Ayer corrimos Roger, Isabelita y yo por La Mesa. Tuvimos una agradable corrida haciendo distancia por todos los senderos más corribles que hay arriba, después de subir por Los Berrales. La temperatura estaba excelente, fresca y agradablemente húmeda. No llevábamos ningún apuro y, tal vez, la única meta era pasar los 21 kilómetros para Isabelita que se está entrenando para su primer maratón en octubre de este año. Yo ya estoy a la vuelta de Fat Dog 12o millas y se podría decir que estoy en ahusando (disminuyendo la carga de ejercicio).
Cuando ya estábamos en el último sendero camino a la casa, la parte de arriba del sendero de los árboles cuadrados, me pasa Roger a balazo haciendo despliegue de su velocidad. Me lo encontré cojo docientos metros más adelante. Había pisado mal una piedra y se había lástimado el quinto metatarso (el de la parte de afuera del pie) y tuvo que regresar caminando a poner el pie en hielo. Apenas se había recuperado de una pubalgia y ahora iba a quedar en reposo por una nueva lesión. ¡Ya llegando a la casa! En ese mismo sendero Isabelita también se dobló el tobillo hace unos meses.
Entre Roger y yo, Roger siempre ha sido el más rápido. Yo casi siempre soy el que va más lejos. Yo corro desde muy joven, siempre he corrido para estar en forma para poder hacer los otros deportes que me gustaban. Correr era una herramienta y una forma de relajarme. Pero siempre estaba tratando de correr más rápido y a menudo dejaba de correr por un tiempo porque llegaba al punto donde cada corrida era un reto por ir más rápido. Eventualmente, después de mucho tiempo, llegué a comprender que es más fácil ir más lejos que ir más rápido. Y también más agradable, especialmente cuando a uno le gusta correr. A Roger todavía le gusta ir rápido (a veces a mi también) pero frecuentemente se lástima buscando alcanzar las mismas velocidades que antes fácilmente podía alcanzar.
Yo aún procuro mantener algo de velocidad. Ya, definitivamente, no es un objetivo principal en mi rutina de ejercicio. Creo que al haberle quitado énfasis a ir rápido he conseguido longevidad en mi actividad de correr. Además, ahora siempre puedo mejorar porque ir más lejos es mucho más fácil de conseguir que ir más rápido. La velocidad tiene un límite que todos conocemos, la velocidad de la luz. El espacio es infinito y siempre podemos ir un poco más allá, un poco más lejos. Eso hoy día me apasiona: ¿que habrá detrás de esa montaña? ¿Podré encontrar un circuito que me permita correr por Valle Chiquito?
Por el lado divertido, siempre que llevo a correr a mis amigos rápidos por lugares lejanos que no conocen todos tienen que quedarse cerca de mi aunque quieran ir más rápido. Si se pierden puede que les tome mucho tiempo regresar a casa. Así puedo conversar con ellos en vez de tener que esforzarme por mantenerlos a la vista mientras ellos se hacen más pequeños en mi campo visual. Yo siempre tengo en mente el refrán Italiano: chi va piano, va sano e va lontano.
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