Este fin de semana completé 42 vueltas con los Ultra Amigos de Fanlyc en un circuito por Amador que medía 3 kilómetros. Iniciamos a correr a las 8:00am y el evento duraba 24 horas. Este año los corredores que llegaron a apoyar a los niños acumularon más 40,000 vueltas, algo fuera de serie. Fue fantástico ver a tantos corredores, caminantes, patinadores y ciclistas dando vueltas para apoyar a la fundación y sus niños. Los Ultra-Amigos fueron Karen Lezcano, Angel Darío Jiménez, Marvin Corea y su hijo (Marvin), Javier González, Ramsés Cano, Jaime Correa, Nicolás García y su hijo (Nicolás), Jorge A. Rodríguez (el padre de los Ultra Amigos) y yo.
Por suerte el día fue gentil con nosotros pues amaneció nublado y se quedó así por buen tiempo. El circuito de 3km permitía que nos re abasteciéramos fácilmente. Mary, la esposa de Nicolás García, también fue toda una ultra amiga y se mantuvo todas las 24 horas del Relevo por La Vida atendiendo la tolda de apoyo (toda una familia de ultras). Roberto Romero se encargó de mantenernos bien abastecidos con comida apropiada para apoyar el esfuerzo que estábamos haciendo todos.
Me llevé cuatro pares de zapatillas y las usé todas. Comencé con las Hokas para acolchonarme bien desde el principio. Como a las 6 horas salí para dar otra vuelta con las zapatillas y me sentí, de repente, que tenía los pies muy macerados por estar mojados. Cuando la temperatura comenzó a subir tuve que recurrir al agua fría y el hielo para mantenerme andando. Toda esa humedad fue a dar a mis medias y ablandó la piel de mis pies. Me quité las zapatillas y decidí dar una vuelta descalzo para secarme los pies. ¡Esto me funcionó de maravillas! Mi próximo par fueron las Nike Free 5.0 sin medias.
La verdad es que nunca había visto tanta gente haciendo ejercicio a la misma vez en Panamá. Solamente en las manifestaciones y las protestas he visto tanta gente junta haciendo algo bueno (cuando la causa era buena). Pude ver a mucha gente superar metas y correr distancias que superaban sus límites anteriores. Ana y Carlos corrieron 39km y 42km cada uno dando vueltas por los niños, y me acompañaron en muchas vueltas. En la tarde Lorena me trajo a mis hijos y se sentó a vernos (no pudo correr porque tenía un esguince en el tobillo). Irving (mi hijo) dió 4 vueltas. La primera la inició conmigo, pero me dejó atrás a los pocos metros porque ya yo iba muy lento para él.
Más tarde llegaron Arge, Sandra, Andrés, Jorge y Luis Ernesto, y también me acompañaron en muchas vueltas. A través de las 24 horas hubo gente corriendo en todo momento. Me parece increíble que la gente saliera a correr a las 2, 3, y 4am, pero yo los vi y soy testigo. En alguna de esas horas también llego Jorge Antonio Mendoza, que dio 21 vueltas y superó sus límites corriendo 63km. La verdad es que vi a muchos amigos dando vueltas por una buena causa, más de los que puedo recordar.
Fue interesante ver las estrategias de los diferentes Ultra Amigos: algunos fuimos lentos y constantes, otros, como Jaime Correa y Ramsés Cano, eran veletas dando vueltas a toda velocidad. Al final el concreto comenzó a desgastar a todos: Darío, otro de las liebres, sintió el golpe en las rodillas, al igual que el gran Nicolás (quien dio 50 vueltas por los niños). Tuve el gusto de dar vueltas con otros de los ultra corredores cuando quedaron reducidos a correr a mi velocidad, o caminar para descansar. Pero mi constancia me emparejó con la mayoría al final y solamente Nico hizo más vueltas que yo. Cuando salió el sol del domingo, brillando con intensidad, yo paré en mi vuelta 42. Javier llegó en su vuelta 41 y decidió detenerse también. Jaime, que había estado descansando, salió a dar vueltas hasta completar 40 (120km), otra marca personal.
Pude haber hecho uso de un quinto par de zapatillas porque al final todas quedaron mojadas con la lluvia. Nos llovió bastante durante la noche, y el último par que tenía seco lo mojé en la madrugada cuando me salí de la calle para arrimarme a un tronco para botar un poco de líquido que llevaba dentro: en la oscuridad no vi el charco de agua entre la hierba. El Desitin evito que me escaldara, algo fantástico considerando lo húmedo que estuve por tantas horas. Jorge usó Vaselina y no le duró tanto: me lo encontré caminando raro en una vuelta (ya en la madrugada) y me dijo que estaba mal con la piel en carne viva. Aún así Jorge continuó hasta completar 35 vueltas, 105km.
Posiblemente hubiese podido perder menos tiempo en la tolda de apoyo de los Ultra Corredores si hubiese tomado paquetes de gel en lugar de comida de verdad, pero estuve mucho más contento con la comida que me dieron. La única diferencia del gel con la comida de verdad es que me alteró un poco el estómago (pero tomé anti-ácido para eso, por adelantado) y que, llegando la madrugada, el peso de los sólidos estaban buscando su salida. Normalmente el gel haría menos bulto que la tanda de guineos que me comí. Me tomaba más tiempo comer comida de verdad, pero ya estoy tan cansado de los geles que no me importó.
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