San Blas está accesible a pie por muchas rutas. Una sencilla es la ruta del Río Cangandí. Este río tiene su cabecera al otro lado de la división continental opuesta a la cabecera del Río Mamoní. Ambos río fluyen paralelos hacia el este antes que el Cangandí gire hacia el norte para salir al Caribe y el Mamoní gire al sur para salir al Pacífico. Desde San José de Madroño se puede cruzar la división continental y llegar a San Blas en menos de una hora caminando (unos tres kilómetros). Los Kuna han mantenido intacto gran parte de sus bosques. La diferencia es evidente en esta caminata.
Para llegar a Madroño hay que entrar por Las Margaritas y manejar norte al lado del Río Mamoní y al llegar a la «Y» hay que tomar a la derecha y cruzar el Río Mamoní y seguir hasta donde llegue el auto (la escuela de San José de Madroño). Aquí inicia una ruta que debe ser centenaria, como mínimo, que lleva directamente al Río Cangandí y luego continua hasta Río Mandinga y el Golfo de San Blas. Esa es una caminata algo larga y de varios días. Mucho mejor es aprovechar las partes más atractivas que ofrece la ruta y solo entrar hasta el Río Cangandí y regresar.
De Madroño al Cangandí solamente son 10kms que se pueden caminar en cuatro horas fáciles por el camino de los indios. Nosotros hicimos un pequeño circuito siguiendo la ruta original que aparece en el mapa de Río Mandinga que actualizado en 1966 por última vez (hace más de 50 años). Esa ruta sigue una quebrada que va hasta el Cangandí. Luego regresamos por la ruta directa que sigue el camino más reciente.
La sección de la quebrada es muy agradable pero complicada para caminar y hay que tener paciencia y apreciar el entorno mientras se recorre la ruta del agua con cuidado para no darse una caída sobre las piedras resbalosas. En un par de kilómetros por la quebrada se llega a un campamento abandonado y ya de aquí se puede seguir un buen camino hasta el Río Cangandí. El Cangandí es un río con buen caudal rodeado de bosques intactos y amplias playas con buenos lugares donde acampar.
El retorno es más rápido que la ida porque el camino es más rápido que la quebrada. La ruta está llena de flores como heliconias, orquídeas, bromelias y episcias. Hay un par de secciones que pasan por parcelas que fueron trabajadas y como no hay árboles altos se puede ver el bosque alrededor y las montañas esmeralda al fondo. En esta época lluviosa nos tocaron los bosques llenos de neblina que adornaba de blanco el paisaje.
Al regresar a Madroño pueden aprovechar y parar en el Río Mamoní para terminar la caminata con un baño sabroso. Así cuando se montan al auto de regreso ya pueden oler más decentes porque seguro que van a regresar oliendo más como monos que como gente porque la última trepada para pasar la división continental pone a sudar a cualquiera.
Ruta en Wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=18214927