Hace unos fines de semana atrás pasé la mañana trepando nuestro árbol de fruta de pan con mi hijo Irving. Irving se ha vuelto un excelente trepador de árboles con el método de soga doble (DRT). Un Petzl Pantin le ha ayudado mucho para que pueda subir su cuerpo con más facilidad. Ya Irving puede subir a más de 50′ con relativa facilidad. Todavía me preocupa un poco su juicio a la hora de descender ya que baja como una pepa de guaba. Me asusta pensar que uno de estos días baje muy rápido, no tenga tiempo de frenar, y quede sembrado en el piso.
Mientras trepábamos, Chalo, mi cuñado, comentó que el nunca había hecho nada similar con su padre. La verdad es que yo nunca trepé árboles con mi padre tampoco, aún cuando el era un padre joven. Hice muchas cosas con mi padre, como bajar ríos en canoa (5 años, la primera vez), caminatas, acampadas, pesca, y trepada de cerros como El Gaital en El Valle. Pero en esos tiempo no existía el equipo para trepar árboles con sogas. Trepar árboles técnicamente es un deporte muy reciente, todavía prácticamente desconocido para la inmensa mayoría.
Yo encuentro que es una manera muy divertida de compartir tiempo sano con mis hijos. Los dos nos divertimos mucho colgados de una soga, en lo alto. Mi hija Laura todavía está muy pequeña para poder subir sola con la cuerda, pero hacemos uso creativo del equipo que tenemos para entretenerla. Hacemos piñata con ella, también la elevo unos 30 o 40 piés y luego la dejó caer súbitamente, frenando su caída cuando ya está más cerca del suelo. Lo mejor del caso es que es un buen ejercicio para mi también.
En este día específico, el trepar árbol también tenía un segundo propósito. Una gran rama del árbol de fruta de pan se había muerto y estaba precariamente situada sobre nuestra piscina. Se había vuelto un peligro, como una espada de Damocles, que estaba esperando causar un accidente en un futuro no muy lejano. Con un serrucho, y la ayuda de Lorena, mi esposa, cortamos y bajamos la gran rama sin mayor percance. Ya creo que puedo montar un negocio como «tree surgeon», como se autodenominan los arboristas en los Estados Unidos.
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