He cruzado un umbral que me ha abierto espacios interiores que antes no había podido ver. Una extraña cadena de eventos me ha sometido a estrés físico y emocional. Iba a agregar espiritual, por hábito, pero he llegado a la conclusión de que no tengo tal cosa. Todo ha llegado de la manera más curiosa por que físicamente la tierra tembló cuando estaba por cruzar este hito interno. Acaba de ocurrir un temblor y yo estaba despierto en mi cama mientras experimentaba este torbellino de ideas.
Un libro de ciencia ficción muy divertido que acabo de volver a leer, otra vez, dice que cuando sometes a un cuerpo a estrés en todas las dimensiones, de espacio y tiempo, este desaperece de este mundo y llega a otra universo. Bueno, por eso ese libro es de ciencia ficción. El estrés es algo muy saludable para el cuerpo humana, que es una máquina biológica muy sofisticada. En mi caso me he dado cuenta que mientras más hago, más puedo hacer. Suena lógico, y esto es válido para todo el mundo, pero es difícil comprometerse con el esfuerzo que permite llegar a experimentar este efecto.
Me he estado parando más temprano cada día y he estado corriendo hora y media casi diariamente. Al principio me pasaba el resto del día cansado, con hambre y con sueño. Pero ya me acostumbre y ahora, a pesar que estoy durmiendo menos, estoy menos cansando que antes. Y me despierto a tempranas horas de la noche esperando el momento de pararme para ir a correr, o a hacer ejercicio. Hoy estaba en eso cuando ocurrió el temblor. Tembló por buen rato. Luego seguí pensando en todas las cosas que tenía en la mente, y me di cuenta que algo me había pasado. Llegué a conclusiones que me han cambiado, ojalá permanentemente.
No estoy seguro de lo de la parte permanente. En todo caso este cambio es algo que tenía en mente toda esta semana. Pensaba en la inercia mecánica: la tendencia de los cuerpos a mantener el estado de movimiento o reposo en el que se encuentran. Una de las características de la masa inercial es que se requiere de una fuerza para cambiar su estado. Una vez que pones en movimiento un cuerpo, su inercia lo mantendrá en movimiento. Esto es lo que tiene a los planetas dando vueltas alrededor del sol. Bueno, aquí en la tierra la fricción es la fuerza externa que evita que los cuerpos se mantengan en movimiento perpetuo. Lo curioso es que este concepto se aplica al cuerpo humano en muchas formas.
En el caso de la capacidad del cuerpo para responder al estrés físico, el ejercicio, hay una inercia que vencer. Generalmente preferimos el estado de reposo. Pero una vez que levantamos el culo del asiento y nos ponemos en movimiento, corriendo, nadando, bicicleteando, etcétera, es más fácil mantenerse en movimiento. Es poco el esfuerzo necesario para vencer la resistencia, el estrés de la fricción, y mantenerse en movimiento. Es algo curioso. El cuerpo se adapta. Las mitocondrias se multiplican en los músculos y permiten convertir más alimento en energía con mayor eficiencia. Todo el cuerpo se transforma para permitirnos responder al estrés físico al que regularmente escogemos someterlo. La voluntad es la fuerza que cambió el estado de la masa inercial del cuerpo en reposo.
Ahora mismo estoy desesperado por salir a correr, pero mañana, el domingo, quiero participar en una carrera de 21 kilómetros y hoy debo descansar las piernas. Y no hay ninguna piscina abierta a las 4:00am – ¡qué problema! Por eso estoy sentado aquí frente al teclado. Cuando entré a mi oficina, descalzo como siempre, encontré vidrio debajo de mis piés. Algunos se me enterraron, pero no mucho. Tengo las suelas de los pies gruesos de correr y caminar descalzo. Un plato de vidrio, un premio de alguna clase, se había caído por el temblor de una tablilla. Como entré a oscuras para encender el computador, no noté los vidrios en el piso hasta que los pisé. Más estrés emocional.
En el caso del estrés emocional, es curioso. No hay tal cosa como inercia para el estrés emocional. Pero pongamos como ejemplo el miedo, otro estrés externo. El miedo forma una barrera casi física para muchos. El miedo a caerse de una bicicleta bajando un sendero rocoso baja a muchos de la bicicleta (para no caerse) antes de atreverse a caer. Pero una vez que uno se enfrenta al miedo y acepta experimentar libremente su efecto, cruzar ese umbral se vuelve rutinario. Igual causa miedo, pero cada vez la costumbre va haciendo que la reacción sea mucho menor. Y hay miedos que son solamente a amenazas imaginarias, como pensar que se puede caer un avión antes de montarse en el. Hay personas que entran en estado de histeria y no logran montarse en el avión, trabadas pensando en las consecuencias de lo que puede suceder. Nadie sale vivo de este mundo. «Vive ut vivas», vive para que puedas vivir, mientras vivimos, vivamos.
Por la parte espiritual he estado luchando con la idea de que Dios no existe. Pero educado en colegio de Jesuitas, viviendo en un país donde el 90% de la población es católica, o cristiana al menos, es difícil cruzar este umbral. De allí la parte espiritual. Este es un estrés pequeño, por cierto. Pero tiene efectos muy importantes. Cuando uno llega a caer en cuenta que solamente tenemos esta vuelta en la tierra como un ser biológico específico, la realización de lo importante que es aprovechar esta oportunidad se vuelve primordial. Vivir como si no hubiera mañana, aprovechando todos los momentos para saborearlos y gozarlos en la plenitud de la conciencia hace cumbre esta experiencia. Esto me regresa al estrés físico y al Energizer Bunny (it keeps going and going and going…).
Mientras uno más hace, más puede hacer. Cada vez puedo recorrer caminos más largos, en menos tiempo, y con menos esfuerzo. La eficiencia mecánica es un beneficio de la práctica. Al volvernos más eficientes podemos hacer la misma tarea con menor esfuerzo, sin ningún esfuerzo aparente, inclusive. Y para mantener la inercia que he acumulado tengo que tener metas largas que permitan que mi voluntad me vaya acelerando hacia ellas. Me estoy acostumbrando a vencer el miedo imaginario de no lograr cumplir con mis metas. Y tengo muchas metas. Tengo una larga lista de cosas que hacer, y cada vez me queda menos tiempo para completar la lista. De paso, esta lista nunca se acaba: es como una cola de la que sale un logro por un lado y entra una meta por el otro. Los logros no cuentan mucho, ya están en el pasado. La lista llena es la motivación. ¿De qué magnitud habrá sido el temblor? 6.0, frente a Porvenir.
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