Camino Real 2008

Ayer regresamos de nuestro recorrido por El Camino Real de Nombre de Dios a Boquerón Arriba. Jordi y yo estábamos acompañando a Jesus Luna (jefe de campamento) y a Andrés Ciudad (sub-director) de La Ruta Quetzal 2008. Nos acompañó el legendario Luis Puleio, especialista de supervivencia en la selva de las antiguas Fuerzas de Defensa de Panamá. Además venían Yaser y Juan Carlos de SINAPROC. Hicimos nuestro recorrido habitual del Camino Real desde el punto hasta donde llega el auto por el lado de Nombre de Dios hasta Boquerón arriba.

Después de 18 años de estar haciendo este recorrido, no me sorprende mucho de lo que pueda encontrarme en el camino. Pero esta vez vi algo que nunca pensé que se daría en esta ruta. Un tractor había entrado por el río Nombre de Dios casi hasta Brazo de Cedro, acomodando la cama del río para poder entrar en un buen 4×4 hasta una finca que está como 5 kilómetros río arriba. Lo peor de esta destrucción indiscriminada es que había acomodado los bancos de los ríos para hacer posible el fácil tránsito, destruyendo playones y pozas que eran de los lugares más atractivos del río Nombre de Dios. Encima de esto, todavía vimos más tala y quema de bosque, también cerca de Brazo de Cedro. ¡Este tractor ha destruído propiedad pública sin reparo alguno!

También, por primera vez pude ver rastros de uso reciente de la ruta exacta que hemos usado por muchos años. El grupo que nos precedió siguió fielmente el camino marcado por nuestras cintas en el tramo de Nombre de Dios al nacimiento del Boquerón. Pero, aparte de los cortes necesarios para atravesar el bosque, el grupo que hizo el recorrido antes que nosotros no dejó ningún rastro de desperdicios desagradables. No vimos nada de basura en el camino. Me ahorraron bastante trabajo por que ya habían cortado la mayoría de los escombros creados por caídas recientes de árboles a través del camino. Como nos habían quitado todas las paradas típicas que hacemos en el río Nombre de Dios, llegamos a la línea del tren en poco tiempo, casi sin parar. Este tren de marcha revento a Yaser, de SINAPROC, que estaba totalmente fuera de su ambiente y cargando una mochila demasiado pesada para su acondicionamiento físico.

Me encantó ver a Luis Puleio desenvolverse en su ambiente. LLevaba la mochila más pequeña del grupo, pero iba totalmente autosuficiente, cargando todo lo que necesitaría para nuestra travesía. En contraste, entre Jordi y yo cargábamos hasta el fregador de la casa. Pero aún asi cargábamos mucho menos que Yaser y Juan Carlos, que llevaban su teléfono satelital, gps, cuerdas de rescate, hamaca de selva y tolda, y sabe Dios que otra plétora de equipo redundante. Al final el peso de su mochila sería demasiado para Yaser en este recorrido. Luis Puleio iba silbando y tarareando feliz de estar en el bosque, fácilmente duplicando la edad de los miembros de SINAPROC. Y Luis no solamente venía bien equipado, también tenía el acondicionamiento físico y mental para disfrutar de este recorrido.

Andrés Ciudad también venía algo cansado por el terreno que recorrimos, especialmente por la trepada a los rieles del tren. Pero Andrés cargaba una mochila bastante pequeña también, y zapatillas de correr. Esto le permitió mantener su integridad todo el camino. Andrés es arqueólogo, pero nos dejo saber que no todos los de su rama se comparan con Indiana Jones, quien colocó la barra muy alta para el resto de su profesión. Por suerte los dos días de camino nos tocaron sombreados y con algo de lluvia. Siempre nos pudimos mantener frescos y sin que el calor nos agobiara. LLegando al Río Diablo pudimos ver un derrumbe inmenso que se ve que represó el Boquerón por algún tiempo. Cuando ese bloqueo cedió tuvo que haber causado una tremenda cabeza de agua.

En un recodo donde siempre paramos a darnos una refrescada, uno monos cariblancos decidieron venir a ver el espectáculo de los hombres blancos en medio monte. Toda una tropa fue bajando tranquilamente, saltando de árbol en árbol, y transitando por sus ramas hasta llegar bastante cerca. Nunca vimos a ningún aullador, pero siempre nos dejaron saber que rondaban cerca. Los tucanes se pasaron compitiendo con los grillos y las ranas para ver quien hacía más ruído a lo largo del camino. Poco después Jordi vió algo que parecía un gran pez. Resultó que era una iguana que nos huía tratando de escaparnos bajo el agua. Luis no dejó que se le escapará y nos brindó un buen sujeto fotográfico. Andrés y Jesús aprovecharon la oportunidad para fotografiarse con la presa.

Cuando llegamos a Santa Librada ya Yaser venía tan mal que no nos quedó otra que decirle que tenían que llegar por su cuenta a Boquerón Arriba. Esperamos una hora a que nos alcanzaran: le había tomado 2:30 hacer el recorrido que a nosotros nos tomó hora y media. Como ya estábamos en el camino principal, sabíamos que ellos llegarían tarde pero seguros al encuentro con su vehículo. Además, después vimos que ya están arreglando el camino y que los carros pueden llegar mucho más cerca de Santa Librada.

Después de ver el estado de los dos extremos del Camino Real, es obvio que si no se protege por medio de alguna ley o proyecto especial, pronto este sendero perderá gran parte de su atractivo. Tenemos un sendero histórico, el primer sendero transístmico de América, y lo hemos estado dejando perderse en el abandono desde hace unos 150 años atrás, cuando el ferrocarril de Panamá le quito la ventaja y la fiebre del oro hizo atractivo el precio del cruce en tren a travéz del Istmo de Panamá. Ojalá despertaran las autoridades que están encargadas de salvaguardar nuestro patrimonio histórico y los recursos naturales. A pesar que este sendero está parcialmente dentro del Parque Nacional Chagres, no recibe ningún tipo de protección. El gobierno no ha contado con recursos para brindar ningún tipo de amparo a este importante sendero.