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Siguiente Reto – Western States 100

Ahora que ya sé que puedo cubrir la distancia de 100 millas puedo enfocarme en el reto que está al final de todo este esfuerzo: Western States Endurance Run, tal vez la ultra maratón más icónica del género. Definitivamente que esa carrera, la WS100, ha estado en mi mente por muchos años, pero siempre pensé que solamente los atletas más dotados podían correr algo así. Ahora ya sé que este tipo de carrera está al alcance de cualquiera persona que tenga la voluntad y le dedique el debido tiempo a prepararse para el evento. Este 13 de noviembre abren las inscripciones para la lotería del WS100 y tengo la alarma puesta para que no se me pase la fecha (hay bastante tiempo por que cierran 2 semanas más tarde).

Después que termine mi Ironman al final de este mes me dedico a entrenar, o continuar entrenando, para Western States. Si no lograra entrar en la lotería, en la que participaré junto con Luis Carlos Stoute y, espero, Roger, trataremos de convencer al Director de Carrera que nos acepté bajo una clásula que le permite incluir extranjeros automáticamente para darle carácter internacional al evento. Estoy muy entusiasmado al contar con la compañía de Luis Carlos y Roger por qué harán mucho más amena la carrera. Creo que será muy importante fortalecer mucho los muslos para el WS100, que es una carrera con un descenso neto grande. La carrera comienza en altura y la meta queda bastante más abajo: son 18,00′ de ascenso y 22,000′.

Por suerte a Lorena le gusta viajar. Así cuento con una excelente ayuda durante la carrera. Ya Lorena ha probado ser crítica para que pueda terminar eventos como el Javelina Jundred. Sería interesante contar con un conejo (pacer) para el final de la carrera, pero no creo que use uno. En Javelina me ayudó muchísimo el haberme encontrado con Lee fortuitamente, que estaba acompañando a su esposa y a Dawn Long.

No me voy a entusiasmar, pero haré todo lo posible para entrenar como si pudiese hacer 23:59 en Western States. Al terminar la carrera en ese tiempo uno recibe una hebilla de plata muy bonita, en lugar de la hebilla de bronce regular. Sería un error correr por encima de lo que puedo mantener durante esa distancia, pero yo creo que las 24 horas están dentro de mi capacidad. Es cuestión de esfuerzo en el entrenamiento, particularmente en prácticas de velocidad para acostumbrarme a correr más rápido al mismo nivel de esfuerzo.

Bueno, mañana, 13 de noviembre abren las inscripciones para la lotería del WS100. La lotería se llevará a cabo el 5 de diciembre. Por ahora, es solamente cuestión de suerte que salga nuestro nombre del sombrero. Voy a registrar a Roger, para tener 3 oportunidades de que salga uno de nosotros. Luego contamos con qué el Director de Carrera incluya a los que queden por fuera en la Lotería. No creo que sea muy difícil que quedemos aceptados. Lo difícil comienza después que estemos en la lista de participantes.

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Notas de 163 Kilómetros

Una semana después de haber terminado el Javelina Jundred y ya estoy bastante recuperado. El sábado monté un par de horas de bicicleta y ayer corrí en el Hash, moderadamente. Los piés ya están perdiendo la sensibilidad que tenía en las plantas, mis tendones se sienten mejor, y la uña de mi dedo gordo del pié derecho llegó a su color natural: negro. Creo que salí muy bien librado de mi batalla con Javelina Jundred 2010.

Zapatillas: las Inov8 me dieron muy buen servicio hasta los 125 kilómetros. Después los cordones elásticos que les había colocado me estaban lastimando el empeine. Las usaría nuevamente, pero aflojaría los elásticos desde un principio. Los tenía algo apretados por que cuando se mojan las zapatillas necesito la tensión adicional. Preferiría que las Inov8 X-Talon 212 tuviesen la lengüeta cocida para evitar que se le metieran las pequeñas piedras, aún con las polainas puestas. Me parece que se me metieron menos piedras con las Nike Free, sin polainas, que las X-Talon con polainas. Aún así, nunca me quité las X-Talon hasta que me las cambié.

Entrenar sin medias me endureció mucho toda la piel de los pies. Cuando corrí con medias, estás impidieron que me salieran ampollas, sin ponerme lubricante, ni cinta adhesiva. Usé una tira en el talón por prevención por que la piel en esa parte es muy frágil.  Si me salió una vejiga extraña alrededor del cuarto dedo del pie derecho. Posiblemente experimente forrando ese dedo para ver si puedo evitar que se repita en otra carrera de larga duración.

La alimentación resultó crítica después de las 12 horas. Hasta ese momento podía correr Ruta entre estaciones de apoyo sin comer entre medio. Después se volvió necesario ingerir calorías una y dos veces entre medio para mantener mi ritmo. Me tomó un rato darme cuenta de esto, y fue en la quinta vuelta cuando lo pude notar. Una vez que hice la corrección en mi alimentación pude volver a mantener un ritmo adecuado, sin bajones de energía que me restaran fuerzas. En la noche, la sopa de fideos fue un éxito total. Quedé muy bien impresionado de la variedad de comida en las estaciones de apoyo de Javelina Jundred.

Por último, pero muy, muy importante, el control de la fricción entre las piernas y las nalgas es crítico. Yo no me puse nada y salí a correr felizmente — grave error. ¡Que clase de sollada tan bárbara me he dado! No sé cuanto ayudaría el Glide, o el Hydropel, por que escuché a otros quejarse de lo mismo, y ellos se habían untado Glide. Tal vez, si se hubiesen re-aplicado el lubricante les habría ayudado. Yo me lubriqué al sentir la primera muestra de molestia y me ayudó mucho. La próxima vez parto pre-lubricado. Y también me llevo papel higiénico para prevenir accidentes…

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Reporte de Javelina Jundred 2010

Spiderman y Luis Carlos en la meta

Luis Carlos Stoute y yo terminamos este domingo 24 de octubre el Javelina Jundred 2010, un ultra maratón de 163 kilómetros, en 28:46:53. Increíblemente, cruzamos juntos la meta. Cada quien hizo su carrera individualmente, pues fue poco lo que corrimos juntos. Pero al final nuestro tiempo fue idéntico. Este es el evento que me ha exigido la mayor determinación para terminarlo: eran seis vueltas cruzando por la meta/partida y era muy fácil retirarse en cualquiera de esas vueltas.

La carrera consistía en seis vueltas de 24.78kms y una vuelta de 14.48kms, un total de 163.16 kilómetros (es difícil hacer que estas cosas salgan exactas). Cada vuelta era en sentido contrario a la anterior, comenzando en el sentido del reloj. LC y yo corrimos juntos gran parte de la primera vuelta, pero en algún momento nos separamos y ya no volvimos a correr juntos hasta el último kilómetro antes de la meta que cruzamos juntos. Mi meta era terminar esta carrera y en cada vuelta me tomaba un buen descanso, acompañado de una Sierra Nevada Pale Ale. LC llegaba al final de cada vuelta, se re-abastecía y partía inmediatamente.

Tal vez, si no hubiese estado confiado de poder terminar esta carrera, hubiese sido más razonable imitar a Luis Carlos y no perder tiempo que después me podría hacer falta al final de la carrera. Pero mi análisis del paso necesario para terminar en 30 horas me llevó a la conclusión de que tenía «todo el tiempo del mundo». Luego la realidad me iba a dar un mazazo, pero aún así terminamos con una hora y sencillo de margen. Mi vuelta más difícil fue la quinta.

La segunda vuelta la di con mi cámara, tomándole fotos a los otros corredores y sus disfraces. Fue muy divertido correr como el «Hombre Araña» toda la carrera, con máscara y todo. Recibí mucha energía de los demás corredores que me decían «good job Spidey!». La gente se preguntaba cuando me iba a quitar el disfraz y correr como gente normal, pero crucé la meta con mi traje de hombre araña. La máscara sí me la quite en la sexta vuelta, pues ya era hora de quitarme los guantes y pelear de verdad con esta carrera. Solamente me quedaban unas 8 horas para completar 39 kilómetros, todo el tiempo del mundo en condiciones normales (pero ya llevaba 124).

La carrera fue todo lo que esperaba de una carrera de esta distancia en el desierto. Partimos en la oscuridad de la madrugada, a las 6am y vimos un amanecer espectacular. Luego el día se fue poniendo caliente, y el sol estaba abrasador. Me tocó hacer algo de control de temperatura pues mi disfraz estaba caliente bajo el sol que brillaba con fuerza. Me había puesto un pañuelo alrededor del cuello y me lo mojaba con agua helada para enfriarme. El traje completo resultó fresco por la gran superficie que tenía para evaporar agua, pero era un trabajo constante. La luna salió en la última hora de luz y me tocó ver el sol ponerse mientras la luna se levantaba.

En la tercera vuelta llegué al campamento principal con luz, a las 4:44pm, pero sabía que pronto se ocultaría el sol. Salí a la cuarta vuelta con mi lámpara en la cabeza por si acaso la necesitaría. Nunca usé mi lámpara pues la luna brillaba en el cielo y habían muy pocas nubes para ocultarla. Mi sombra se veía claramente en el piso, y, además, el Hombre Araña puede ver claramente en la oscuridad. Esa cuarta vuelta sería una de mis más placenteras experiencias: corrí con fuerza ahora que la temperatura había bajado y el entorno se volvía mágico, místico. Estaba feliz de estar gozando de esta experiencia rodeado de toda la fuerza que hay en el desierto, donde la vida araña su existencia en uno de los ambientes más hostiles de este planeta. La vueltas contra reloj resultaron ser las más fáciles pues la subida era muy gradual. Yo aún estaba entero.

Cuando salí de Coyote Camp, a 8.69km de mi próxima vuelta, todavía tenía a LC por delante y no pensé que lo volvería a alcanzar pues me llevaba buena ventaja. Como en todas mis vueltas, iba pasando gente poco a poco. Había escogido salir en la cola del paquete para poder hacer una carrera de menos a más, y por ahora las cosas salían de acuerdo al plan. Cada vez que veía una luz por delante me ponía contento: otro corredor que alcanzarme. Yo iba sin luz y podía ver todo el entorno claramente. Me imaginaba lo oprimente que podría ser correr con una luz en la noche, donde el campo visual se limita a lo que la lámpara puede alumbrar. Cuando me alcancé al corredor que tenía por delante resultó que era LC, venía con los pies adoloridos, un poco lento. Corrí con el un rato mientras conversábamos, pero luego decidí que aprovecharía apretando para poder tomarme otra cerveza mientras el me alcanzaba.

Al final de la cuarta vuelta había pizza en la base. ¡Que delicia un par de pedazos de pizza de chorizo italiano caliente con una Pale Ale! Mientras yo me comía mi deliciosa pizza llegó LC, se abasteció rápidamente y volvió a dejarme atrás. Esto ya era un relajo… Comencé a pensar que podía suceder que me pasara como a la liebre y la tortuga. Pero qué bien se sentía sentarse y relajarse por un rato. Siempre salía recargado de cada parada larga que hacía. No estoy seguro que hubiese podido hacer una carrera como la de Luis Carlos, que realmente estaba descansando muy poco. La mayoría de los corredores seguían un plan como el de Luis Carlos, pasando rápidamente por las estaciones, perdiendo el menor tiempo posible. Aparte de comer, aprovechaba cada vuelta por la base para ir al baño. Era necesario que alguien me ayudara a bajar la cremallera del disfraz de hombre araña. Para mi era imposible llegar al punto intermedio de mi espalda.

En la quinta vuelta me quité el pañuelo que estaba húmedo aún y me estaba dando frío. También dejé mi lámpara pues no quería más molestias en la cabeza. Esta vuelta era la más difícil de las direcciones por que había una subida rocosa y empinada que castigaba un poco los pies. Después de una hora subiendo me pareció que nunca iba a llegar a Coyote Camp, el primer puesto de ayuda en esta dirección. Varias veces traté de correr y me golpeaba los pies con las rocas. Ya me estaba cansando y no estaba levantando los pies suficientes para poder correr loma arriba. Varias veces tropecé y estuve a punto de caer antes de llegar a Coyote Camp. En Coyote Camp hice una para un poco larga mientras tomaba sopa de fideos calientes, ¡qué rica que estaba esa sopa! Ya estaba encontrando que en cada estación habían corredores desertando la carrera, acabados, adoloridos, con el espíritu y el cuerpo partido. Ya era obvio que esta es una carrera difícil…

Salí reconstituido de Coyote Camp hacia Jackass Junction, la próxima estación. A la mitad del camino a Jackass ¡me caí! Por estar mirando el cielo, o algo así, no vi un desnivel en el sendero. Rodé por el piso y sentí un dolor intenso en mi espalda inferior. Cuando me levanté estaba en problemas: no podía correr. La tensión de los músculos tratando de evitar el piso me dejaron todo apretado y cada pisada me producía un dolor intenso en la columna. ¡Peligro Will Robinson! ¡Scottie, sácame de aquí! Mi sentido arácnido estaba produciendo alerta roja. Y ahora, ¡quien podría defenderme! Bueno, hora de sacar del fondo del barril. Podía caminar, solamente me repetía que era hora de ser tenáz, no parar, no parar, no parar. Me tomó lo que pareció una infinidad llegar a Jackass Junction, estaba completamente apagado cuando llegué. Por suerte el personal de ayuda de esta estación era muy animador y me reconstituyeron prontamente.

Nuevamente salí con energías renovadas de la estación de apoyo, pero esta vez no me duraron mucho. Comencé a notar que había un patrón en el bajón de mis fuerzas: ya no podía llegar de una estación a otra con tan solo lo que comía en la estación. Era hora de usar una nueva estrategia alimenticia por que mi cuerpo ya no tenía la capacidad de mantener mi ritmo con sus propias reservas. Por suerte llevaba un Power Gel en mi cinto y lo usé por primera vez. Al poco rato sentí como mi energía volvía a surgir. Ya estaba llegando de vuelta a la base y me encontré con LC y Margaret. Les conté lo que me había pasado, brevemente, y les animé a que apretaran el paso para terminar con tiempo. Pero yo, en ese momento, dudaba que pudiese hacer el tiempo de corte para la carrera.

Al llegar a la base le expliqué a Lorena lo que estaba pasando y le pedí que me diera una masaje en la esplada inferior con árnica. Ya en la vuelta anterior me había untado árnica en la rodilla izquierda, y, junto una par de Panadol, había tenido un efecto positivo. Tenía unas ganas bárbaras de otra cerveza, pero ya estaba muy preocupado con mis posibilidades de terminar. Lorena me animaba, me alentaba, y su confianza me dio fuerza para volver a la batalla. Sin ella hubiese sido imposible que terminara esta carrera. ¡Qué suerte poder contar con su apoyo en estos momentos! Con Lorena Y Margaret en la base, cada vuelta era un parada técnica crucial: nos buscaban comida, nos rellenaban las botellas, y recargaban nuestro ánimo.  Esta era la hora álgida de mi carrera, cuando mis ánimos y mi confianza estaban en el piso. Iba a tener que correr con los vapores del tanque de diesel…

Por suerte la sexta vuelta era en la dirección más gentil, una subida muy gradual hasta la bajada con piedras. Comencé con las piernas de plomo pero, poco a poco, fui aumentando mi ritmo. Pero esta vuelta me deparaba sorpresas: ahora estaba teniendo que parar con frecuencia para orinar. Cada parada era una odisea para quitarme el vestido – primero tenía que quitarme la botellera, luego bajarme la cremallera (que ya estaba dejando a medio camino), quitarme las mangas, y luego hacer lo que tenía que hacer. Entonces, a repetir el proceso en sentido contrario. Por otro lado, ya sentía que la uña del dedo gordo del pie derecho estaba destrozada por una de las rocas que había pateado. Por suerte me había cambiado las zapatillas en esta vuelta – ya las anteriores me estaban apretando mucho, tenía los pies hinchados. Ahora estaba consumiendo Power Gels constantemente para mantener el cuerpo funcionando.

Además de necesitar de alimentación constante, ya era necesario hacer uso de una voluntad férrea para avanzar: el sueño estaba haciendo que tambaleara, como si estuviese borracho. ¡Pero ya llevaba dos vueltas sin pintas! Pensaba: aaah, que buenas que van a estar esas cervezas en la meta. Vi varias estrellas fugaces, pude ver conejos muletos, y escuchar coyotes aullando. Ya pronto estaría saliendo el sol, el alba coloreaba el este de rosado, y se estaba intensificando rápidamente hacia rojo. Le estaba dando la vuelta al reloj, y con la luz que nacía en el este mis energías se iban reponiendo. Escuché a las aves trinar, sentía como despertaba el desierto. Estaba cruzando un umbral, había atravesado la oscuridad y regresaba a la luz, al lado de la fuerza. ¡Si se puede! Estaba contra las cuerdas del tiempo, pero podía pelear, estaba tirando puño y patadas.

Finalmente llegué a Coyote Camp. Ya estaba encontrando a los corredores que estaban en su última vuelta, la vuelta corta. Entre ellos me encontré a un Marine que estaba por retirarse al terminar su tercera vuelta. Habíamos corrido juntos varias vueltas, sentí su tristeza cuando contemplaba parar de correr. Pero, al igual que muchos, sacó fuerzas y perseveró. En Coyote Camp volví a recargar las baterías, recoger alimentos, y continué mi descenso al retorno, y mi última vuelta. Esperaba ver a Luis Carlos y Margaret en cualquier momento. Finalmente los topé a un par de kilómetros del retorno, según LC a 19 minutos de la vuelta. En ese momento yo venía caminando, pero apreté nuevamente con los ánimos que me dieron.

Al llegar a la última vuelta me encontré con Lorena esperándome en el camino. Corrimos juntos de vuelta a la base mientras planeábamos lo que haríamos: otro masaje de árnica, más Panadol, rellenar botellas, y a dejarlo todo en el camino. Tenía tres horas y media para terminar la carrera, los 15 kilómetros que me faltaban. Cada vez que pasaba por la meta sentía el apoyo de todos los espectadores, que alegría. A los niños les encantaba ver al Hombre Araña y chocábamos los puños. Hice paradas para fotos con varios chicos, era espectacular, pero ahora era Peter Parker – ya me había quitado la máscara.

Esta última vuelta sería sobresaliente, iba a correr de verdad. Toda la carrera hasta este momento había sido enfocada en llegar al presente instante, al momento de la verdad. Suena bonito, pero estaba hecho pulpa. Iba caminando y corriendo con un pasito corto. De repente me viene pasando un grupo de tres corredores, una mujer en su última vuelta y dos «pacers» acompañándola, una pareja. El hombre, de mi edad, y con Vibram Five Fingers me pide que los acompañe. Hago el intento y me voy quedando lentamente atrás. Lee no me abandona, se queda conmigo conversando y me anima. Yo le sugiero que regrese con su corredora y no la abandona. Me dice que ellas posiblemente prefieren ir conversando entre ellas. OK, me resigne a la compañía y decidí que le sacaría provecho.

Tuve mucha suerte pues Lee era un corredor excelente y iba a resistir todo lo que enviara. Increíblemente, yo estaba logrando mantenerme con él, y estaba apretando más el paso. Estaba surgiendo, alcanzando gente, incluso a la pareja de Dawn (la corredora) y Jean, su pacer (la esposa de Lee). Lee ha corrido 60 maratones, incluyendo Boston 5 veces. El sol estaba caliente, pero, como era temprano, todavía no me incomodaba. Había una larga fila de corredores por delante, y todos iban cayendo ante el paso que estábamos marcando subiendo la loma hacia Coyote Camp. Lee y yo íbamos conversando cómodamente a un paso de 6:45 el kilómetro (en estos momentos se sentía como si fuera un avión de caza). Y con cada paso estaba más cerca de cumplir con la meta del día, iba a terminar bien, bastante bien al tomarlo todo en cuenta.

Al llegar a Coyote Camp nos pasamos otro grupo de corredores. Rellené todas mis botellas (2 botellas, 1 en la mano y otra en el cinto), tomé un par de Power Gels, me comí otro, un último pedazo de pastel de zapallo, y a cerrar el espectáculo. El retorno era una bajada gradual con excelente superficie de arena compactada. Fuimos apretando en crescendo, mejorando el paso ahora que estábamos en bajada. Ya había soltado los frenos y aprovechaba la gravedad. Había más gente por delante y, poco a poco, los íbamos alcanzando y pasando. Finalmente llegamos a la ruta del camino principal, faltaban unos tres kilómetros y todavía tenía fuerzas.

Al poco rato veo en la distancia a una pareja familiar: eran Luis Carlos y Margaret. ¡Los había alcanzando! Increíble, después de 160 kilómetros íbamos a correr juntos nuevamente, y terminar en equipo. Ya Lee sabía que tenía a mis amigos por delante y, cuando se los señalé, me dijo ¡vamos por ellos! Ya Lee me estaba rociando con agua fría de su botella para ayudarme a manejar el calor. Lee le grito a Luis Carlos que mejor apretara el paso o se quedaba atrás. La voz de Lee sorprendió a LC y Margaret. ¡Qué suerte que tengo! Seguimos juntos, jubilosamente hasta la meta. Un final espectacular después de todo los experimentado. Una vida en una carrera. ¡Wow!

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8:15 por Kilómetro

Ese es el paso que me va a llevar a la meta: 8:15 por kilómetro. Si logro mantenerme en movimiento a 8:15 por kilómetro, por 22 horas, puedo terminar el Javelina Jundred en menos de 24 horas, incluyendo los descansos. La respuesta a esa posibilidad solamente me la va a dar la práctica. No tengo idea como voy a estar después de 100 kilómetros.

Los primeros 80 kilómetros solamente son para acercarme a la meta, los próximos 20 son para ganarme una medalla para los flojos, y los próximos 60 kilómetros son los que me separan del objetivo: terminar. No estoy suficientemente preparado para este reto, desafortunadamente. Ahora la meta sí está lejos…

En American River iba a correr un maratón y luego ver cómo llegaba a la meta. Ahora voy a ver cómo cubro un American River, y luego lo vuelvo a repetir. Lo digo y no lo creo, eso es muy lejos, en auto. Es como salir de mi casa, ir a Gorgona corriendo, tomarme una cerveza con mi cuñado y regresar corriendo a la casa, en Panamá. No lo hago en auto, y ahora pretendo hacerlo corriendo. Me patinó la chocolatera, definitivamente.

Todavía estoy a tiempo para cancelar mi boleto de avión y usarlo para algo mejor, una vacación decente, ir a un lugar relajado, con una piscina, al lado del mar, y tomar piñas coladas, margaritas, cheladas, y comer tapas. ¡Qué lío! ¿Quién me mandó? Nadie me obligó, lo he hecho por voluntad propia. ¡Qué bárbaro! Debe haber sido el estrés, seguro. No hay otra explicación.

Voy a pasarme todo el día como el coyote: correteando al correcaminos. En esta ocasión voy a estar en términos amistosos con el correcaminos Luis Carlos Stoute. Si me logro mantener entero y no suelto la cuerda con la que voy a tener atado, puede que termine. Si al caer la noche sigo a su lado, podremos contar con el apoyo de Margaret Von Sanger, quien nos hará de coneja. Y en cada vuelta tengo a Lorena Riba, mi cosita (también es mi esposa), esperando en el cuartel central para darnos apoyo moral y espiritual. No está tan mal la cosa.

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Darbaroud 2011

Marathon des SablesEste 8 de septiembre, a las 12:00 gmt voy a estar enviando mi inscripción para el Marathon des Sables #26. Lo más probable es que no pueda ir por que no tengo el patrocinio para poder pagar ese viaje, pero trataré de resolver esto en el tiempo que tengo de límite para pagarlo. De repente puedo reclutar a mi amigo Carlos Rettally y pedirle una clase sobre reclutamiento de patrocinadores.

El año pasado también me inscribí, pero nunca reuní el capital. Este es un tema recurrente para esta carrera. Son €3,500 que hay que pagar para inscribirse. Esto incluye un boleto de Madrid a Marruecos y el agua para la carrera. Todo lo demás, incluyendo llegar a Madrid, queda por incluir en el costo de la carrera. Yo calculó que está razonable para un viaje turístico por el desierto del Sahara.

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Contra la Pared

Logo¡Cada vez me pongo más perezoso! Acabo de revisar lo que me falta para el Javelina Jundred en Wolfram Alpha: 1 mes y 26 días. Estoy frito… No tengo idea cómo voy a estar listo en ese tiempo para correr 160km – no comprendo por qué pretendo ser un corredor de largas distancias. Pero ya estoy metida en esta carrera y todo saldrá bien con la compañía de Lorena y Luis Carlos Stoute, que también se ha sumado.

El recorrido va a estar muy agradable por ser en el desierto, y la noche contará con una luna llena para no tener que correr con una linterna. También podré correr con una botella en la mano por que los puestos de ayuda están a 8 kilómetros y yo puedo cubrir esa distancia con las 220z de una botella. Nada más que tengo que dedicarme a correr y caminar hasta cruzar la meta. Voy a poder desconectar mi cerebro por muchas horas…

Lorena va a estar de voluntaria en la estación de ayuda del cuartel central por donde tengo que pasar 6 veces antes de regresar para cruzar finalmente la meta. Esto la mantedrá entretenida y me permitirá verla frecuentemente. Vamos en el plan más básico posible: vamos a acampar al lado del cuartel central y la meta. Como esta carrera es en un parque, esto está permitido. Y como Lorena es voluntaria, hasta la van a alimentar mientras Luis Carlos y yo corremos.

Espero no quedar muy destruido para el Ironman de Cozumel, al que tengo planeado asistir al final de noviembre. Nunca he corrido 160km en un solo evento. Posiblemente nunca he corrido 160km en una sola semana. Esa distancia solamente la he cubierto en bicicleta, y pocas veces. Estoy muy curioso por ver que se siente el tedio de tantas horas en movimiento haciendo lo mismo. Espero poder terminar en menos de 24 horas, pero puede que eso esté difícil.

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El Valle Ultra

Bueno, ya pasó el ajetreo de El Valle Trail Race 2010. Después de conversar con muchos de los participantes de la sección larga de la carrera, y escuchar la opinión de varios de la distancia de 21km., creo que la ruta fue bien acogida. Habrán quienes no la quieran repetir, quienes estén ansiando por probarla, y los que tienen un clavo que sacarse. Me alegró mucho ver una participación tan buena en esta edición del evento. Pero 45km. no es un maratón, y tampoco la consideramos ultra (por definición, puede llamarse así). En la práctica, la versión de 45km. es tan difícil como cualquier ultra, pero la IAU considera que los ultramaratones arrancan en 50km.

¿Por qué no extender la carrera un tris y volverla una ultra de verdad? En estos momentos en Panamá hay un maratón, varios relevos, distancias intermedias, y falta una verdadera ultramaratón. Opcionalmente, cambiemos el nombre a El Valle Ultra Race y dejemos la distancia como está. He escuchado varias opciones: pegar las 2 vueltas de 21km (2009 y 2010) y hacer un maratón, repetir la ruta, y cambiar la ruta. Todas esas opciones tienen sus puntos a favor.

A mi me gustaría extender la carrera un poco siguiendo la misma ruta y usando una de 2 variantes: seguir de Río Indio Centro hacia Río Indio de Los Chorros y subir por el otro lado, ó, en La India Dormida seguir a Altos de La Estancia y Regresar a La India. La última opción me gusta más por varias razones:

  1. No nos alejamos más, complicando la seguridad y el abastecimiento
  2. Los caminos a Altos de La Estancia son hermosos, están altos y frescos
  3. Son muy accesibles.

También preferiría hacer esta versión de la carrera en el verano para disminuir las probabilidades de lluvia y relámpagos en La India Dormida. Yo estaba en La India este año cuando empezó a tronar y no me sentí muy cómodo. Hubiese visto rayos y habría tomado el camino más corto hacia El Valle. En el verano hay menos lodo, el clima está más fresco, y sopla una agradable brisa del norte. El día es más corto, el sol sale más tarde, y se oculta más temprano, pero, aún así, hay suficiente tiempo para completar unos 50km. No le agregaríamos más de una hora a la carrera si nos extendemos hacia Altos de La Estancia por que el terreno es fácil para correr, con buenos senderos y calle de tosca.

Voy a agregar el tramo de Altos de La Estancia a la ruta de 45km para calcular la distancia adicional. Si me paso mucho de los 50km., existe la opción de cortar la bajada de Río Indio en Jordanal y cruzar a Las Minas por otro sendero, también muy agradable. Lo único es que cruzar al Río Las Minas desde Jordanal agrega una subida y bajada adicional: hay que subir de la Quebrada Jordanal para bajar al Río Indio, y luego subir del Río Indio para bajar al Río Las Minas. Se pasa por un zarzo muy agradable en el Río Indio que compensa por el zarzo de Río Indio Centro.  Luego incluyo más información…