Massanutten Mountain Trail Run 2017

Mi hermano Rogelio y yo terminamos MMT 100 en 34:43:21 y Carlos Rettally terminó en 32:33:04 (incluyendo una perdida inexplicable de varios kilómetros). Tres de tres es un gran logro para nosotros ya que estadísticamente era muy probable que uno no terminara. La experiencia tiene sus ventajas. Tuvimos la suerte de que nos tocara un buen clima que ayudó a todos a terminar por encima del promedio este año.
No tengo ninguna buena explicación para justificar porque este año corrí mejor que los años anteriores llegando progresivamente más temprano a cada estación hasta llegar a la estación #12 (Visitor Center) una hora y nueve minutos más temprano que en el 2016. En la estación anterior llevaba exactamente hora y media de ventaja contra el año anterior. Y entonces descansamos por hora y media y emparejamos todo…

En la primera subida me pasé a Rogelio y luego al Rets. No fue intencional, sencillamente mi ritmo al principio resultó bueno. Rogelio me dijo luego que no estaba subiendo bien, que muchos se lo pasaban hacia arriba y entonces bajando los dejaba atrás. Carlitos estaba iniciando con una paso muy medido que luego aumentó hasta pasarme entre la estación #2 y la #3.

Rogelio me pasó entre la #5 y la #6 y se quedó delante hasta que lo alcancé para llegar juntos a la estación #8. Yo estaba corriendo cómodamente porque tenía muy presente que en 47 días después de terminar iba a correr Western States 100 y necesitaba llegar ileso a la meta para poder seguir entrenando sin lastimarme, ni perder condiciones. ¡Pero iba mejor que en las dos carreras anteriores en todas las estaciones!

Mi hermano es más críptico que yo así que yo no sabía claramente cual era su estrategia de carrera. Tenía el presentimiento que si volvía a ver a Rets o al Tigre ya estaban fritos conmigo. Pero no tenía intenciones de abandonar a mi hermano ya que valoro mucho su compañía y hemos corrido juntos muchas veces, y cruzado muchas metas juntos. Así que desde que me lo alcancé hasta la meta iba a acompañarlo si podía. Por suerte no resultó difícil.

Rogelio se enredó en varias cosas al programar sus bolsas de apoyo. El peor fue no encontrar su gorro de lana para mantener la cabeza caliente durante la noche. En Habron Gap (#9), a los 86.72km, decidió salir por delante mío para subir con calma y que yo me lo alcanzara. Corrí los 15kms hasta Camp Roosevelt (#10) preocupado porque no me lo alcanzaba y pensé que me iba a dejar atrás. Cuando llegué a la estación ya Rogelio no estaba. Bueno, que iba a hacer. Pedí mi café y procedí a alimentarme con lo que me apetecía (que no era mucho).

De repente llega Rogelio con cara de preocupado y jadeando. Había corrido a balazo toda la bajada preocupado porque yo lo iba a dejar atrás ya que él se había perdido en el lomo de la montaña. ¡Como da vueltas el mundo! Los dos estábamos preocupados por lo mismo. La única diferencia es que yo nunca llegué a gastar energías por tratar de alcanzarlo.

Partimos juntos hacia Gap Creek (#11). El camino inicia subiendo por un sendero que va paralelo a un río, pero el mismo camino parece una quebrada por lo mojado que es. Y luego vienen una buena trepada para entonces bajar a la estación. Esta es una de esas secciones que no incluye una corrida por el lomo de la montaña. En esta sección comenzó el frío a ponerse bueno.

Gap Creek es una pequeña estación que no tiene gran cosa. Pasamos rápido a través de la comida y la bebida para no enfriarnos. La próxima estación estaba a 13k y había una corrida larga por el espinazo de Massanutten Mountain para luego bajar a Visito Center (#12). Rogelio se estaba apagando en este tramo y la gente nos estaba pasando. El frío lo estaba limando pero estaba estoicamente soportándolo hasta que se rindió y me pidió me gorro de lana. ¡Ahora el que comenzó a pasar frío fui yo! Con todos los contratiempos llegamos a la estación una 1:09 por delante de mi último tiempo, a las 4:51am.

En Visitor Center ya Rogelio decidió que tenía que dormir y yo necesitaba calentarme junto al fuego. Nos quedamos hasta las 6:30am en la estación. Rogelio durmió un rato y luego fue a que le arreglaran los pies. Yo también debo haberme quedado dormido en la silla donde estaba sentado porque cuando abrí los ojos ya mi hermano no estaba acostado al lado mío. Cuando regresó me contó que le había sacado el líquido a sus vejigas y se las habían vendado. ¡Ahora tocaba correr para terminar esta carrera!

Ya apenas quedaba un poco menos de un maratón para llegar a la meta y estábamos en buena posición para terminar cerca de mis tiempos anteriores. yo estaba entero y a Rogelio lo habían parchado. Ambos nos tomamos una dosis de Peptobismol para tranquilizar el estómago y partimos haca Bird Knob (#13, 5.6km). Ya lo que quedaba era terreno familiar: las preocupaciones anteriores me habían hecho grabar el recorrido en mi mente. Pero esta vez estaba tranquilo y sereno, confiado que la meta estaba a nuestro alcance.

Corrimos todas las estaciones que quedaban en mejor tiempo que el 2016 con excepción del último tramo. Hubo momentos en que bajamos un poco la marcha porque Rogelio se había quedado sin gasolina pero lo rellené con un Power Gel que llevaba en mi botella de mano. Yo había dejado el cinturón que había cargado toda la carrera con una botella de agua que nunca me acabé y con varios geles que nunca usé en la penúltima estación para ir más liviano y mi hermano había dejado su mochila también.

Corrimos el último segmento con mucha calma. Ibamos a lograr nuestro objetivo (terminar la carrera) y llegaríamos juntos a la meta (la bonificación). ¿Qué importaba mejorar los tiempos anteriores? Aún así nos pasamos a varios en esa sección. Teníamos la oportunidad de mejorar el tiempo del último año, pero no hicimos el esfuerzo. Para mí, ¡cruzar la meta juntos no tiene precio!

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