corredor que me acompañó en este tramo en el 2015. Quedamos hablando del Ironman porque tenía tatuado el logo en una pantorrilla. Los ultra-corredores se tatúan un 100M, y en esta carrera había uno así con su tatuaje en la pantorrilla. Entre Tunnel Creek y Bull había 5 kilómetros que se me pasaron rápido. En Bull Wheel tenían poca cosa porque es una estación de solo agua. Luego viene la bajada a Diamond Peak de 8.5k. La bajé a balazo (para mí parecer) y pasé a varios otros corredores que bajaban con calma. Yo venía gozando las curvas con bancada que estaban hechas para ciclistas, y cuidando que no me atropellaran los ciclistas que también estaban usando la vía. En Diamond Peak me tomé otro Ensure, y rellené mi pañuelo con hielo. Ya estaba caliente y ahora venía la trepada descomunal de regreso a Bull Wheel. También aproveché una estación de frío para refrescarme, mojarme por completo, y aprovechar los rociadores que enfríaban el lugar.

En la trepada me alcanzó Julián nuevamente, y me dejó atrás. Otra joven me pasó también. A ambos me los alcancé luego. Yo trepé sin prisa, pero sin pausa y pasé a varios otros que iban por delante cuando pararon a descansar. Creo que solamente la subida a Mount Mitchel en Hellbender tiene mayor inclinación sostenida que Diamond Peak. En Ultra Tour Monte Rosa hubo trepadas más pendientes, incluso con soga puesta para la trepada, pero no mantenían la pendiente por tanto tiempo. Eventualmente, cuatro kilómetros después, regresé a Bull Wheel. Rellené mi botella de mano y salí de regreso a Tunnel Creek.

En Tunnel Creek comí todo lo salado que encontré. La verdad es que todas las estaciones grandes estaban muy bien apertrechadas. Como se repiten varias veces es sencillo ofrecer bastante en estos puntos. Hice los 72 kilómetros hasta aquí en poquito menos de 14 horas. Había puesto una linterna de cabeza aquí por si llegaba de noche, o por si la iba a necesitar en el trayecto. Pensé que podía llegar todavía con luz a Hobart, pero igual me llevé la linterna. Eran las 7pm y la penumbra empezaba a las 8pm. Este tramo de regreso un leve pendiente subiendo hasta llegar a la vista de Marlette Lake y luego de una travesía por llanuras iniciaba un descenso corto a Hobart. Llegué a las 15:42 horas de haber salido de Carson y la tabla de pasos que había preparado me ponía aquí a las 15:45 horas. Estaba corriendo de acuerdo con mi plan y todo marchaba bien. Con el tiempo estas carreras se hacen más predecibles y ya tengo mi paso bastante bien medido.

Hobart #2 era la mitad de mi carrera. Aquí seguí con mi plan, otro Ensure, otra cerveza, papa con sal, jugo de pepino, rellenar botellas, botar basura, y seguir adelante. Antes de partir cambié la lámpara de cabeza que llevaba, una BD Icon 700, por una Petzl Iko Core que iba a probar por primera vez. Regresaría a Hobart en 11 kilómetros y tenía la opción de cambiar de vuelta a mi lámpara probada. Partí rumbo a Snow Valley #2.

La Petzl Iko es muy cómoda, liviana, fácil de usar, y viene con una batería recargable. Había comprado otra batería recargable porque sabía que no duraría la noche. Estaba usando la Iko en su intensidad media, la luz que emite a ese nivel es de 100 lumens y debe durar 8 horas. No es tan brillante como mi BD Icon 500 que ilumina con 500 lumens y me dura 20 horas con su pila de litio recargable. Estaba haciendo este compromiso porque la Icon 700 con pilas AA no me estaba dejando contento, como ya he explicado anteriormente. Llegué pronto a Snow Valley y di la vuelta casi sin parar. Ya para esta altura estaba cruzando muchos corredores de ida y de regreso. Los punteros de la carrera ya habían pasado por Hobart rumbo a la meta.

Pasé por Hobart #3, 91 kms, con calma. Pedí café (con un poquito de whisky), saqué mis cosas de frío (dejé los guantes, llevaba un gorro de lana, un Buff caliente para el cuello, un impermeable y una camisa manga larga), y seguí para la segunda vuelta por Diamond Peak. Hice algo nuevo: rellené la botella de mi cinturón de café. En el camino seguía cruzando gente que ya venían de regreso de su segunda vuelta rumbo a la meta. ¡Bárbaros! Me llevaban 42 kilómetros por delante, aproximadamente. La noche estaba fresca y yo estaba sudando.

Hice ajustes en mi vestuario por el calor que estaba generando mientras corría: el Buff que llevaba en la muñeca lo pasé a la cabeza, el gorro me lo quité y lo llevaba en la mano de la botella, y el Buff caliente del cuello lo puse en mi muñeca derecha. Con ese cambio quedé cómodo. Las mangas las subía y las bajaba dependiendo de cómo estaba la temperatura que variaba con el terreno. La botella de café estaba buenísima. Debí haber pensado en esto desde hace muchas carreras atrás. En realidad, no todas las carreras tienen tanto café cómo había en TRT 100. La próxima vez le añado azúcar al café para que me ayudé con la nutrición y así no tengo que chupar pastillas. 17 carreras completadas y hasta ahora no me llevaba café en una botella. Siempre hay algo nuevo que aprender.

Al llegar a Tunnel Creek pedí una sopa de fideos. Mientras la tomaba llegó un corredor y nos preguntó si una linterna de mano pertenecía a alguno de los que estaban ahí. ¡Era mía! Se le había abierto un hueco a mi correa y la había perdido. Encima, no prendía, estaba descargada. Dos errores cometidos: no revisé la linterna (que había cargado antes de viajar) y no reparé mi correa (sabía que estaba ya por ceder en la base de su bolsillo trasero). Cambié la batería de mi linterna porque así ya me duraría la noche y iba a tener luz para hacer esto cuando se agotara la batería que tenía. Rellené mi botella de café y la de la mano y seguí mi camino. Cuando pasé por Bull Wheel 3 ya llevaba más de 100k y estaba ahora descontando de dos dígitos. Todo marchaba bien.

En el descenso a la estación de Diamond Peak #2 encontré que la luz no era suficiente para percibir el desnivel del terreno y un par de veces pisé en falso y me lastimé la espalda inferior. Por suerte mi espalda está bastante fuerte ahora mismo porque anteriormente cualquiera de esos golpes me hubiera dejado mal. Los ejercicios que he hecho para la espalda me han dado resultado. La verdad que, en retrospectiva, debí haber usado la linterna en su nivel máximo en la bajada en cuanto pasó el primer desnivel falso.

Tenía batería para quemar, y batería de repuesto. Quedé descontento con la Iko por esto, porque no veía bien en la bajada y no se comparaba con los 500 o 700 lumens de la Black Diamond Icon. Pero nunca le subí la intensidad a la lámpara. Voy a tener esto en cuenta para mi próxima carrera: puedo variar la intensidad de la iluminación cuando el terreno lo requiere. Así es que queda pendiente otra prueba de la Petzl Iko Core a máxima intensidad. Iba pasando gente en la bajada, gente que ya venía caminando. Yo todavía seguía corriendo. No tenía sueño, pero ya estaba sintiendo algo de náusea. Sabía que pronto llegaría el sol para revivirme y solamente tenía que sobrevivir lo que quedaba de noche. Llegué a Diamond Peak #2 cerca de las 23:30 horas de carrera, justo como tenía planeado.

Hacía frío y me senté dentro del salón que tenía la enfermería. Cuando me atendieron pedí un café y mi bolsa de corredor. Saqué mi Ensure, recibí mi café, y, cuando me lo iba a tomar, me entraron las ganas de vomitar. Salí huyendo hacia afuera para no vomitar adentro. Quedé arqueando en el portal de madera que rodea el edificio que es la base de la montaña de Incline. No salía nada, solo baba, pero no paraba de arquear. A los pocos minutos disminuyó la intensidad de los arqueos y me senté en un escalón que había cerca. Una mujer me vino atender y me ofreció pastilas para la náusea. La tomé y me la pude tragar. Casi de una vez, nada que ver con la pastilla (no actúan tan rápido), me sentí mejor. Entré de regreso al edificio y me tomé mi café y el Ensure. Me tomé mi tiempo aquí. No partí hasta que saliera el sol.

Me quité todo lo de frío, dejé la lámpara en la bolsa de recambio, y me fui a terminar la carrera con el sol de la mañana. Pasé casi una hora en esta estación. Cuando salí me sentía en buena forma para atacar la trepada de Diamond Peak. Me fui determinado a terminar esta carrera. Solamente me faltaba un maratón, 42k, para cruzar la meta. Estaba seguro de que iba a terminar esta carrera. Tenía que romperme una pierna, o doblarme un tobillo, para que esto no pasara.

La subida de Diamond Peak me tomó la hora y llegué a Bull Wheel como 30 minutos atrás de lo que tenía planeado. La parada tan larga en Diamond Peak me había descuadrado el plan, pero ya todo lo que venía era prácticamente bajada. Me tomé algo de soda de jengibre y Coca-Cola en esta estación, rellené de agua mi botella (ya no les quedaba electrolito) y me fui contento, bien servido por esta estación de “solo agua”. De aquí en adelante iba a ir acelerando hasta llegar a la meta y dejar todo lo que tenía en el camino que quedaba.

Recogí mi gorra en Tunnel Creek #4. Me ofrecieron de todo lo que tenían ahí, pero yo ya iba por fuera. A esta altura en mis carreras solo me interesa terminar. Una vez que sale el sol quedo como nuevo, es increíble lo que hacen esos rayos estelares. Llené mi botella de electrolito y seguí mi camino. Me alcancé a Tony en la trepada hacia Hobart y estaba vomitando cuando lo pasé. Lo saludé y le pregunté cómo estaba. Me dijo que estaba bien, solo gajes del oficio. En el camino me iba alcanzando gente que estaba ya en la marcha a la meta. Yo estaba trepando con buen ritmo y corriendo cada vez que la pendiente me lo permitía. Pronto regresé a la vista de Marlette Lake. Al rato encontré un tren de corredores y los pasé a buen ritmo. Llegué a Hobart #5 bajando apurado. ¡Ya quería terminar esta carrera!

Me tomé mi último Ensure, unos analgésicos, unos gel shots de vodka y salí a acabar. En el camino a Waterfall me alcanzó Tony nuevamente. Ya se estaba poniendo caliente la temperatura y se me había acabado el agua. Aunque era mayormente bajada, este tramo me estaba resultando largo y con más trepada de la que esperaba. Se me estaba haciendo eterno el tramo y la compañía de Tony resultaba agradable. Quedamos hablando de boxeo. Curiosamente a los dos nos gustaba boxear cuando jóvenes. En un arroyo paré a refrescarme y rellenar mis botellas de agua. Tony hizo lo mismo, pero no rellenó su agua, el llevaba una vejiga. Cuando levanté la vista, ya lo había perdido. ¡Me había dejado atrás! Salí a la caza porque él estaba en mi categoría y no pensaba dejarlo terminar antes que yo. Ahora el camino era unos andenes largos que bajaban la montaña cómo una culebra inmensa. Eventualmente alcancé otros corredores que Tony se había pasado. El estaba bajando bien, es buen corredor. Cuando lo alcancé se hizo a un lado y me dejó pasar. Ya no lo volví a ver.

En Waterfall rellené mi pañuelo con hielo, me tomé una soda de jengibre, rellené mi botella del cinturón con más soda, y la de mano con electrolitos. Pasé bastante rápido por esta estación. Había recuperado el tiempo perdido y ganado 15 minutos adicionales al plan que tenía. ¡11 kilómetros para terminar! El calor era infernal y la soda del cinturón se fue en 15 minutos. Tenía que hacer durar la botella de mano 1 hora y 45 minutos. Esto parecía imposible con la temperatura del medio día y el sol que brillaba feroz en el cielo azul. La bajada la sentía cómo una subida, la pendiente leve bajaba serpenteando por la ladera de hierba sin un árbol que diera sombra. Al fondo ya se veía la universidad y la meta, pero el camino se me hacía interminable y me estaba recalentando. Fue necesario bajar el ritmo para mantenerme a una temperatura manejable. Veía que el camino se acercaba a un río, y luego se volvía a alejar. Sabía que eventualmente cruzaría ese arroyo y tenía que aguantar hasta llegar al agua para refrescarme y rellenar mis botellas. 38 grados centígrados marcaba el reloj.

Al llegar al agua me senté en la orilla, rellené mis botellas, y me tomé medio litro de agua mientras me mojaba todo. Me pasaron un par de corredores. Uno parecía de mi categoría, el otro era evidentemente joven. Seguí ya más fresco y ahora teníamos algo de sombra porque el camino iba al lado del río, entre árboles. Al rato volví a tener calor y me metí nuevamente al agua. Aquí me alcanzó un grupo de corredores. Unos se metieron al agua y otros siguieron de largo. Pronto los alcancé nuevamente cuando se metieron al agua más adelante. Ya todos estábamos en el mismo plan, manejar la temperatura corporal para llegar a la meta.

Cuando salimos a la calle y quedaban un par de kilómetros para terminar. No iba a hacer las 32 horas que había planeado, pero estaría cerca. Ya no me importaba el tiempo, iba a terminar y me darían mi hebilla #18. Finalmente llegué al estadio de beisbol, corrí alrededor hasta encontrar la entrada al diamante y la meta. ¡Terminé mi carrera en buena forma! Cuando crucé la meta me dieron un premio inesperado: 1er lugar en mi categoría de 60-69 años. Le había recortado 40 minutos a TRT 100 2015 y mejorado 60 posiciones. ¿Quién iba a pensarlo?

Categorías
General

Mis 100 Millas 2023

# Nombre Tiempo FechaLugar
1Javelina Jundred28:46:53Oct 23, 2010Arizona
2Western States 100m29:40:38Jun 25, 2011California
3Massanutten Mountain 100m34:17:19May 17, 2014Virginia
4Fat Dog 120m45:25:34Aug 15, 2014BC, Canadá
5Tahoe Rim Trail 100m32:52:03Jul 18, 2015California
6 Massanutten Mountain 100m 34:37:27May 14, 2016Virginia
7 Javelina Jundred 25:58:29Oct 29, 2016Arizona
8 Massanutten Mountain 100m 34:43:21May 6, 2017Virgina
9 The Bighorn Mountain 100m 32:15:50Jun 15, 2018Wyoming
X Massanutten Mountain 100m 33:56:04May 18, 2019Virginia
11Javelina Jundred27:39:13Oct 26, 2019Arizona
12Cloudsplitter 10031:34:44Oct 16, 2021Virginia
13No Business 10031:11:57Oct 14, 2022Tennessee
14Deadman Peaks 10033:34:00Nov 5, 2022New Mexico
XVEl Reto del Indio33:56:20Mar 3, 2023Panamá
16Hellbender 10037:25:23May 12, 2023Carolina del Norte
17Massanutten Mountain 100m31:31:50May 20, 2023Virginia
18Tahoe Rim Trail 10032:10:46Jul 15, 2023Nevada
Listado de 100 Millas
Mis 10 Hebillas

Mi querida esposa Lorena me hizo este diseño para que colocara las hebillas que me iba ganando. Ya casi no le queda espacio para colocar más hebillas. Necesito otra tira de cuero para la próxima hebilla que me gane. Tengo planeado ir a Ultra Tour Monte Rosa 170km en septiembre pero las carreras Europeas no dan hebillas.

Nota: esta es una actualización a la entrada anterior.

Mis 17 hebillas, voy por #18 en Tahoe Rim Trail 100 el próximo fin de semana.
Categorías
Correr

Massanutten 100 Millas 2023

Este mayo 20 corrí con Chemi Mandarakas mi Massanutten #5 en un tiempo de 31 horas, 31 minuto. Ha sido mi mejor MMT 100 por más de dos horas. Lo sobresaliente del caso es que esta corrida ha sido una semana después de correr Hellbender 100 Millas. Originalmente no planeaba hacer una corrida seguida de la otra, pero se dio la oportunidad de hacer Hellbender después que me había registrado en Massanutten y la tomé. Chemi se anotó a correr ambas y se armó el plan por serendipia.

Cuando terminé Hellbender quedé algo cansado muscularmente, más que en El Reto del Indio. Mis pies fueron los que peor quedaron por el agua que nos cayó toda la noche durante la corrida. Por suerte todo se recuperó a un punto aceptable antes de que empezara Massanutten. En todo caso, lo que venía era una experiencia nueva para ambos porque ninguno de nosotros había hecho dos ultras seguidas. Ya yo había corrido dos ultras con dos semanas de separación y me fue bien en la segunda, pero 7 días entre medio era algo nuevo.

Por suerte Chemi estaba dispuesto a que corriéramos juntos la carrera. Quedamos en que, si nos separábamos, nos encontrábamos en Habron Gap para comenzar juntos esa trepada que sería ya el inicio de la noche, justo pasada la mitad de la carrera. Yo fui el primero en separarme. Cuando entramos al sendero después de Moreland Gap me pasé a Chemi y a una mujer que estaba corriendo a un ritmo ligeramente inferior al que me convenía. Así me fui pasando otros corredores y llegué a Edinburg Gap unos minutos antes. De esa estación partimos juntos.

La vista del Río Shenandoah justo antes de Woodstock Tower

En el camino a Woodstock Tower, la próxima estación, me tocó ir al monte por la #2. En el breve lapso que estuve parado me pasaron más de una docena de personas. Cuando llegué a la estación, Chemi me había sacado más de 15 minutos. Partimos juntos una vez más, pero ahora estábamos bastante atrás en la fila de gente corriendo esta carrera. Ya llevábamos 32 kilómetros recorridos y los dos nos sentíamos bastante bien. Ambos estábamos sorprendidos de que no hubiesen secuelas de Hellbender en nuestro cuerpo. Chemi se había estado quejando de una banda apretada en la pierna derecha pero a esta altura no había molestia alguna.

Yo me había puesto cinta adhesiva kinesio en los piés para evitar que se me ampollaran nuevamente. Por ahora la cinta, que nunca había usado antes, estaba funcionando muy bien. Había comprado duct tape para este propósito pero leyendo Fixing Your Feet de John Vonhof (el libro) encontré que ahora recomendaban kinesiology tape (antes se usaba duct tape porque no había esta nueva cinta adhesiva). Iba a salir a buscar esa cinta adhesiva y le comenté esto a Chemi y me dijo que tenía en su maleta. Bingo! La cinta esta es de tela, es más flexible que el duct tape, y la goma es distinta. Esto lo hice la tarde antes de MMT.

Llegué a Powell’s Fort un poco antes que Chemi porque me había pasado unas personas en la bajada a esta estación. Chemi también tuvo que parar por la #2. Por la #1 Chemi paraba a cada rato, por suerte. Esas pequeñas paradas me permitían avanzar algo y luego Chemi me volvía a alcanzar. Comparando Hellbender versus Massanutten, Massanutten estaba ganando en la calidad de sus senderos, y sus estaciones estaban mejor aprovisionadas, con más voluntarios. Massanutten tiene 27 años y Hellbender 4 años, ambas apoyadas por clubes sin fines de lucro, pero Virginia Happy Trails, los que apoyan MMT, es un grupo muy grande con más de 900 miembros.

Las primeras estaciones, hasta Elizabeth Furnace, tenían unos tiempos de corte algo apretados. Era necesario promediar 5 kilómetros por hora para pasar los cortes. Estábamos corriendo a paso de 26 horas y habíamos logrado acumular un buen colchón contra los cortes. Cuando llegamos a Elizabeth Furnace, el primer tercio de la carrera (53.6 kms), teníamos 9:56 corriendo y el corte era a las 11:40 horas de carrera. Estábamos muy bien por ese lado. Todo estaba marchando bien en esta carrera y seguíamos sorprendidos de esto. Ningún músculo, ni tendones, estaba molestando. Yo había arrancado la carrera con dos ibuprofeno, por si acaso. Chemi llevaba un frasco completo de ibuprofeno en su mochila y parecía que llevara una maraca que sonaba al ritmo de sus pasos.

Llegué a Elizabeth Furnace con unas ganas de una hamburguesa y esta vez no había. Tenían pasteles de toda clase, pero nada en la barbacoa. Chemi se cambió de zapatillas aquí y se puso unas Altra que había comprado recientemente. Yo no tenía zapatillas extra y solo tenía unas medias para cambiarme después de Gap Creek. Hasta Gap Creek es difícil mantener los pies secos. Hasta ahora no nos habíamos mojado porque el terreno estaba todo seco, no había llovido mucho recientemente. Ya se estaba calentado el ambiente y había una lluvia proyectada para la tarde que nos iba a caer muy bien.

A esta altura de la carrera ya nos habíamos espaciado todos en el sendero. No había interactuado mucho con los corredores porque conversaba con Chemi, principalmente. A los que nos alcanzáramos, los pasábamos. Veníamos de menos a más recogiendo gente. Ibamos sin prisa pero sin pausa. En las estaciones nos habíamos tomado el tiempo justo. El sendero de la carrera me impresionaba cada vez más por lo agradable que lo estaba encontrando. Se me había olvidado lo espectacular que es esta carrera que no corría desde el 2019. Casi que podía asumir ya que iba a conseguir mi quinta hebilla de Massanutten. Pero no hay que cantar «victoria» antes de tiempo.

Llegué a Veach Gap un poco después de Chemi. Me dijeron que se había ido 10 minutos antes. Evidentemente prendió el turbo en algún momento cuando paré a orinar. En Indian Grave me senté con calma a limpiar mis pies que ya habían acumulado algo de tierra y piedras en las zapatillas. No usé mis gaiters por no hacer a tiempo el trabajo de pegar los adhesivos a mis zapatillas (y los había traído). El dedo gordo del pie izquierdo me daba la impresión de tener piedritas abajo, pero no encontré ninguna. Creo que es la plantilla nueva que están usando las Hoka Speedgoat 5.

La sección que venía era una de calle y luego una trepada larga y corrida por el espinazo de la montaña. Me iba a tocar solo esa sección. Es una de mis favoritas. Caí en cuenta en este momento que algunas proyecciones me podían fallar porque este año la carrera había arrancado una hora más tarde que las anteriores y ciertos tiempos que había usado iban a estar equivocados por una hora. Esto me preocupó porque cabía la posibilidad de quedarme sin luz antes de llegar a Habron Gap donde tenía todo para la larga noche que venía.

Llegué a Habron Gap a las 7pm, justo el tiempo que había proyectado equivocadamente. Iba una hora más rápido a este punto de la carrera versus mi cuatro carreras anteriores. Chemi me estaba esperando ya listo para seguir. Me coloqué un duct tape en la pierna izquierda porque me estaba sollando. La ropa interior que tenía no era suficientemente larga para protegerme del tiro del pantalón que estaba usando y que estaba mojado por la lluvia de la tarde. Por suerte ya había dejado de llover.

Recogí los implementos para la noche y el frío y partimos para Camp Roosevelt. Venía un tramo largo que incluía la trepada más grande de la carrera. Luego de Hellbender las trepadas de esta carrera eran poca cosa (aunque no lo eran en realidad). Llegando a la próxima estación estaba ansiando un café. Encontramos Camp Roosevelt menos provisionado de lo esperado (no tenían café y la sopa estaba escasa).

En la trepada a Gap Creek nos pasó Keith Knipling sin camisa. Yo tenía un par de capas encima y este iba como oso polar contento con la temperatura. Nos sorprendió que hubiese estado atrás de nosotros porque Keith es la persona que más veces ha completado esta carrera y varias de esas veces han sido bajo las 24 horas. Chemi había escuchado a Keith decir que tenía un hijo recién nacido y no había podido entrenar suficiente, otro mortal con los problemas comunes de la plebe.

Gap Creek estaba seco, le había estado diciendo a Chemi que íbamos a correr por un río cuando llegáramos a esta sección y no había casi agua. Esta trepada me estaba costando, me parece que ya me estaba quedando sin energías. Cuando la pendiente se puso empinada, me fui sintiendo mejor. Al llegar a la estación de Gap Creek vi que habían hecho un puente nuevo y ya no había que mojarse para cruzar la quebrada que estaba justo antes de la estación. ¡Qué bueno! En Gap Creek nos tomas nuestro tiempo y nos pusimos frente al fuego a tomar café y sopa.

Ahora venía la sección de Kern’s Mountain y la noche larga, la parte álgida de esta carrera. Una trepada larga nos llevaba al espinazo de esta montaña y luego teníamos que correr 8 kilómetros de piedras antes de bajar a Visitor Center. Teníamos 5 horas y media contra el corte y 112 kilómetros corridos en 20 horas, 11 minutos. Podíamos darnos el lujo de tomarnos nuestro dulce tiempo en la montaña y llegar a la próxima estación con calma. La noche se nos hizo corta y de repente ya estábamos en Visitor Center.

En Visitor Center decidimos dejar todo lo de frío y echarnos un sueñito de 20 minutos. Cuando despertamos ya se veía el alba llegando y también decidí dejar mi luz. Chemi siguió con la suya pero su lámpara es mucho más liviana que la mía. Quiero comprarme una Petzl como la de Chemi. De Visitor Center a la meta ya nos quedaban dos trepadas y solamente 36 kilómetros. Comenzamos a trepar con calma y pronto estábamos arriba de la montaña en una piedra con una vista espectacular.

Ya estaba la meta casi al alcance nuestro. Habíamos sobrevivido la noche que se nos hizo corta. Ahora el día estaba fabuloso, fresco, y con cielo azul muy agradable. Pronto llegamos a Bird Knob, una estación muy pequeña arriba de la montaña. Nos tomamos una Coca-Cola y seguimos. Habían unos cuantos corredores descansando aquí. Uno de ellos se levantó con su pacer y procedieron en cuanto llegamos. Yo me lo alcancé en poco tiempo. Ya Chemi tenía adoloridos los pies, las zapatillas Altra no le estaban resultando cómodas.

Cuando llegamos a Picnic Center Chemi decidió cambiarse de regreso a unas Hoka que tenía en su bolsa de recambio. Yo me tomé una cerveza que estaba fuera de este mundo. Habíamos corrido 141 kilómetros en 27:44 y solamente nos quedaban 20 para llegar a la meta con un corte de 36 horas. Hasta gateando podíamos terminar esta carrera. Ahora sí estábamos casi saboreando el triunfo de cruzar la meta de Massanutten 100, pero nos quedaba la última gran trepada por delante. Partimos a por ella.

Todo el tiempo veníamos pensando en cuanto haríamos al final, que si 34 horas, 32 horas, o nos tomaríamos las 36 al final. Ahora parecía que 32 horas era lo más probable. Mi gps me indicaba menos distancia de lo que los organizadores de la carrera tenían en sus tablas de distancia. Ya estaba comenzando a sospechar que me habían vendido 161 kilómetros de carrera y solo me iban a entregar 158, otro robo.

La trepada fue cayendo poco a poco. Nos fuimos alcanzando y pasando a varios en el camino. Muchos de los que nos pasábamos ya venían en su caminata de zombie. Nosotros nos sentíamos bien y teníamos un buen nivel de energía. A esta altura en Hellbender ya yo venía en los vapores. Esta vez tenía la reserva completa y no había tenido que raspar el concolón todavía. ¡Increible! Uno puede mucho más de lo que se imagina. Ambos estábamos asombrados de lo bien que nos sentíamos. Ya los pies de Chemi dejaron de doler cuando cambió a Hoka.

Llegamos a Gap Creek II, la última estación. Nos quitamos todo de encima y solo quedamos con una botella de mano. Chemi ni botella tenía para los últimos 6 kms a la meta. Cuando vimos el reloj le dije a Chemi: «si corremos lo que falta llegamos abajo de las 32 horas». ¡Vamos! Hicimos esos últimos 6 en 42 minutos y cruzamos la meta en 31:31:48. Logramos nuestra meta y corrimos dos cien millas «back to back». ¿Quién lo iba a decir?

Con esta carrera conseguí mi hebilla #17 y Chemi su #8.