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Tahoe Rim Trail 100

Bueno, en exactamente una semana salimos para Tahoe Rim Trail 100m y arrancamos a correr el sábado 18 de julio, 2015. Tenemos 35 horas para terminar nuestra carrera. Vamos Luis Carlos Stoute, José Orillac, Ernesto Durán, Isabel Bennett, Roger Bennett y yo a ver que podemos hacer en esa carrera. Isa va por 80km (su debut en esa distancia) y el resto vamos por los 161km que se corren en dos vueltas del circuito de 80km. En esta ocasión no me he preocupado mucho por lo que me espera y ahora, a última hora, tengo dudas sobre lo que voy a poder hacer.

Esta sería la sexta ocasión que me paro en la linea de partida de una carrera de esa distancia. Ya me siento tranquilo con completar la carrera, y eso es bueno. Lo malo es que me siento tranquilo con completar la carrera. Estaba muy juicioso entrenando bastante y luego se me acabó la motivación y no logré preocuparme suficiente para volver a iniciar mi régimen de entrenamiento. Hace un mes terminé The North Face Endurance Race 80km en 14 horas bajo un calor agobiante y corriendo a un paso lento. En mi mente atrofiada la matemática sencilla dice que ese tiempo (por dos) me lleva a terminar en 28 horas. En la práctica estoy claro que esos números no se suman de esa forma cuando se trata de una carrera tan larga. Menos cuando he entrenado tan poco en estas últimas semanas.

Ahora, las hebillas de esta carrera están divididas en tres: una con moneda de oro a los que terminan en menos de 24 horas (Ernesto Durán), otra con moneda de plata para los entran en menos de 30 horas (José Orillac y Roger), y una de bronce para los que terminan en el tiempo permitido. Yo quiero una de plata y estoy claro de lo que eso conlleva. Hasta tengo los números estudiados: caminando a 6km/hora termino en 26.667 horas y tengo mi hebilla de plata. Lástima que la experiencia no me ha llevado a creer que eso sean tan sencillo. Eso es, básicamente, lo que hice en mi última carrera: caminé mucho (todo lo que fuera ligeramente hacia arriba). 6km/hora se hacen a 10 minutos por kilómetro. El problema son todas las paradas que hay que hacer para comer, ir al baño y otras cosas que siempre suceden en estas distancias. Pero tengo 3 horas para desperdiciar en todo lo anterior y llegar en menos de 30 horas. ¿Será que puedo?

Ultra-Signup me está calculando casi 34 horas. Al menos me tiene incluido entre los que terminan por que en Fat Dog 120m me tenía con un tiempo mayor que el permitido para la carrera. He avanzado en la estima de las computadoras que hacen esos cálculos. A Luis Carlos le tienen calculado un poco más de 30 horas y yo generalmente puedo terminar junto con Luis Carlos en esas distancias. En Massanutten hice 34:17 y la computadora está tomando ese tiempo en cuenta. Ahora, esa última carrera tiene una superficie muy difícil para correr (llena de piedras) y el recorrido estuvo muy, muy mojado. TRT va a tener una superficie muy fácil para correr: suave y bastante cómoda. El calor puede ser un factor que impacte negativamente en el rendimiento de todos los corredores, pero esa parte no me preocupa mucho por que acabo de correr en el mismo infierno y pude terminar.

Mi espalda y mi cadera derecha son dos cosas que en esta ocasión me están poniendo a dudar por que están débiles. Mi osamenta está comenzando a mostrar los años que tiene mi carrocería. ¡Ojalá fuera cuestión de ponerle una capa de pintura fresca y listo! Es un poco más complicado que eso en la práctica. Mis músculos y mi corazón aguantan sin mayor problema. Los pies puede que terminen con ampollas y eso lo puedo prevenir con un poco de duct tape aplicado en lugares estratégicos. En Costa Rica terminé con unas ampollas horrorosas en la planta de los pies por que me mojé los pies más de lo que había previsto. Esta vez voy con duct tape en la planta de los pies y esparadrapo en los dedos de los pies, además de las Injinji (medias con dedos).

La alimentación, la vestimenta, las zapatillas y lo demás ya está todo probado, usado y comprobado. Esta carrera tiene una logística muy sencilla por que es un circuito que parece un trébol y en el medio hay una estación que visitamos tres veces por cada 80km, seis veces en total. Con una sola bolsa me puedo sentir por bien servido. Ya veré si uso más bolsas solamente por ser diligente y precavido.

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Las Antenas

Parque Metropolitano
Parque Metropolitano

Nuestro hábito de los viernes es correr 11 kilómetros partiendo desde El Cangrejo a recorrer todos los senderos del Parque Metropolitano y regresar. En la tarde nos reunimos en La Rana Dorada a tomarnos unas Pale Ale y planear que fondo haremos el fin de semana. Ultimamente hemos estado corriendo el «Camino de Las Antenas» para alargar nuestras corridas locales (dentro de la ciudad). Desde mi casa hasta la Iglesia Bautista El Dorado hay tres kilómetros de concreto pero de allí en adelante podemos correr hasta 14 kilómetros adicionales por caminos suaves, arbolados y ocasionalmente sombreados. El recorrido total desde El Cangrejo son 34km ida y vuelta, nada mal para una corrida citadina.

No tengo idea porque la gente ha decidido llamar el camino de las torres de alta tensión que va desde Miraflores hasta Condado del Rey el camino de Las Antenas. Puede ser porque antes había un campo de antenas donde ahora queda la ciudad hospitalaria. Al final es irrelevante. A mi me atrae ese recorrido por lo práctico. Mis amigos con frecuencia manejan hasta Cerro Azul para poder correr en altura y fresco. Yo generalmente prefiero manejar a San Miguel, al lado del Río Pacora, y correr cerca del agua aunque tenga que soportar algo más de calor. Pero ya sea que vayamos a Cerro Azul, Pacora, el camino del oleoducto, el sendero de las plantaciones de palma aceitera, todos esos recorridos incluyen un par de horas desperdiciadas en un auto.

A mi siempre me ha gustado lo práctico de correr. Me despierto temprano, me pongo un par de zapatillas y salgo a correr (obviamente, también hay que llevar ropa). En un tiempo me gustaba ir a la Calzada de Amador a correr, aunque eso era algo más social. Creo que el mar también tenía mucho que ver, al igual que correr Avenida Balboa. Pero siempre he ido a Avenida Balboa (ahora la Cinta Costera) corriendo desde donde viviera, ya sea Obarrio, Coco del Mar, y ahora El Cangrejo.

Hay un camino que muy poca gente corre que conecta los cables de alta tensión que vienen del interior con los cables de alta tensión que vienen de Miraflores. Ambos cableados se juntan en la planta de distribución de Condado del Rey. Eso permite que corra por superficies suaves desde El Dorado hasta detrás de la Universidad Tecnológica y cruce al camino de las antenas y siga corriendo hasta Miraflores. En Miraflores corremos un kilómetro por la Vía Gailard y empatamos con el Camino de Chivo Chivo hasta la caseta del Mirador del Parque arriba de la colina más alta del parque Camino de Cruces — exactamente 14 kilómetros desde la esquina de La Salle. Generalmente el calor es agobiante en el regreso. Eso lo remediamos ocasionalmente corriendo por la tarde y regresando de noche usando linternas.

De noche se pone interesante el camino. Hemos visto lagartos, culebras, las ranas salen por todos lados y los capachos comienzan a darse banquete. Desde el DeliGourmet hasta Miraflores, ida y vuelta son unos 20km. Si hacemos el tramo del Camino de Cruces hasta Clayton agregamos un kilómetro y medio. A mi siempre me gusta ese segmento por que tiene mucha historia y es divertido correrlo. Mientras lo corro pienso en sus más de quinientos años y en toda la gente que pasó por allí en ese tiempo. Hoy es un pedazo de tierra abandonado pero todavía es evidente la edad que tiene por lo hondo de su surco.

Este fin de semana que pasó estaba muy concurrido el camino de las antenas, en especial por ciclistas que deben estarse preparando para correr el Triatlón de Portobelo este fin de semana. También encontramos un corredor que iba bien equipado con lo último en equipo de correr en trillo. Iba vestido muy parecido al Lagarto que tenía al lado mío. En Miraflores nos cruzamos con varios amigos pedaleando sus ruteras. Sé que eran amigos porque nos llamaron por nombre. Supongo que es más fácil que ellos nos reconozcan porque yo los veo a todos iguales con su casco, sus lentes oscuros y sus uniformes de ciclismo.

Por suerte por el camino de las antenas pasa una tubería de agua que viene de Miraflores hacia Condado del Rey: esa es mi fuente de re-abastecimiento de agua. El camino de las antenas es largo y se me acaba el agua siempre. Al regreso, cuando el calor es insoportable, me empapo con el agua que en algunos lugares se derrama de la tubería. Hay un par de lugares donde el agua sale a presión y la puedo recoger directo a mis botellas de agua. En otros lugares la recojo de las pozas que se forman. Esto no es algo que comparten mis compañeros — ellos prefieren morirse de sed antes de tomar agua de fuentes desconocidas. Yo le perdí el asco al origen del agua hace mucho tiempo y confío que mi sistema gastro-intestinal sepa que hacer con cualquier organismo que trate de joderme. Cuando tenga dudas de que esté ganando la batalla contra los inquilinos intestinales me tomo un par de Zentel y soluciono el problema.

Finalmente, el punto de todo esto es que no hay que ir tan lejos para encontrar buen terreno para hacer kilómetros

Una Pale Ale
Una Pale Ale

sobre superficies suaves. Aquí cerca tenemos tremendos recorridos para los días largos. Para los cortos siempre está el Parque Metropolitano. Los viernes son mi día favorito porque después de correr el «PMT» siempre viene una Rana en la tarde.

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Alimentación en Eventos de Larga Distancia

Fernando Revuelta me pidió que le escribiera algo sobre alimentación en carreras de larga distancia. Lograr el balance de alimentación óptimo en este tipo de eventos es, tal vez, la parte más difícil para poder completar estos retos. La parte física se logra con entrenamientos continuos de menor duración pero el día de la carrera hay que pasarse horas mucho más largas que las que se cubrieron en los entrenamientos. La alimentación de la carrera hay que practicarla durante los entrenamientos para encontrar que es lo que mejor funciona para cada uno. Dicho lo anterior, a continuación hay un resumen de lo que me ha funcionado anteriormente:

  • Reemplazar agua por bebidas balanceadas (Gatorade, Carbo Pro, GU2O, etc.)
  • Solamente beber cuando tengo sed
  • Consumir de 150 a 300 calorías por hora (incluyendo las que se beben)
  • Tratar de comer la mayor cantidad de cómida normal cuando es posible
  • Complementar la alimentación con geles y gomas energéticas

Al beber bebidas balanceadas en lugar de agua sola se evita la causa principal que evita terminar ultras, el desbalance de hidrolitos en el cuerpo (sal principalmente). Al sudar botamos mucha sal y otros minerales que tenemos en el cuerpo. Si solamente reemplazamos lo que se suda con sal pronto estaremos desbalanceados y nuestro cuerpo no podrá asimilar más líquidos. Esto se puede arreglar con sal y cápsulas de electrolitos pero es mejor prevenirlo bebiendo una mezcla balanceada desde el principio. En adición a lo anterior, si bebemos demasiado podemos caer en hiponatremia, que es, básicamente, poca sal en la sangre. Esto lo podemos evitar bebiendo solamente cuando se tiene sed.

Es difícil tolerar más de 300 calorías por hora durante una carrera pero es necesario tratar de consumir la mayor cantidad posible. Solamente con bebidas energéticas balanceadas se puede consumir unas 200 calorías por hora. Suplementando esto con comida adicional podemos llegar a las 300+ calorías por hora. Las geles son un buen complemento fácil de digerir. Las gomas se pueden dosificar mejor que las geles porque se pueden consumir en porciones más pequeñas. En mi experiencia las barras energéticas, como PowerBar y Cliff Bar, son muy difíciles de comer mientras estamos corriendo, o montando bicicleta. La comida sólida que hay en las estaciones de abastos son ideales. Generalmente hay emparedados de mantequilla de maní con jalea, papas hervidas con sal, guineos y frutas, y pastillas dulces. Me gusta comer la mayor cantidad de comida posible en las estaciones y llevarme geles y gomas para consumir entre estaciones.

Hasta ahora lo anterior es lo que mejor me ha funcionado. Lo que estoy haciendo actualmente es lo que he aprendido a hacer a través de varios años de experiencia en distintas actividades de larga distancia, incluyendo caminatas, remadas, Ironman, maratones y ultramaratones. Cada quien eventualmente llega a encontrar lo que mejor le funciona en la práctica experimentando en sus propios eventos y todos tenemos diferentes tolerancias a los alimentos que podemos consumir. También lo que podemos tolerar va cambiando y eventualmente podemos llegar a desarrollar aversión al abuso de consumir lo que mejor nos funciona en un momento dado. Por eso en lo personal trato de consumir solamente agua cuando entreno para no llegar a aburrirme comiendo lo que me funciona en las carreras.

Algo de esto lo integró Fernando en su artículo en Sports & Health Panamá.

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Boqueron 2014

Logré hacer otro viaje por el Río Boquerón antes que terminara el 2014 y pude hacerlo con Irving Henry. Nuestro grupo fue pequeño pero no hizo falta más nadie: Irving, Joaquín, Gil, Carl y yo. Esta fue la primera caminata de selva de Irving y la pasó con singular esmero – ni siquiera la sudó (a pesar que el camino estaba hostil por lluvia, derrumbes y ríos inundados). Es bueno tener todo preparado para partir hacia una caminata en cualquier momento porque empaqué minutos antes de partir y no me faltó nada (aparte de algo más de comida).

Puntual a las 5am llegaron los interesados en esta particular travesía anual que ya casi puede ser un peregrinaje para mi. Joaquín era el único veterano de este viaje, Irving es hijo mío y está medio acostumbrado a lo que le tire el camino y lo pobres holandeses no sabían que les venía por delante, pero ocasionalmente la ignorancia es una buena cosa. A las 8am y estábamos en camino por el Nombre de Dios rumbo a Boquerón arriba. Esta vez no llevamos cámara, yo porque no la encontré, Joaquín porque quería ir lo más liviano posible, y los holandeses sí llevaron la suya pero no tengo esas fotos.

La mañana inició espectacular con poco sol, un río cristalino y la temperatura agradable. Lo primero que me pasó es que dejé las medias en la maleta de ropa extra para la llegada. Bueno, nada que fuera a dañar el viaje ya que lo peor que podía pasar es que saliera con ampollas pero al final no pasó nada aparte de que mientras esperaba a los holandeses me sacaba las zapatillas para eliminar la arena y las piedras que se habían metido dentro del calzado. Las medias me hubiesen evitado tener que hacer esto una docena de veces pero no fue algo que desmejorara la experiencia. Tal vez me quedé sin medias de ahora en adelante porque me entretenía el proceso mientras esperaba al resto de los caminantes.

La primera parte del camino siempre es muy agradable porque caminos por el Río Nombre de Dios y el camino es fácil, bonito y fresco. Ya los holandeses se nos venían quedando atrás pero nada alarmante. Era evidente que venían sin apuro y no había forma de evaluar su capacidad física porque en ningún momento se quejaron de nada (sencillamente no venían paso a paso con nosotros). Hasta la cascada, que es el punto donde inicia la trepada seria hacia los rieles se mantuvieron con nosotros sin ningún problema. En este punto siempre tomamos un descanso y nos abastecemos de líquido porque no hay más agua segura por un buen rato. Hasta este momento cerca del medio día el día había estado cubierto de nubes pero seco. El camino estaba húmedo pero manejable.

Cuando iniciamos la trepada el grupo se logró mantener bastante compacto y el recorrido fue sin contratiempos hasta los rieles. Tomamos el filo habitual y lo seguimos a un paso tranquilo pero constante hasta que llegamos a los rieles a la altura habitual (unos 160 metros de altura). Cuando llegamos a los rieles Joaquín y los holandeses se nos perdieron, cuando aparecieron unos minutos más tarde la explicación fue poco clara. Era un indicio de lo que venía desde ese punto en adelante. No tuvieron problema en la subida, los problemas para ellos iniciaban en el camino técnico. Carl no era diestro del todo y se nos iba a quedar atrás consistentemente desde ese momento hasta el final del camino. Nada de esto era causa de preocupación porque sencillamente caminaríamos más horas y dormiríamos donde nos tomara la noche en lugar de donde nosotros hubiésemos preferido. Esto es lo habitual en cualquier camino que uno hace por primera vez – después de recorrer un mismo camino una cantidad de veces ya uno desarrolla hábitos.

Mi almuerzo fue pobre ya que al ir a empacar encontré que mi despensa estaba algo desprovista y no había hecho el viaje al mercado para proveerme de unos buenos panes para llevar unos emparedados listos. Por suerte Joaquín sí había hecho su parte y mi hijo le robó un par de emparedados para rellenar el hueco que tenía en su estómago. Llevaba una cantidad de geles y barras energéticas de almuerzo y comidas deshidratadas para la cena. Irving, mi hijo, es algo más selectivo que yo en cuanto a su alimentación: el prefiere comida natural apetecible y yo como lo que me encuentre, al igual que bebo el agua donde me de sed. Mi paladar es exigente, no puedo engañarme, pero puedo pasar días sin comer hasta que llegue a un lugar donde pueda alimentarme apropiadamente y en el entre medio como lo que encuentre.

Justo cuando estábamos saliendo de los rieles del viejo ferrocarril y llegando al Río Boquerón se abrió el cielo. La lluvia caía en cantidades torrenciales. Normalmente a esta hora ya estaríamos en el Boquerón pero una gran cantidad de árboles caídos en el camino nos habían demorado (y los holandeses lentos no ayudaron). Cuando llegamos al río que normalmente tendría unas pulgadas de profundidad encontramos que habían varios pies de agua corriendo por el cauce. No nos quedó otra que hacer nuestro propio camino. Normalmente esto algo ocasional. Esta vez era traumático porque los holandeses no podían seguirnos a través del monte. Iban tres veces más lento que nosotros a estas alturas y constantemente teníamos que parar a esperarlos. Y aquí sí había que parar ya que no estábamos en rutas claras porque íbamos campo traviesa y esta gente no podía distinguir la pica de mi machete. No entiendo como era eso posible…

Bueno, a las 5:45pm regresamos al río después de una travesía buscando atajos que no fueron muy fructuosos. En ese momento Carl rehusó a seguir moviéndose. No nos quedó otra que tomar la sensata decisión de hacer campamento allí mismo, al otro lado del río donde se veía mejor el terreno. La cena fue sálvese quien pueda con lo suyo como habíamos determinado desde el principio. Nosotros llevamos unas comidas secas que cocinamos en una estufa de alcohol que había hecho hace un tiempo. La verdad es que esas estufas son muy eficientes y livianas.

Irving estaba en su ambiente. Me alegró mucho ver que se sintiera cómodo a través de todo el camino. En ningún momento se quejó y estaba más bien siempre esperando tranquilo para ver que venía próximo. Como buen joven estaba siempre hambriento y sediento y una vez que esto fue arreglado procedió a dormirse profundamente. Solamente quedé yo con Carl quien procedió a beberse todo mi ron, que no era mucho para comenzar. Yo lo acompañé trago por trago pero hubiese preferido guardar algo para el día siguiente. Mi amigo Joaquín se tomó una onza de ron en su chocolate caliente y siguió a Irving directo a dormirse.

El domingo fue un día como cualquier otro, espectacular toda la distancia. Lo único que le restó al camino fue la preocupación de esperar a estos holandeses que nunca llegaban. En realidad no restó nada la espera porque tuvimos amplio tiempo para gozar de las pozas que venían una tras otra a lo largo del camino. Inclusive íbamos por delante de nuestro horario regular porque mientras nosotros descansábamos los otros caminaban y nunca los dejamos descansar mucho. Hasta que reventó Carl y no quedó otra que ver como lo sacábamos del medio del monte. Joaquín e Irving partieron por delante a buscar el auto y yo me quede con nuestros amigos para que no se perdieran.

Eventualmente, cuando todavía faltaba algo para salir del camino nos alcanzó el auto y nos acortó unos 5 kilómetros del camino. Irving y Joaquín habían llegado al auto una hora antes que nosotros y nos habían venido a buscar. A mi me alegró que fuese en ese momento porque ya llevaba un rato cargando la mochila de Carl y la verdad es que ya no era tan agradable como cuando voy con mi propia mochila que siempre es muy liviana porque solamente tiene lo esencial adentro. Carlo y Gil con su poca experiencia llevaban más de la cuenta en sus mochilas. Hay que tener mucha experiencia para decidir que «esenciales» se pueden quedar en la casa.

Nosotros terminamos felices todos y yo particularmente  estaba contento por haber logrado cumplir una de mis metas de principio de año: Boquerón 2014. Ya estoy planeando Boquerón 2015 y ojalá pueda hacer más de uno este año venidero ya que este es mi camino favorito en el universo entero.

 

 

 

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Nudo para Zapatillas

Esta parecerá una entrada irrelevante. Después de todo, aprendemos a amarrarnos los cordones en nuestros primeros año y después lo repetimos todos los días. Pero no lo es. En primera instancia, la mitad de las personas hacen mal el simple nudo de los zapatos, y, en segunda instancia, ese nudo no es apropiado para las zapatillas (menos para una carrera). Por último, el método que usa la mayoría, que es hacer un nudo adicional con los lazos, es una mala idea y también se suelta.

Este pasado fin de semana varios amigos míos participaron en una carrera de 21km y mi hermano le ganó a uno de ellos. Una de las razones que me dio mi hermano fue textualmente: «tres veces paró a amarrarse los cordones y tres veces hizo el esfuerzo para alcanzarme. En la tercera, cuando me alcanzó, ya no tenía gasolina». Eso jamás debió haber sucedido. Además, ya varias veces he intentado enseñarle cómo amarrar apropiadamente los cordones de sus zapatillas. Tao está en el 50% de los que aprendieron mal el nudo simple para amarrarse las zapatillas.

Nudo de La Abuela
Nudo de La Abuela * incorrecto *
Nudo Rizo
Nudo Rizo * correcto *

La mejor forma de amarrar los cordones para una carrera es un usando un nudo muy seguro que es parecido al que usan los cirujanos para amarrar los puntos de las suturas, pero ligeramente diferente. Los cirujanos hacen un nudo inicial con varios cruces y luego un nudo simple. El nudo seguro es igual pero al revés, primero un nudo simple y luego un nudo con varios cruces. A continuación las ilustraciones de cómo hacerlo. Las ilustraciones vienen del sitio de Ian Figgen.

IanKnot1Paso #1

Hacer un nudo simple pasando el cordón izquierdo sobre el derecho, según ilustración, y luego hacer dos bucles como orejas de conejo.


SecureKnot2Paso #2

Cruzar los dos lazos de manera que el derecho quede frente al izquierdo como se muestra a la izquierda.


SecureKnot3Paso #3

Pasar la oreja derecha (amarilla) alrededor de la oreja izquierda (azul) y terminar al frente.


SecureKnot4Paso #4

A la misma vez ir envolviendo la oreja izquierda (azul) por la parte de atrás de manera que ambos bucles queden apuntando al hueco en el medio.


SecureKnot5Paso #5

Pasar ambos cabos por el hueco en el medio. El lazo derecho (amarillo) debe salir por atrás y el lazo izquierdo (azul) debe salir por delante.


SecureKnot6Paso #6

Ahora sencillamente hay que tirar de las orejas y apretar el nudo para que quede como en la ilustración. Este nudo no se suelta solo y tan solo hay que tirar con fuerza de los cordones para soltarlo.


FinishedSecureKnotEl nudo terminado queda como se ilustra a la izquierda. Este nudo realmente vale la pena aprenderlo porque no existe nudo más seguro para amarrar los cordones de las zapatillas. Hay alternativas que pueden ser iguales o mejores, pero depende de los gustos.

Yo he usado unos cordones elásticos que permiten que uno se ponga los zapatos sin tener que amarrarse los cordones. Pero el elástico normalmente me aprieta más de lo que a mí me gusta para que las zapatillas queden bien ajustadas. La otra opción muy buena es usar zapatillas Salomon que usan unos cordones de Kevlar con un ajuste corredizo que no se suelta jamás. A mí siempre me han gustado las zapatillas Salomon y son las que uso mayormente para los trillos. Pero igual tengo que amarrarme las zapatillas que uso para correr por calles.
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Mapas y Cartografía

Es increíble cómo ha avanzado la tecnología en los últimos años en el campo de los sistemas de información geográfica (SIG, GIS en inglés). Desde muy temprano mi padre me expuso a los mapas y cuando caminamos de Panamá a El Valle realmente comprendí la cantidad de información que había en ellos. A través de muchos años de aventuras he ido moldeando mi representación del Istmo de Panamá a sus mapas cartográficos. Ahora con herramientas como Google Earth, GPS Expert, Maperitive y relojes como el Suunto Ambit la tierra se ha encogido considerablemente: ya cabe en la pantalla de mi computadora.

Mapa de El Valle barnizado
Mapa de El Valle barnizado

Desde hace años no compro un mapa nuevo en el Instituto Geográfico Nacional Tommy Guardia cuando anteriormente lo visitaba regularmente para ir ampliando mi colección de mapas a medida que buscaba explorar nuevas rutas. Los mapas de papel requerían de mucho cuidado, en especial contra el agua. Los mapas se podían plastificar pero entonces se hacían inflexibles si se les ponían dos capas de plástico adhesivo, los podía guardar en bolsas plásticas, o los podía impermeabilizar. Usaba productos como Stormproof (barniz) o Map Seal (poliuretano) para pintar los mapas con una capa protectora contra el agua.

En Darién
En Darién

Con la aparición de las impresoras de tinta y los papeles especiales cómo el Adventure Paper de National Geographic ya podía digitalizar los mapas e imprimirlos en papel especial a prueba de agua ya con la ruta trazada para el recorrido que tenía en mente. Luego conseguí la colección de mapas del Tommy Guardia a escala 1:50,000 digitalizados y los mapas de papel se volvieron cosa del pasado (aún los conservo). Con los primeros GPS que no tenían la capacidad de mostrar mapas había que levantar la ruta manualmente escogiendo los puntos del recorrido y transcribir sus coordenadas al aparato, punto por punto. Ahora, con los mapas digitalizados y un programa cómo Expert GPS ya puedo trazar la ruta en la computadora y transferirla directamente a mi reloj, celular o a un GPS.

Google Earth trajó la posibilidad de ver la geografía de la tierra desde satélites. Al principio la mayoría de sus fotos tenían poco detalle. La resolución de las fotos ha ido mejorando progresivamente y ya tenemos muchas regiones cubiertas con la mejor resolución posible en estos momentos. Expert GPS puede exportar la ruta a Google Earth para verla directamente sobre las fotos del área de interés. Desafortunadamente todavía hay lugares cómo El Valle de Antón que no están bien cubiertos por las fotos de alta resolución. El otro inconveniente de Google Earth es que no tiene curvas a nivel sobre las fotos aunque se puede cambiar la perspectiva del terreno para que se intuyan las alturas.

Aquí es donde entra una herramienta de SIG cómo Maperitive que trae información cartográfica de las bases de datos de información geográfica de orígenes abiertos, incluyendo la topografía del terreno. Estas imágenes se pueden manipular y exportar para cualquier región del mundo con las capas de detalle que sean de interés para el propósito del mapa. Con las tres herramientas enfiladas al mismo propósito se puede trazar la ruta en Expert GPS, usar Maperitive para crear una representación cartográfica del terreno de la ruta, y luego todo se puede montar sobre Google Earth para manipularlo dinámicamente. ¡Increíble!

EL VALLE RIM TRAIL 2014 - MaperitiveLa ruta de la imagen superior es de El Valle Rim Trail y está en gpx en este enlace: https://drive.google.com/file/d/0B9Lo7PLtA7BXUDJvbDFxTU5faHc/edit?usp=sharing

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Fat Dog 120m Alucinante

10574282_10153333649451686_6363361106647499525_n Este fin de semana completé Fat Dog 120 millas en 45 horas, 25 minutos y 34 segundos. Todos los Panameños que fuimos a correr completamos nuestra carrera — el 100%, algo fantástico. Es difícil traer de vuelta la experiencia de un evento tan largo porque el relato se puede volver algo monótono y a la vez hay tanta experiencia que quiero compartir. Para mi la experiencia de seguir corriendo a través de la segunda noche, comenzando desde las 34 horas de correr en adelante, fue algo muy nuevo que nunca había experimentado, en especial las alucinaciones o ilusiones ópticas que experimentaba continuamente. Curiosamente el agotamiento físico fue mínimo y logré cerrar la carrera corriendo a excelente ritmo.

De los 120+ que se pararon en la partida solamente llegaron 84 a la meta, el resto fue cayendo poco a poco en el camino. Nuestro lote le ganó a las estadísticas y todos cruzaron la meta: #35 – Jose Orillac – 38:55:33, #47 – Tao Costarangos – 40:37:52, #69 – Irving Bennett – 45:25:34 y #71 – Luis Stoute – 45:41:49. Carlos Rettally completó sus 70 millas en 20:50:44 y quedó de décimo en su carrera. Nuestros resultados son testimonio de la buena preparación que hicimos a través de estos últimos seis meses. Estoy muy orgulloso del desempeño de Jose y Tao porque ambos dieron todo lo que podían dar y terminaron a pesar de que al final venían con fuertes dolores pero no se doblegaron. Ahora les toca una buena recuperación para que sus cuerpos regresen a la normalidad después de terminar su primera carrera arriba de 160 kilómetros y el primer 192km para todos nosotros. Tao saltó de 50km directo a 192km sin antes haber corrido distancias intermedias: ¡barbarazo!

Yo me fijé correr Fat Dog en 46 horas cómo plan de carrera en parte porque ese ritmo me ponía en la estación de Skyline, kilómetro 158, en 35:44, un poco más que mi última carrera. Pensé que ese ritmo sería descansado y me dejaría en buena posición para usar lo que me quedara de energía para los últimos 34 kilómetros. La carrera arranca con una subida de 15 kilómetros y 1,500 metros de elevación ganada, la primera loma tenía la mayor pendiente de todas. Yo fui dejando que los corredores me pasaran hasta quedar en un grupo que parecía determinado en mantener un ritmo pausado para nuestra primera tarea de ascenso. Por suerte el día había iniciado frío pero sin lluvias cómo el día anterior. Aún no nos dan los resultados preliminares pero creo que me tomó más de tres horas esa primera subida y llegué a la estación de Cathedral en más tiempo del que me había programado mi tabla de pasos de Ultra Splits. Yo contaba con que esto fuera así porque la mayoría de los corredores inician a un ritmo rápido y luego van desmejorando su rendimiento. Yo quería hacer lo contrario y comenzar suave para poder cerrar con fuerza.

Los próximos 15 kilómetros fueron una bajada constante hasta el Río Ashnola. En esa estación me dijeron que habían tenido que parcharle los pies a Tao y Jose. Esta información me la dieron los asistentes cuando vieron que yo también era de Panamá. Luis Carlos había decidido tomar la carrera muy pausadamente y me dio paso en la subida. Al llegar a la estación de Ashnola había completado las primeras 20 millas y el tramo número uno de seis que tenía la carrera. Creo que eran cerca de las 4pm y todo marchaba bien hasta ahora. La carrera estaba apenas empezando. Ya solamente me quedaban 160 kilómetros y esa distancia ya la había cubierto antes. Rellené mis botellas de líquido, comí todo lo que pude en la estación y seguí mi camino rumbo a Trapper qué quedaba a 18km de distancia. Ya era evidente para mí que tenía que usar el tiempo de la tabla cómo mi meta porque los kilómetros parecían transcurrir a un ritmo glacial, muy, muy lentamente.

El camino a Trapper era otra subida de unos 1,000 metros de elevación subiendo desde 1,250m hasta 2,250m. El suelo estaba muy mojado por las lluvias que habían estado cayendo antes de la carrera. La parte buena de las lluvias es que el día nos tocó fresco y la contraparte es que tenía ya horas con los pies húmedos. Ya podía sentir que se me estaban arrugando la planta de los pies y seguro que me saldrían unas ampollas que pretendía ignorar completamente. En este tramo me alcanzó Graham que había corrido la carrera el año pasado en 38:12 y este año se propuso correr 400km. Graham arrancó a correr el miércoles desde unos 16km más allá de la meta y corrió hasta la partida para entonces correr con nosotros de vuelta a la meta. Venía entero y se quedó corriendo conmigo por un largo rato hasta que coronamos la subida a Flattop Mountain donde compartimos una vista espectacular. Allí decidió para a descansar y fumarse un porro para poder gozar de la bajada que seguía. En eso nos alcanza Jessica y continuamos juntos la bajada donde luego nos pasaría Graham a tope.

Leg02_006Poco después que nos pasa Graham me alcanza Luis Carlos que también venía reventando el cuero en la bajada. Ya se hacía de noche y LC parecía tener apuro por llegar a Calcite. Cuando llegué a Calcite me senté cómodamente a dejar que me atendieran cómo a un rey. Me dieron sopa caliente, quesadillas, y una copia de hojaldras que estaba buenísima. Ya relleno de Carbo Pro, la bebida que había estado consumiendo desde que se me acabó lo que tenía en mis botellas, seguí mi camino hacia el Río Pasayten que tendría que cruzar con una cuerda en la noche. Paré a orinar y me alcanza un Inglés que no paraba de hablar. De repente le suena el iphone que llevaba en el bolsillo y me dice que nos pasamos un giro y teníamos que regresar: ¡no mames güey! Cómo 500 metros hacia atrás vimos el giro y algún gracioso se había llevado los reflectores que hasta ahora habían hecho fácil identificar los cambios de dirección en la ruta.

El cruce del Río Pasayten de noche fue fácil, más fácil de lo que pensé que sería. Lástima que no dejé mis zapatillas en Pasyten porque pensé que esa estación estaba antes del cruce y no después. Me perdí de comerme unos grandes hot dogs porque no quería hacer una parada aquí cuando ya tenía planeado hacer la parada en la próxima estación que estaba a unos tres kilómetros más adelante. Si repito esta carrera aquí será donde haga mi cambio de zapatillas. La otra opción es que haga cómo Tao y cruce el río descalzo con las zapatillas en la mano. En Bonnevier me encontré a Luis Carlos pasando por su ritual de cambio de zapatillas, incluyendo una nueva engrasada después de una limpieza profunda. Aquí LC partió poco después que yo llegara pero creo que le tocó algún bajón porque pronto me lo alcancé en la subida y no lo volví a ver hasta que el llegó a Heather donde yo estaba sentado tratando de tomarme una sopa caliente en medio de un frío invernal.

La llegada a Heather que estaba arriba de una montaña me pareció interminable. Había una neblina que limitaba la visión a unos cuantos metros y sentía que ya necesitaba comer. Pero cómo pensaba que pronto llegaría la estación me reusé a comerme otro gel porque ya estaba cansado de tanta azúcar y quería comer algo sólido. Así me pasé otra hora más, apagándome poco a poco por falta de energía, al punto que muchos que había dejado muy atrás de repente me estaban alcanzando y ya podía ver sus linternas atrás de mi. Al llegar a Heather estaba soplando un viento gélido y en la estación los voluntarios me forraron en mantas térmicas, las de metal reflectivo, pero no sirvieron de mucho porque casi inmediatamente comencé a temblar de frío. No me pude comer más que una de dos quesadillas que me habían dado. Dejé la sopa caliente que tanto anhelaba tomarme, me vestí con mi chaqueta impermeable, me puse mis guantes con dificultad y salí al descenso antes que me diera una hipotermia. LC había llegado a la estación cuando estaba yo comiendo e hizo su transición muy rápido. Pronto me alcanzó y me dejó atrás una vez más.

Estaba avanzando lento por falta de energía y necesitaba comer. Tuve que recurrir a los geles para volver a reactivar mi metabolismo. Por suerte pronto saldría el sol. Al rato llegué a un sitio donde la ruta se confundía y la neblina no ayudaba a encontrar la próxima marca. Parece que LC logró verme y cómo él ya había encontrado la solución a la ruta me pegó un grito y me orientó por la ruta correcta. De ese punto en adelante seguimos juntos. Jessica también me había pasado y quedamos los tres marchando en concierto. Al poco rato nos encontramos a unos jóvenes que habían estado descansando. Ibamos camino a Nicomen Lake. La subida de Bonnevier a Heather fue de 19 kilómetros y ahora venía una bajada de 14 kilómetros que incluía 900 metros de ascenso entre los 2,212 metros que íbamos a descender. Esta bajada me pareció interminable. Cuando llegamos a Nicomen el olor a bacon fue indescriptible. ¡Qué delicia! Era una estación menor y nos tocó lo último del tocino, pero que cosa más sabrosa que fueron esos trocitos que me comí. Había poca variedad de alimentos ya que el personal de apoyo había tenido que llegar caminando a este puesto donde lo principal era abastecernos con agua que habían filtrado del lago.

Al salir de Nicomen encontramos un sendero de bajada muy gradual, amplio y fácil de correr. Decidí que este era el monto de hacer paja con la luz del sol. Aproveché para correr con velocidad por los próximos 18km. Estaba corriendo a tope haciendo uso de la energía que había conservado hasta ahora. El sendero por el cual corría estaba muy limpio y me permitía avanzar con facilidad. Hasta este punto la mayoría del sendero estaba más del lado técnico y no permitía avanzar tan rápido. Me fui alcanzando a persona que me habían dejado atrás hacía mucho rato. Cuando finalmente llegué a la estación de Cayuse Flats creo que me había pasado al menos a 8 corredores. Fue tan bueno el envío que hice en este tramó que volví a quedar par con el plan de carrera para las 46 horas. Al llegar a la estación un joven me preguntó que cómo podía ayudarme: ¡Cerveza! Bien mandado fue y me trajó una cerveza que me cayó a pelo, justamente lo que anhelaba en ese momento. Me atendieron como rey en esa estación y casi todos los que me había alcanzado me dejaron atrás mientras gozaba de mi elixir. Cero estrés, ya me sentía invencible.

De Cayuse Flats a Cascades está supuesto a ser plano. No había nada plano en ese tramo de sendero que parecía una gráfica de la bolsa de valores. Pero ya había visto minuciosamente el perfil de elevación y sabía que esto venía. Lo tomé con calma, era un tramo de 8km ondulante que iba paralelo a la calle. En Cascades me alcanzó El Rets que venía reventando su carrera de 70 millas. Me contó que se había alcanzado a LC en Cayuse Flats y lo había dejado atrás, al igual que me dejaría atrás en ese momento. Aquí decidí comerme unos pepinos que venía cargando desde el principio de la carrera y tomarme el jugo de pepino que había en el envase. Esto le causó mucha gracia a los espectadores porque estaba algo complicado sacar los pepinillos del frasco en que los llevaba. Al final me prestaron unos cubiertos plásticos que fueron muy útiles para resolver el problema. El sol hoy brillaba con fuerza pero la temperatura estaba muy agradable. Había estado caliente la semana antes de la carrera pero entro un frente con lluvias y nubes y enfrío todo así que ahora el clima estaba excelente. De Cascades a Sumallo Grove tenía que correr unos 3km por calle y me pareció una eternidad. Ya para este momento había llegado a la convicción que los kilómetros en Canadá son mucho, mucho más largos que en el resto del mundo.

Lo único que estaba manteniendo mi cordura era la tabla de pasos que llevaba conmigo y lo único que me servía era el tiempo que transcurriría antes de llegar a la próxima estación. Nunca encontré relación con la distancia, cómo si me hablaran en una escala completamente ajena. Ya estaba sintiendo los efectos del sueño y su ausencia: mi sistema óptico estaba comenzando a ver caras por todos lados, especialmente en el piso. A veces en la periferia visual imaginaba escenas que desaparecían cuando las miraba de frente. Sumallo Grove tenía unos árboles inmensos cómo la secuoya roja de California. Pasé rápidamente por esa estación y tomé poca agua porque pensé que pronto llegaría a la próxima estación.

El tramo hacia Shawatum era de 16km e iba a lo largo del Río Skagit, un tramo muy hermoso y bastante plano, lo más plano que encontraría en toda la carrera. No tengo idea qué me llevo a pensar que llegaría rápido a Shawatum, la tabla que llevaba decía que iba a tomar 3:46. No llevaba agua para tanto tiempo, el sueño debe haber opacado mi buen juicio. Traté de echarme a dormir pero no supe cómo activar la alarma de mi reloj y no quería quedarme dormido porque no me iba a despertar más nunca. Seguí corriendo y disfrutando de la belleza natural que me rodeaba. Deseaba haber tenido un kayak para flotar río abajo ya que el agua iba en la misma dirección en que yo corría pero a mí no me ayudaba la gravedad. Después de algunos kilómetros encontré una parte del camino expuesta al sol que se veía muy cómoda. Decidí echarme a dormir en el camino, perpendicular al mismo para que tuviesen que pasarme por encima los corredores. El pequeño descanso funcionó algo y al rato escuché los pasos de alguien y me levanté. Era un corredor de 70 millas.

Hasta ahora mi carrera ha ido sin percances y estoy corriendo bastante bien. Este tramo paralelo al Río Skagit me permite correr bien sobre una buena superficie sin mucho obstáculo. El problema que cada vez se hace más evidente es que me voy a quedar sin agua porque ya me queda menos de un tercio de botella y estoy lejos de la Shawatum. ¡Qué pendejada! He cometido un error táctico al no llenar todas mis tres botellas de agua por sueño, o pereza mental. Leí mal mi tabla en la cual había una referencia a un puente, 26 Mile Bridge y decía tres kilómetros y esos ya pasaron hace mucho tiempo. Ahora voy a tener que bajar mi ritmo porque la sed me está matando y se me seca la garganta. De repente el camino hace un leve giro a la izquierda y nos alejamos del río. He llegado a una recta que parece interminable y voy en un muy leve ascenso. El camino está perfecto para ir rápido pero ya no puedo correr y me están alcanzando otros corredores. Creo que la mayoría son de 70 millas. En eso vuelve a alcanzarme Graham y su pacer. Le pedí agua y me dio unos sorbos. Ya con eso logré mojarme la garganta y apuró nuevamente el paso. Eventualmente llego a Shawatum con algo de ventaja contra el tiempo que tengo proyectado en mi tabla.

Por ahora la llegada a Heather que parecía interminable (sin comer) y este tramo a Shawatum (con sed) han sido mis dos tramos difíciles, cada uno por razones diferentes. Estoy corriendo una buena carrera, tengo el ánimo arriba, la musculatura intacta y ningún problema gastro-intestinal ha sacado su cara. He estado bebiendo Carbo Pro que es lo que me dan en las estaciones. No sabe a nada y no pareciera tener azúcares pero de alguna forma me está manteniendo. He estado echando tabletas de electrolíticos al agua para darle sabor y mantener mi PH balanceado, además de pastillas de sal, y aguacates y papas con sal. Llevé un barranco de comida y la he estado dejando en las mismas bolsas de abastos que envié a las estaciones. Solamente he recogido los gels que había en las bolsas, pero no me he comido ni un paquete de maní, unas cuantas Ricolas (que por cierto su envoltura es un desastre, la próxima me quedo con las Jolly Rancher) y Jelly Beans. He mantenido mi alimentación con lo que me dan en las estaciones y la he suplementado con mis geles y las gomas de Power Bar. En Shawatum ya llevo 144km y esta carrera parece que está a tiro de piedra: 48km para terminar.

El tramo a Skyline es ondulante y según mi tabla debe tomarme algo más de tres horas para recorrer 14km. He llegado a la sección de los mosquitos. Los mosquitos me están atacando por todos lados y no puedo dejar de correr. Mientras corro voy matando mosquitos que se me pegan al cuello, los brazos, la cara, las manos, las piernas. Los oídos me zumban: ziiiii-ziiii. El sendero ya no es una línea recta y comienza a contorsionarse en todas direcciones — para arriba, abajo, derecha e izquierda. Hay mucha vegetación y ya está cayendo la noche. Mi lámpara está en Skyline así que saco mi linterna de mano para que me guíe por este tramo. ¡Qué complicación! En una mano tengo mi botella de agua y en la otra tengo mi linterna de mano. ¿Cómo voy a matar los mosquitos? Ahora sí que comienzo a alucinar y me siento que he entrado en un laberinto. Estoy seguro que estoy atrapado en un bucle sin fin. ¡Qué barbaridad! ¿Cómo voy a salir de este lugar lleno de mosquitos? Sube, baja, derecha, izquierda, corre, corre, mata mosquitos, y corre, y corre y alucino. Veo toda clase de caras a los lados del camino, y en el piso, pero cada vez que fijo la mirada en lo que pienso que es una cara, o un animal, mi percepción cambia y se vuelve otro objeto. Me siento cómo Alicia en el País de Las Maravillas y el Gato Risueño me está jodiendo la paciencia. ¡Pronto me voy a encontrar al Gusano fumando opio! En algún momento llego a Skyline.

Hasta este punto he ejecutado mi plan de carrera con bastante precisión y todo va siguiendo el guión. En Skyline llevamos 158km y he estado corriendo por casi 36 horas. Ahora solamente me falta gatear otros 34km por encima de un cerro a través de la segunda noche y termino esta vaina. Nada más. La última loma es todo lo que me separa de la meta. Recojo me segunda linterna, me relleno de geles y descargo todo lo que presiento que ya no voy a necesitar, cómo mi botiquín ultra-liviano, un pocotón de jelly beans y comida dulce, me tomo una sopa caliente y de regreso al ruedo.

Tal cómo decía la guía: viene la loma. Tengo que ascender 1,250 metros en 12 kilómetros y luego bajar un poco a Camp Mowich, la próxima estación. Perdí mi tabla en Skyline y ya no me acuerdo cuanto tiempo me va a tomar esta subida. Pero voy subiendo, y subo, y subo, y sigo subiendo. ¡Qué sueño que tengo! La primera parte de la subida está bastante empinada y me alcanza Bogie que me ve parado descansando y trata de animarme. Nos vamos juntos hablando huevadas. El camino no para de subir y yo quiero dormir, pero tengo que seguir subiendo. Ahora estoy subiendo un zig-zag interminable, zig a la derecha, zag a la izquierda, zig a la derecha, zag a la izquierda. ¿Bogie, tu escuchas el generador? Bogie no escucha el generador. ¡Wow, ahora alucino sonidos! Me imagino que estoy llegando a la estación porque a veces escucho más claro el generador pero al girar otro andén más me alejo del ruído. Pero más nadie lo escucha y ya le he preguntado a varios que me he pasado. Salgo corriendo loma arriba pero me da mucho sueño y vuelvo y me acuesto en medio camino hasta que me alcanza Bogie y me vuelvo a parar.

Me impresiona lo parecido que es cada pendiente. Quien sea que ha cortado este camino tiene que haber sido un ingeniero porque el plano inclinado que vamos subiendo está fijado cerca del 10% de inclinación, pero nunca parece acabar. Cada vez que doy un giro tengo otro plano inclinado idéntico al anterior, y el generador sigue en el mismo lugar pero no logro acercarme más. El tiempo transcurre en cámara lenta, un andén, otro andén y sigo subiendo. Tengo fuerzas, estoy alimentándome bien y manteniendo mi hidratación a punto, pero tengo mucho sueño. Ahora he dejado atrás el país de las maravillas y estoy subiendo la escalera de Jacob. Estoy atrapado en un cuento bíblico esta vez ascendiendo hacia el cielo. ¿Cuando voy a llegar a Camp Mowich? Estoy seguro que Heather, la que diseño esta carrera es una sádica. Esta serie de planos inclinados son una tortura mental de noche y no puedo ver cuanto me estoy acercando a la cima, solamente veo que hay otro zig-zag más arriba y las luces de los que he dejado atrás se van quedando abajo. Cada vez que doy una vuelta veo más reflectores arriba y sigo escuchando el generador.

Después de un par de horas subiendo presiento que estamos llegando a un cambio de pendiente pero no veo más marcas y tengo dudas si estoy en el camino correcto y me regreso. Eventualmente me encuentro a Bogie de frente y me pregunta ¿qué estoy haciendo? Le digo que hace rato no veo marcas y voy a revisar. El sigue de largo y yo regreso hasta encontrar una marca. Me doy media vuelta y ahora corro con más fuerza porque sigo en el camino correcto y ya debo estar cerca de la estación de Camp Mowich. Pronto me alcanzo a Bogie y ya tenemos más marcadores y comenzamos a bajar. Bogie se queda atrás porque ya tiene las rodillas lastimadas pero yo estoy habilitado para reventar el descenso. Bajo, y bajo y sigo bajando pero no llego a Camp Mowich. Ahora vuelvo a subir y subir. De repente escucho una explosión cómo si lanzaran una bengala. ¡Ahora sí estoy cerca de la próxima estación. Ya puedo escuchar las voces. He llegado a Camp Mowich y solamente hay dos atendiendo esta pequeña estación. Relleno un poco de agua, hablo brevemente con los voluntarios y sigo hacia Sky Junction que está a 8km. Ahora solamente me falta correr un medio maratón y termina esta aventura.

Salgo a buscar Sky Junction con nuevas fuerzas pero la efervescencia mental dura poco. Nuevamente el sueño me va apretando la cabeza en una prensa y necesito hacer uso de mucha voluntad para seguir corriendo. Ahora el camino es ondulante y estamos cómo sobre unas praderas de altura. Veo marcas en la distancia que parecen flotar en la altura y la distancia. Mi campo visual esta limitado al alcance de mi luz pero los reflectores los puedo ver a cientos de metros delante mío. Es curioso pero avanzo cómo por cuadros de una película de 35mm. Estoy aquí y luego estoy allá. Creo que me estoy durmiendo en micro-siestas y no me doy cuenta de lo que sucede entre mis momentos de consciencia. Por suerte no puedo pasar mucho más allá del piso en esta sección porque no quisiera rodar montaña abajo si en algún momento el cerebro me apaga las luces del todo. Ya llevo más de 40 horas corriendo y estoy pasando por una experiencia nueva, jamás había corrido tan lejos, ni por tanto tiempo. ¡Wow!

Eventualmente llego a Sky Junction y Peter, el sub-director de carrera también está aquí. Increíble, este tipo está en todos lados, esta es la tercera vez que lo veo en la carrera. En la madrugada estaba en Heather y ahora está acá arriba. Hablamos sobre Jose y Tao y me dice que van muy bien. Jose paso cómo a las 11:30pm y Tao cómo a la 1:30am. Para mí son cerca de las 5am. Pregunto por Luis Carlos y solamente me puede decir que aún sigue en la pelea. Ya tengo esta carrera en el bolsillo. En la conversación Peter me pregunta por las bebidas de Panamá y yo le pregunto si le gusta el ron. Cuando me dice que sí le digo que meta la mano en el bolsillo superior de mi mochila y saque una muestra de Ron Abuelo. ¡Se le iluminó la cara cuando probó nuestro ron! Yo le pedí un sorbito y quedé prendido también. Les di las gracias por la atención después de comerme algo caliente y recibir la buena atención de todos los voluntarios que habían trepado y muleado todo lo que había en esa remota estación en medio de la nada. Ya me quedaban unas cinco horas para recorrer 13km, podía arrastrarme esa distancia si era necesario, pero estaba entero (el sueño era mi única preocupación).

Media hora más tarde creo que todavía estaba a unos 500 metros de Sky Junction y no tenía idea cómo había llegado a ese lugar. Iba en modo zombie. Me acosté en el piso y casi me duermo. ¡No, no y nó! Me volví a parar y salí a balazo. Hasta que salió el sol, por la próxima hora parecía un yo-yo: el sueño me dominaba y quedaba deambulando, hacía una recarga mental, un «rebut», y arrancaba a correr hasta que volvía a apagarme. Cuando salió el sol me habían alcanzado otro corredor y ya el intercambio verbal me estaba ayudando a mantenerme andando. Pronto llegaríamos al penúltimo descenso. Ambos sabíamos que teníamos que bajar un poco, volver a subir, y luego venía la bajada definitiva. Atrás de nosotros venía un tropel. Cómo 6 llegamos juntos a la última bajada, incluyendo a Graham y su pacer que pararon a fumarse su último tuquito antes de la bajada final. Aquí abrí máquina y bajé con todo lo que me quedaba. Ahora estaba viendo a Fuerzas Imperiales de Star Wars a ambos lados del camino, creo que también vi a Boba Fett por ahí.

Eventualmente la bajada rocosa y técnica se volvió una serie de andenes de pendiente razonable, sin piedras y muy corrible, cómo el tramo de Nicomen a Cayuse. Aproveche para correr a todo lo que daba mi cuerpo a estas alturas. Eventualmente el dolor de los pies me fue matando la velocidad, ya tenía unas uñas del pie derecho, lo que había podido crecer desde Massanutten, levantadas en una sola vejiga de agua, y la planta del pie izquierdo me hacía ver estrellas cada vez que hacía contacto con el piso. No sabía cuanto quedaba por recorrer pera ya era imposible que no llegara antes de las 46 horas. Poco a poco fui cambiando a caminar y correr, hasta que me alcanzó Graham y su pacer me dijo que solamente eran unos tres kilómetros y llegábamos. Graham se veía cómo un robot. Yo seguí en mi trote y cada vez que el dolor se hacía muy intenso le daba un pequeño descanso a los pies. Eventualmente llegué al lago y creo que ahora sí era cierto que me quedaban un par de kilómetros para llegar a la meta. ¡Esta carrera estaba terminada! Ya podía ver la meta al otro lado del lago que tenía que rodear. Eventualmente salí de entre los pinos y quedé con la meta al frente, 500 metros y terminaba. Prendí los quemadores y hice un último jalón hasta la meta. En cuanto crucé la meta, Rich, un Hasher que había corrido en 34 horas y pico, me puso una cerveza en la mano. ¡Ja, Dios los hace y ellos se juntan!

Después de tomarme mi cerveza y conversar con los que estaban cerca me fui al laboratorio de UBC (Universidad de Columbia Británica) a terminar un estudio que había iniciado antes de la carrera en el que estaban comparando una serie de puntos con todos los voluntarios que se ofrecieran: una prueba cognitiva, elasticidad arterial, fuerza en las manos y una prueba de salto alto. Caminando al laboratorio cruzó la meta Luis Carlos. Hice mis pruebas, regresé a comerme una hamburguesa y tomarme algo (ya se había acabado la cerveza). Pronto le entró el arrebato a mi amigo LC porque teníamos que salir del hotel. Carlitos, Jose y Tao habían dormido y estaban bañados y bien vestidos. Esperamos la entrega de las hebillas, el anuncio de los ganadores y salimos en nuestro peregrinaje de regreso a Vancouver y luego Panamá. ¡Que experiencia tan fantástica!