Iniciando 2024 Botando 50 Cosas Guardadas

Estoy tratando de decidir que haré de mi 2024. Estoy a la deriva ahora mismo. 2023 fue un buen año, pero fue un año de transición. Estaba ubicándome en este mundo como una persona sola, un viudo, no parte de un matrimonio. Sigo teniendo una familia de dos hijos, pero ellos ya están en sus propios caminos y ahora me toca trazar mi nuevo rumbo.

Hice mucho en 2023, fui parte del 1% más activo de los atletas de Strava. Hice mi catarsis a punta de actividad física. Ahora tengo que encontrar un nuevo balance, darle mayor prioridad a mi trabajo, y encontrar un punto medio llevadero que me dure hasta el 2025. Todavía no he hecho ningún plan específico, pero comencé despojándome de 50 cosas que llevo rato guardando. Fácilmente pude haber botado 100 cosas, quedé en 50 por un artículo que leí en The Guardian.

Al final ni se nota la diferencia en la casa, todo cupo en una caja grande que voy a usar para llevarlas al centro de reciclaje. Hay varias cosas que sirven, como el amplificador y el mezclador de entradas, pero ¿quien escucha música usando aparatos como tocadiscos y caseteras hoy día? Incluso tengo una colección de cientos de discos de vinilo, y otros cientos de CD, tengo tocadisco, y no escucho nuestra música de esa forma ya.

La estufa de gas, y la lámpara de gas, usan cartuchos de Camping Gaz. Ya esa marca no llega a Panamá, pero todavía hay cartuchos que le sirven a ambos aparatos. Pero tengo media docena de estufas de gasolina, una lámpara de keroseno Coleman, y lámparas LED que son más eficientes que estos aparatos de gas butano, o propano.

La propela era de un motor Johnson 135hp que nos llevó a sacar muchos pescados en su época. El arpón Mares Sten 130 mató a la mayoría de esos pescados, junto con otro Mares Sten 100 y un 80. Ahora usamos arpones de ligas. Tengo un Riffe Island 130 y un Omer 100 que son más silenciosos que esos arpones de aire Mares. ¡Eran un cañón bajo el agua! El Mares tiene más de 30 años.

El Floppy Cock me lo dió Hasukashi en el InterAmericas Hash del 2013. La idea es que tenía que entregarlo a otro hasher en otro evento para que el Floppy Cock viajara. En el cuello tiene las tarjetas de identificación de sus previas visitas. Se me quedó cuando fuimos al InterAmericas en Portland en el 2015 y ahí se ha quedado esperando que vaya a otro Hash Internacional. Estábamos inscritos en Trinidad y Tobago 2020 y quedó cancelado por pandemia.

La bota de vino me la trajo Ignacio Esplá de España y le dimos buen uso por un rato. Tiene tripa adentro y no guardé bien la bota. La tripa (un estómago) se secó y se dañó. He estado por reemplazar la tripa por una de plástico desde hace años. La verdad es que ya tomo poco vino, y nunca en bota. La bota era buena para caminatas y llevar vino al parque. Ahora llevo ron en las caminatas y el vino en tetrapak para la noche.

Mi KLR 2006, que ya vendí, fue golpeada por un camión y se le dobló el timón al caer. Reemplacé el timón y lo guardé (por si acaso). Tengo dos timones más, por si acaso. De esos dos, otro también está doblado (de mi KLR 2011) y debería botarlo. Lo voy a guardar para las próximas 50 cosas que botare.

Tengo varias plumas fuente, varios diarios en los que ya no escribo con mis plumas fuente. Ahora escribo aquí, y no diariamente. Pero la tinta es perecedera y ese frasco debe tener 20 años de estar esperando rellenar unas plumas que no uso, y no tienen ni tinta para que no se les seque adentro. No voy a botar mi plumas, nunca se sabe cuando puedan ser necesarias.

Estoy botando una tarjeta madre que es una computadora completa. En algún momento armé una computadora con esa tarjeta, con su disco, teclado, y pantalla. Solo estoy usando una de mis dos portátiles, esta con la que escribo ahora, y tengo otros equipos esperando que los use. Entre esos tengo un Raspberry Pi 2 más pequeño que esa tarjeta madre.

Mis alforjas Ortlieb se despegaron en un viaje y casi dejan todo su contenido en el camino. Eran cosidas por calor, y el calor de Panamá debe haber derretido esa costura. Cosí la primera que se rompió y luego se despegó la otra. Ahí está esperando que haga la reparación. La verdad es que he perdido confianza en ellas, ya no sirven. Aún así las estaba guardando.

Uno de los zapatos que estoy botando los usé cuando me casé la primera vez en 1986. ¡Todavía los tengo y me quedan! Hace años que no los uso. Tengo un tuxedo que puedo usar con esos zapatos, pero me he puesto otros que me gustan mejor las pocas veces que me pongo formal. Dudo que vuelva a ponerme el tux, pero le queda a Irving y lo usó para su graduación.

Dos ipods, un teléfono viejo, un procesador y su abanico, un equipo para tomar inventario físico, mi archivo de equipos electrónicos. Puedo aportar más al conteo de cosas que botar, pero los voy a guardar para tener material para la próxima botada. Este es solo el principio del proceso de limpiar casa. Estoy botando solo lo mío, y hay bastante de mujer que puede irse también. Entre mi hermana y mi hija botaron bastante de sus cosas. Yo todavía no estoy del todo preparado para eso. Por eso estoy practicando con lo mío.

He visto que mientras más boto, más fácil se me hace botar otras cosas. Como todo en esta vida, la práctica hace la perfección, el hábito hace al monje. No haré otra entrada en esta bitácora la próxima vez que bote cosas, no creo. Aunque puede ser un tema interesante para mi el repaso de las memorias asociadas con las cosas que he guardado. No es algo que vale la pena compartir por este medio, diría yo. Al final, es mi taller de aventuras y puedo hacer lo que me da la gana con este.

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