Las lluvias se han tomado su dulce tiempo en bendecirnos con su agua. Este año ya casi llega al final de su primera mitad y la temporada de kayak aún no llega. Espero ansioso que las lluvias llenen de agua los ríos para meterme en mi kayak. Hace tiempo que no comparto un día en el agua con mis amigos del río. Pero, nunca es tarde cuando la dicha es buena.
Voy a comenzar a planear un día acuático para reunir a todos los que remamos. Creo que debemos comenzar la temporada de remo 2008 con el pié derecho. Para este año me propongo reclutar nuevos adherentes al remo. Nos hacen falta más camaradas para siempre poder contar con buena compañía en el río. En vez de quejarme que siempre somos pocos en el agua, voy a ser proactivo al respecto y promover la participación en esta actividad.
Remar es una actividad fantástica: es de bajo impacto, relajante, y remunerante. Todos los que hemos pasado un dían en el río sabemos lo bien que se siente uno al final del día. El agua es fuente de vida, y está llena de vida. Esa energía vital se comparte con todo al pasar un día remando en el agua. Armonía es una palabra adecuada para expresar la experiencia de compartir un día de remo entre amigos y familia.
Este año también es el año en que mis hijos van a iniciarse en el remo. Ya Irving, con 7 años, está más que listo para remar su propio bote, y Laura, con 5 años, bien puede acompañarnos en flotadas tranquilas por ríos mansos. Yo estoy seguro que mis hijos van a gozar tanto como yo de compartir tiempo juntos en el agua.
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