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Primer Maratón de El Valle

Listos para la partida
Listos para la partida

Sobreviví al primer maratón de montaña de El Valle. Aún cuando sabía claramente en lo que me estaba metiendo por que yo había diseñado parte de la ruta de la carrera, correr 42 kilómetros por los senderos de El Valle resultó agotador. Hacía tiempo no sentía mis piernas tan acabadas durante una carrera. Curiosamente, por que caminé gran parte de la subida de vuelta a El Valle, mi cuerpo salió casi ileso del evento: no tenía ampollas, no estaba sollado por ningún lado, y las tetillas estaban en perfecto estado a pesar que se me pasó ponerles un bendaje. Lo mejor del evento fue compartir los senderos con tantos corredores, tantos amigos.

Conocía a 15 de los 20 que corrieron el maratón completo, y al menos a 25 de los 55 que corrieron los 21 km. de la media maratón. Realmente éramos un gran grupo de amigos disfrutando una carrera por las montañas. Lástima que la primera loma nos separó a todos. A menos de un par de kilómetros de la partida había que ascender las faldas del Cerro Cariguana para salir de la olla que forma el borde del cráter de El Valle. Jamás logré ver a los punteros de la carrera. En cuanto sonó la partida estos salieron como gacelas para no volver a aparecer más nunca. Solamente logré volver a ver a los líderes del maratón cuando venían de regreso a El Valle después de hacer su giro al final de la bajada.

El recorrido de la carrera era como una letra «q» – un circuito de 21 kms. hacía el círculo de la «q» y una bajada de 10 1/2 kms. hacía el palito de la «q» (con su respectiva subida de regreso). Mi plan para la carrera era muy sencillo: correr las bajadas y las partes planas, caminar las subidas. No contaba con que después de un rato, cuando ya llevaba unos 35 kilómetros, hasta las bajadas iba a tener que caminar. Para los últimos 5 kilómetros ya no tenía gasolina en los muslos para más nada. Aún así, este maratón resultó mucho más agradable que el último maratón de la ciudad de Panamá. En ese maratón estaba haciendo un gran esfuerzo y los últimos kilómetros fueron una agonía. En este maratón iba de paseo, literalmente tomando fotos.

Por Irving Bennett

Siempre listo.

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