Cerro Bruja 2024

Hemos vuelto a visitar Cerro Bruja para iniciar el año con una buena caminata. Ha resultado ser muy reveladora. Ha dejado claro que ya estamos avanzados de edad y ya no es tan fácil enfrentar retos duros. Aún así, llegamos hasta la curumba de esta montaña tan particular. La Bruja sigue dando qué hacer cuando uno quiere conquistarla y esta vez no fue una excepción. Iniciamos cinco veteranos de esta montaña y dos neófitos: Sjef, Popo, Tony y Jorge ya habían subido, y Henrik y Sonia iban por primera vez.

Unión de Boquerón y La Escandalosa

La organización de este viaje resultó muy sencilla pues todos ya tenían experiencia en la dinámica de nuestro grupo. Sjef se encargó de los alimentos y Popo los complementó con un pesto para la segunda noche. Decidimos hacer el viaje de tres días para tener tiempo de explorar arriba en busca de un mítico chorro en el que nace el Río Diablo. El chorro no es tan mítico, casi pareciera serlo por lo complicado de llegarle. Todo el tiempo se caen árboles en la ruta y hacen difícil navegar por la cima de Cerro Bruja.

Subiendo Quebrada La Escandalosa

Este año resultó estar seco arriba. Encontramos muy poca agua arriba del cerro. Subiendo el primer día la gente se fue cansando. Casi ya caída la noche llegamos al lugar donde acampamos. No era el lugar que tenía en mente, pero no hubiésemos llegado al objetivo con luz. Resultó que tampoco había agua donde pensaba acampar. Salió perfecto el desvío para encontrar agua. Llegamos a un lugar que ya estaba limpio y preparado, con rastros de un campamento anterior.

Revisando el mapa

El segundo día salimos en busca de la cima y nuestro chorro. Popo y Sonia se quedaron en el campamento. Uno porque le dolían las rodillas (se había operado una el año pasado) y Sonia porque sus zapatos «nuevos» se habían despegado. A nuestra edad dos años pasan tan rápido que nuevo se vuelve relativo. También que las cosas ya no duran como antes.

Campamento

Todo parecía estar marchando de maravilla hasta que un árbol caído nos hizo desviar. Al rato volvimos a encontrar las marcas y seguimos nuestro camino. Todavía quedaban muchas marcas que nosotros habíamos colocado anteriormente. Esta vez olvidamos traer cinta de agrimensura. Teníamos un rollo que Henrik trajo y colocamos más cintas mientras avanzamos hacia nuestro objetivo. Pronto la gente se fue quedando sin agua porque pensamos que encontraríamos bastante agua arriba. Se notaba claramente el efecto de la sequía de este año.

También nos encontramos con más árboles caídos que fueron demorando nuestro progreso. Siempre encontrábamos la pica vieja y luego se nos perdía cuando nos desviaba algún obstáculo. Eventualmente llegamos a la cima y seguimos rumbo a nuestro chorro. Cuando comenzamos el descenso al chorro ya estábamos cortos de tiempo y decidimos regresar. Cortos de tiempo y sin agua ya fue suficiente para desistir de seguir alejándonos del campamento. El regreso fue bastante rápido. El rastro que habíamos dejado se nos perdía ocasionalmente, pero siempre volvíamos a encontrarlo.

En un momento dado pensé en que podíamos llegar directo al campamento bajando por un brazo del Río Diablo. Revisamos el mapa, tomamos una dirección cardinal en la brújula y partimos. Muy rápido encontramos que no iba a funcionar nuestro plan porque el terreno estaba más quebrado de lo que se apreciaba en el mapa. Regresamos por la misma ruta que habíamos seguido. ¡Fue un buen día de exploración!

El último día amanecí lento. Me acosté tarde jodiendo con Anón. No tengo idea por qué la música se prendió a las 3:19am y Sjef se despertó pensando que ya era hora de hacer café. Así que mi sueño fue interrumpido y corto. Aún así, dormí muy sabroso en el piso y, por suerte, no llovió durante la noche. Sjef se levantó temprano a hacer el café. Normalmente me despierta para que prenda la estufa pero ya aprendió cómo encenderla y él mismo hizo todo. Solo me quedó revisar que hirviera el agua y echar lo que quedaba de café en la olla. No desayuné nada porque nada me quedaba y no sobró pesto con pasta de la noche anterior.

Fui el último en dejar el campamento. Todos salieron un poco antes que terminara de empacar confiados que pronto los alcanzaría. El retorno fue bastante tranquilo y sin mayores desvíos. Hubo un par de momentos en que perdimos la huella del camino pero pronto la recuperamos y seguimos avanzando hasta llegar al auto. Jorge, Henrik y yo fuimos los primeros en llegar. Seguidamente llegaron Sjef y Popo. De últimos venían Tony y Sonia con sus zapatos cosidos para que les aguantara la suela. Teníamos unas Balboas en el auto que estaban calientes después de tres días y así mismo nos bebimos todas.

Lo nuevo que encontramos en este viaje fue el campamento donde encontramos agua cerca de la cima. También vimos un par de picas nuevas que me gustaría explorar en algún momento. Por ahora no parece que regresemos pronto (nunca se sabe). Vimos muchos animales en el camino. Jorge Mendoza tiene ojos de águila y encontró todo lo que había que ver. Un buho de antifaz fue lo más especial para mí. Vimos monos, perezoso, tucanes, loras, perdices y muchos picaflores. Una «X» también, pequeña, a orilla del camino. Quedé con Henrik que pronto haremos un campamento en una finca que tiene cerca del nacimiento del Río Gatún. Pronto regresamos al monte…

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