Confianza, Complacencia y Laxitud

Esta entrada tiene un título largo para decir que me descuidé. Ayer iba para Colón en moto para acampar con mis hermanos al lado del mar. Iba bien preparado para el campamento y para el viaje (en mi concepto). Al cruzar el peaje en la autopista Panamá — Colón noté que estaba pinchada mi rueda delantera. Creo que había rodado un buen rato pinchado sin haberlo notado.

Pagué mi peaje y en cuanto lo crucé me hice al costado de la autopista. Al tocar la llanta delantera esta estaba caliente. Definitivamente que había rodado bastante con la llanta pinchada y a 110 kilómetros por hora. Ni lo noté hasta que bajé la velocidad. Hace poco me pasó con llanta trasera. Cuando hice mi inventario mental encontré que me faltaba el tubo delantero en mi equipo de repuestos. Tenía el tubo trasero, compresor de aire, parches, Slime para el tubo, y las herramientas para sacar el tubo y repararlo.

De una vez puse la moto en el burro. Antes fue necesario quitar las maletas para poder levantarla. Cuando saqué el tubo, este estaba irreparable, totalmente reventado y no tenía otro tubo delantero. El tubo delantero se puede poner en la llanta trasera, pero el trasero no se puede usar en la llanta delantera. De ahí el título de esta entrada. Cuando pasa mucho tiempo sin que pase nada que no podamos resolver podemos caer en la complacencia y llegar a la laxitud. Cuando usé el tubo delantero de repuesto, hace buen rato, no lo reemplacé: laxitud.

Tengo las herramientas y el conocimiento para resolver una gran cantidad de problemas en un viaje en moto. Pero un pequeño descuido en el inventario de repuestos hace difícil resolver un problema que sería trivial con los repuestos correctos a mano. El asunto es que cuando nunca pasa nada por mucho tiempo uno se confía en que será la norma. La realidad dista de ser así, siempre hay que estar listo, preparado y entrenado para afrontar lo que venga porque los problemas van a llegar, tarde, o temprano.

El cuento es largo, pero, en resumen, pedí que me trajeran el tubo que me faltaba. Cuando llegó, instalé el tubo y regresé a casa. No fue exactamente así, pero, en resumen, eso fue todo. Es muy importante tener buenos amigos dispuestos a socorrernos cuando quedamos tirados a orillas de la carretera. Las buenas amistades y los contactos son tan importantes como las herramientas y saber cómo usarlas (tal vez hasta más importantes).

Nota: debí pedir dos tubos de repuesto.

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