Panamá, Paso a Paso

Me han ofrecido la oportunidad de compartir con ustedes algunas de mis experiencias caminando este hermoso país, Panamá. Desde muy temprana edad mi familia, que es numerosa, pasaba los fines de semana fuera de casa visitando playas, ríos y montañas para entretenernos. Casi todos los fines de semana nos montaban en un auto y partíamos para algún rincón remoto: visitábamos El Valle, Sierra Llorona, Bayano, Pacora, Santiago, Santa Fe, Portobelo, San Lorenzo, Volcán, Boquete, Atalaya y otros lugares remotos. Con alguna frecuencia, también salíamos en bote a Taboga, Lago Alajuela (Madden en ese tiempo), Gamboa, Gatún, Bayano Y Río Chagres. Nosotros crecimos creyendo que estar afuera era lo normal para una familia, y para mi familia aún lo es.

Mi viejo y mis tíos, y sus amigos, eran cazadores y pescadores. Tenían canoas para ir a cazar patos y subir ríos lampareando venados y puercos. En sus casas habían pieles de jaguar, cuernos de venados, y fotos con sus amigos vestidos de camuflaje con escopetas y rifles. Ahora estoy claro que no todas las familias son como lo era la mía. En mi niñez, cuando estaba en la ciudad, los sábados eran para los lobatos, y luego para los scouts. En esa organización aprendimos a acampar, hacer fogatas, atar nudos y otras actividades al aire libre. Un buen día mi padre regreso de un viaje con mochilas para toda la familia, toldas y bolsas de dormir. Hicimos varias caminatas juntos, al principio íbamos solo los hombres: mi padre, mi hermano Rogelio y yo.

Hicimos varios viajes en auto a acampar, incluyendo Costa Rica entre los lugares que visitamos. Allá pasamos un par de semanas acampando en las faldas del Volcán Irazú en una finca de amigos de mi abuela Beatriz Spiegel (que vivió en San Joaquín de Flores, Costa Rica, por muchos años). Cuando tenía 16 años, la familia entera, menos Lilibeth (la menor, de 7 años), caminamos desde Majagual, justo después de Veracruz, hasta El Valle de Antón. Pasamos una semana caminando. Esa fue una aventura que abrió mi mente a las posibilidades que ofrecía este país para explorar. Recuerdo claramente el día que mi viejo abrió una serie de mapas pegados entre sí y nos indicó el recorrido que íbamos a hacer caminado. ¡Y luego lo hicimos!

Un par de años más tarde crucé Darién, desde Acla en el Caribe, hasta Santa Fe de Darién, caminando con una expedición inglesa que se llamaba Operación Drake. Pasamos 21 días caminando por el bosque tropical húmedo («la selva»). Mi vida, a partir de ese momento, se volvió una gran aventura que todavía estoy viviendo paso a paso. Al año siguiente, en la universidad, me fui a caminar solo por el Cañón del Colorado. Pasé una semana recorriendo la plataforma de Tonto desde Nuevo Hance hasta el Sendero Kaibab. Así es que ahora puedo decir que tengo 40 años caminando. Desde entonces he estado coleccionando mapas de Panamá buscando senderos que recorrer.

Ya contaba con mi hermano Rogelio entre mis compañeros de caminata. Luego logré convencer a otro par de amigos que me acompañaran, los primeros fueron Juan Antonio De La Guardia y Fernando Amaya. Nuestra primera caminata fue desde Sorá hasta El Valle. Estaba recorriendo terreno conocido porque había pasado por esa ruta cuando caminamos toda la familia desde Panamá hasta El Valle. Luego fuimos inventando nuevas rutas y haciendo pequeños viajes exploratorios. Al principio todos eran cerca de El Valle de Antón. Salíamos caminando de la casa, o de La Mesa, caminábamos unos 10 o 15 kilómetros, acampábamos, y regresábamos al día siguiente.

Así fuimos explorando el Río Indio, atrás de El Valle, hasta que un día decidimos  caminarlo todo hasta llegar a Boca de Uracillo y ahí tomar un bote hasta Boca de Río Indio. Juan Antonio, Rogelio y yo nos pasamos cinco días caminando por senderos desconocidos para nosotros siguiendo la ruta que nos habíamos propuesto para el recorrido. La aventura fue todo un éxito, hasta que quedamos presos en Colón por estar recorriendo «areas sensitivas de la nación». Era 1986 y el Noriegato estaba entrando en su punto álgido. Esto puso una pausa en nuestras andanzas hasta que llegó la invasión y resumimos nuestras caminatas, ahora con más confianza en que teníamos un país seguro.

Este pequeño prólogo es para presentar un proyecto para el resto de este año: 12 caminatas para conocer Panamá, paso a paso. Nuestro interés es compartir una propuesta que ha tomado muchos años desarrollar y que hoy día está mucho más accesible para todos porque la tecnología moderna permite guiarnos con seguridad a través de la extensa red de senderos que existen en este hermoso país.